Un informe elaborados por expertos de una cátedra de Nutrición de UBA indica que una Canasta Alimentaria Saludable para una familia de 4 personas cuesta no menos de $ 21.000. Es decir, solo en alimentación, un hogar debería gastar casi el equivalente a dos sueldos mínimos para seguir las recomendaciones profesionales.
Para llegar a ese valor, los técnicos hicieron un relevamiento de precios de casi 900 alimentos, en diferentes comercios de la Ciudad de Buenos Aires y partidos del primer cordón de la provincia de Buenos Aires, el sitio web del programa Precios Claros y los informes de IPC del Indec, durante el mes de abril y la última semana de marzo de 2019.
La medición incorpora un análisis adicional, basado en las versiones más económicas de los alimentos de buena calidad nutricional (es decir, hortalizas, frutas, lácteos, carnes, huevos y cereales integrales y legumbres). En esa condición, el valor de la misma Canasta es un 12% más económica: $ 18.500.
Si a ese valor se le agregan las versiones más económicas del resto de los alimentos (calidad intermedia y mínima) que integran la CSA, aprovechando por ejemplo diferentes ofertas y promociones o el listado del programa de Precios cuidados, el abaratamiento podría profundizarse hasta casi un 20%: o sea, $ 16.900.
“Desde hace cuatro años medimos el valor de la canasta y siempre está por encima de la canasta básica de alimentos”, afirma el licenciado en Nutrición Sergio Britos, uno de los encargados del estudio. Junto a sus colegas, considera que “es necesario avanzar en alguna reformulación (de Precios Cuidados) identificando y exhibiendo de manera destacada y con amplia difusión los alimentos que integren el segmento más saludable de la canasta de alimentos“.
“Hay 9 o 10 categorías de alimentos que en Nutrición calificamos más saludables: hortalizas, frutas, lácteos, carnes, huevos y cereales integrales y legumbres. Estos representan aproximadamente un cuarto (80 u 81 productos) del programa de Precios Cuidados“, destaca. Si se contabilizan los alimentos de calidad intermedia (como postres lácteos, carnes procesadas, panificados), este porcentaje alcanza un 47%.
La renovación del programa no trajo mayores cambios. Aunque Britos observa que hay una intencionalidad a la incorporación de legumbres y da cuenta de las dificultades de acordar precios en un mercado tan disperso, cree que todavía hay un largo camino por recorrer.
Héctor Polino, director de Consumidores Libres y experto en consumo suma su mirada respecto a otro programa: el de Precios Esenciales (que congela precios durante seis meses). “Es un conjunto de productos que no satisfacen las necesidades generales de la población, ya que no incluyen cerdo, pescado, pollo, ni verduras. En cuanto a la carne vacuna, existen tres cortes a precios accesibles, pero hay que ir a las bocas habilitadas por los frigoríficos de exportación, ubicados en la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires, o al Mercado Central. Es decir, están lejos de los barrios populares“, describe.
“De los 64 productos, hay 44 que favorecen la mala alimentación: harinas, arroz, fideos, galletitas dulces, polentas, mermeladas, polvo de cacao. Encima, muchos arrancaron con un sobreprecio de entre un 5% y un 30%, pensando en un dólar de $ 50 o $ 51″, detalla Polino. Además, puntualiza en el tema del desabastecimiento y los faltantes, en particular, el tema de la leche (uno de los pilares de la nutrición saludable).
Damián Di Pace, analista económico y director de Focus Market, aporta otra arista a la problemática. “Los Precios Cuidados -cuatrimestrales- y semestrales -semestrales-, que arrancan a nivel del mercado, o un poco más caros, al final del programa terminan siendo superofertas (20% o 30% más baratos que el precio de mercado)”. El especialista aclara que esto no implica necesariamente una ventaja para el consumidor: muchas veces, las empresas racionan su distribución y se producen desabastecimientos. “Cuando esa oferta queda vacante, las grandes cadenas ponen su propio producto”, añade Di Pace.
En este mismo sentido, Sandra González (presidenta de la Asociación de Defensa de los Consumidores y Usuarios de la Argentina) cuenta que es muy difícil encontrar sachets de La Martona: los supermercados la ofrecen, pero se acaban alrededor de las 2 horas. Algunos comercios reponen, otros no.
“Aunque muchos productos sí están, pueden ser difíciles de encontrar y la cartelería no ayuda. Además, tanto los Precios Esenciales como los Cuidados quedan por fuera de las promociones y los descuentos con tarjeta. Comprar se convierte así en una cuestión de ‘ingeniería’“, concluye.