La conmemoración del Día de la Independencia volvió a ser la ocasión para salir a las calles y expresar el rechazo a la gestión del presidente Alberto Fernández, tal como viene sucediendo desde 2020, primer año de su mandato. Este año, la diferencia es que una profunda crisis política sacude al Gobierno e inyecta más fervor al reclamo ciudadano.
Mientras las organizaciones de izquierda piqueteras se plantaron más temprano en el centro porteño para alzar la voz y pronunciarse, una vez más, contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FM), grupos de autoconvocados, a los que se sumaron sectores de la oposición, realizaron un banderazo en la Plaza de Mayo, con arengas en favor de la patria y de los valores republicanos, además de pedir la condena de la vicepresidenta Cristina Kirchner en las causas judiciales que la involucran.
En la vera norte del Obelisco, las pancartas e insignias de las organizaciones piqueteras se reemplazaron pasadas las 15.30 por banderas argentinas, cuando empezaron a asomar los ciudadanos autoconvocados al banderazo, cuya realización fue impulsada en las redes sociales y se extendió a distintas ciudades del interior.
Minutos antes de la hora de las 16, los manifestantes que llegaron al centro tras la difusión de los hashtag #9J, #Argentinazo y #hartos –entre otros–, entonaron las estrofas del Himno nacional y reclamaron en favor de una Justicia independiente.
“Vamos jueces, pongan huevo, basta de estos chorros”, claman, al son de las cacerolas, quienes ahora ocuparon 9 de Julio y Corrientes tras el retiro de los grupos piqueteros. Entre los que se acercaron se veía al actor y exdiputado nacional Luis Brandoni.
También Baby Etchecopar se acercó al Obelisco y se unió a un grupo de manifestantes que pedían una “Argentina sin Cristina”.
En el arco político opositor no hubo ninguna decisión orgánica de asistir al banderazo, sino expresiones individuales de algunos referentes del núcleo duro cercanos a la titular de Pro, Patricia Bullrich, como el diputado Waldo Wolff, quien anunció por Twitter que marcharía. “Como cada vez que salimos, este #9J estoy”, escribió.
En esta oportunidad, la exministra Bullrich no dio el presente porque se encuentra en el Reino Unido cursando estudios postdoctorales, pero alentó a sus seguidores a manifestarse. En un video difundido por las redes sociales, dijo: “En esta angustia que estamos viviendo, estas movilizaciones nos generan un momento en el que los argentinos nos encontramos alrededor de la república, la libertad, del verdadero sentido de nuestra independencia. Por eso, es que en este día quiero estar junto a todos los argentinos que en sus casas, con sus banderas, o en las calles, expresan ese sentimiento de nuestros padres fundadores”.
Brandoni llegó a la marcha alrededor de las 16.30 y pidió a los manifestantes que se trasladaran hacia la Plaza de Mayo, donde se encontraban los grupos piqueteros. “Cuando lleguemos se van a ir”, insistió. “Tenemos derecho a pasar. Le pido por favor que nos deje avanzar”, solicitó el actor a uno de los oficiales, y consiguió que los manifestantes pudieran seguir avanzando por Av. Roque Sáenz Peña en dirección a la plaza, escoltados por la Policía.
Al pie del Obelisco quedó Mónica Miracola, una abogada de 57 años que viajó desde Olavarría. Llevaba un piluso con parches blancos y celestes y alzaba un cartel con una imagen de Cristina Kirchner encarcelada, bajo el título “la mejor vacuna”.
“Necesitamos una Justicia que condene. Estamos esperanzados de que así lo haga”, dijo a este medio. Miracola considera que las medidas sanitarias que tomó el Gobierno para hacer frente a la pandemia fueron “tiranas y autoritarias”, y “no protegieron al pueblo”.
Unos metros antes de la Catedral se armó un cordón policial para desalentar el paso de los participantes del banderazo en El Obelisco y en Plaza de Mayo, pero muchos manifestantes avanzaron igual. “Avancen. Esto también es nuestro”, gritaban, mientras convocaban a los que quedaron al otro lado del cordón.
Con la llegada de las banderas argentinas a las inmediaciones de la Casa Rosada, comenzó a disgregarse el encuentro piquetero. Pese a que muchos de los participantes del cacerolazo celebran haber conquistado el terreno, en el Frente de Izquierda Unidad explican que se retiraban porque finalizó la jornada prevista. “Ya terminamos el acto”, aseguraron a LA NACION.
