Fue apenas la primera jornada de nueve en total. Pero alcanzó para dar una idea acabada de lo que vendrá: la acusación de la Fiscalía contra Cristina Kirchner en el juicio por corrupción en Vialidad cuando ella era presidenta abundará en contundencia y carecerá de piedad. “La corrupción se convirtió en un comportamiento habitual, en hechos gravísimos, una organización permanente”, sostuvo Diego Luciani.
Y para él, la jefa de esa organización -ilícita- fue la vicepresidenta, que debería ir a la cárcel por ello. Nada menos. Para probar su punto, el fiscal se valió este lunes hasta de la palabra del presidente Alberto Fernández, quien en su testimonio contó lo íntimos que eran Néstor Kirchner y Lázaro Báez, el primer beneficiado con la trama de negociados que, presuntamente, terminaron abultando las billeteras de Cristina y su familia.
Sin avisar, sacó a relucir mensajes de quien es, probablemente, el exfuncionario K más difícil de defender hasta para los kirchneristas más fanáticos: José López, el revoleador de bolsos llenos de millones de dólares. Luciani mostró mensajes cruzados entre López, el presidente de Austral Construcciones -la compañía de Báez- y el secretario privado de Cristina, Mariano Cabral, poco antes de que Cristina dejara la presidencia en 2015.
En uno, Báez le dice a López: “José, atendeme un minuto. Gracias. Es para coordinar con lo que me dijo la señora. Gracias!”. Lo que buscaban coordinar, según el fiscal, era no dejar rastros del esquema montado desde hacía 12 años antes de la asunción del gobierno macrista. “Plan limpiemos todo”, lo bautizó. Vale la pena recordar que Carlos Menem se bajó del balotaje y le entregó virtualmente la presidencia a Néstor Kirchner el 27 de abril de 2003.
Pocos días después, el 8 de mayo, Báez, que hasta el momento era un modesto empleado del Banco de Santa Cruz, creó Austral Construcciones. Esa empresa ganaría luego 51 licitaciones para obras viales, de las cuales 24 quedaron sin terminar: ante el advenimiento del macrismo, Báez cerró todo y echó a sus empleados, tras haberse asegurado primero de cobrar, vía López, De Vido y la propia Cristina. En 12 años, fueron 46.000 millones de pesos.
Algunos de esos pesos, convertidos a dólares, aparecieron en otro video inolvidable: el de los hijos de Báez contando pilas de billetes en La Rosadita, la cueva amiga de los K que funcionaba en Puerto Madero. Los vínculos entre Báez y los Kirchner fueron tan estrechos que para el fiscal Luciani directamente “Lázaro Báez era Néstor Kirchner, era Cristina Fernández”. De hecho, los caminos judiciales del empresario -ya condenado a 12 años por lavar 60 millones de dólares en La Ruta del Dinero K- y la vice se cruzan también en la causa Hotesur y Los Sauces.
En Hotesur, se investiga que Lázaro Báez rentaba habitaciones en hoteles del matrimonio Kirchner en la localidad de El Calafate pero nunca las ocupaba. Los Sauces, en tanto, era una inmobiliaria que alquiló el 86% de sus 29 propiedades a Lázaro Báez y a Cristóbal López. Los 4,6 millones de dólares en efectivo encontrados en la caja de seguridad de Florencia Kirchner saldrían de allí.
Pese a la movida judicial entre inédita e insólita que sobreseyó a Cristina antes del juicio, en Casación se podría ordenar reabrir el expediente. El 2 de diciembre de 2019 Cristina declaró ante el Tribunal que ahora la juzga durante cuatro horas sin aceptar preguntas. De su largo y por momentos furioso alegato, se recuerda su parafraseo a Fidel Castro: “La historia me absolvió y me absolverá”. Habrá que ver qué piensa al respecto la Justicia. Todo indica que la primera respuesta se conocerá antes de fin de año.