La marcha de la izquierda
Desde las 14, tanto en el Obelisco como en la intersección de 9 de Julio y Avenida de Mayo, avanzaron hacia la Casa Rosada y reclamaron que se anule el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Fuera, fuera, fuera Fondo, fuera!”, cantan en las columnas que se concentraron sobre Diagonal Norte, donde el tránsito está cortado y se alzan banderas del Movimiento Territorial de Liberación (MTL), Barrios de Pie, Libres del Sur y el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), entre otras organizaciones.
“Quienes hoy hicieron un acto en Tucumán con el Presidente, son los entregadores del acuerdo”, gritan, respecto del acto que encabezó este mediodía el jefe de Estado en la provincia del norte argentino. Y agregan, a coro: “¡Atención, atención, salimos a la calle, vamos por la anulación!”.
Unas cuadras más adelante, sobre Av. de Mayo, las banderas levantadas eran del Polo Obrero, el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y la Izquierda Socialista. Ellos caminarán a la casa de Gobierno por diagonal sur.
En el espacio Nuevo MAS, comandado por Manuela Castañeira y también presente, procuraron despegar el reclamo piquetero del banderazo que, se espera, tendrá lugar en las mismas coordenadas finales. “Lo de la izquierda es un hecho político nacional. Los banderazos son expresión política de los sectores de oposición que exigen ir a fondo con las medidas del FMI. No vemos ningún clima social que vaya para ese lado, al contrario”, advirtieron a LA NACION.
“Decían que este pacto iba a actuar como un cordón de seguridad para evitar la devaluación y el default del país, pero esto resultó ser totalmente falso. El acuerdo con el Fondo no va más”, afirmó Castañeira, y agregó: “Hay que anularlo inmediatamente y tomar medidas anticapitalistas que protejan el salario real de las y los trabajadores, que enfrenten la precarización laboral y que, por la vía de la estatización del comercio exterior y de la banca, permitan que se obtengan las divisas suficientes para frenar la corrida cambiaria y la devaluación”.
Las organizaciones miran con recelo el desembarco de Silvina Batakis a la cartera económica, y cuestionan el perfil de la nueva ministra. Tras el diálogo que la funcionaria argentina tuvo el miércoles por teléfono con la directora del FMI, Kristalina Georgieva, en el cual se ratificó el compromiso económico entre las partes, el legislador porteño Gabriel Solano, del Partido Obrero, disparó: “Batakis ya se definió por continuar los caminos de este acuerdo de ajuste, devaluación, caída de los salarios, pobreza y miseria social para el conjunto de la clase trabajadora del país”.
Tampoco están en sintonía con Cristina Kirchner, en particular, luego de que la vicepresidenta le pidiera a Alberto Fernández que echara del Gobierno al Movimiento Evita y Somos Barrios de Pie. “Cristina Fernández sale al rescate del acuerdo del propio Gobierno e incluso de las necesidades de la burguesía, poniéndose a la cabeza del ataque a las organizaciones sociales que luchan promoviendo la criminalización de la protesta”, indicó Solano en un comunicado.
En la misma línea que Solano, desde la columna armada sobre la avenida Corrientes, la dirigente social Silvia Saravia, referente nacional de Barrios de Pie Libres del Sur, dijo a LA NACION: “Cristina Kirchner dio por iniciada la campaña. Piensa más en cómo recuperarse de la crisis política que de la situación del país, lamentablemente. Estamos lejos de ver un cambio de rumbo”.
También disparó contra el exministro de Economía y su reemplazo. “Con sus declaraciones, la ministra Batakis reafirma la continuidad del programa de Martín Guzmán y deja aún más en evidencia que el problema de él era más político que económico”.
Eduardo Belliboni, el líder del Polo Obrero, también dio el presente en la marcha, y, en diálogo con este medio, alegó que “la renuncia de Guzmán y la asunción de Batakis es un cambio de correa, pero sigue el mismo perro”. Seguido, explicó: “Es la misma política de sumisión al FMI y el mismo ajuste que están aplicando desde que asumió el Gobierno y que es la continuidad del que empezó [el expresidente] Mauricio Macri”.
Belliboni adelantó que el jueves próximo volverán a Plaza de Mayo y a todas las plazas del país para “luchar por un salario mínimo que no puede estar por debajo de la línea de pobreza”.