Juan Manzur está en el centro de la escena nacional. El gobernador de Tucumán se reunió con el presidente Alberto Fernández en la Quinta de Olivos, luego de que toda el ala kirchnerista del Gabinete le puso la renuncia a disposición, y su nombre comenzó a tomar fuerza para ocupar unas de las sillas calientes que podrían quedar vacantes, el Ministerio del Interior o la Jefatura de Gabinete.
El mandatario tucumano ya estaba en boca de todos cuando la vicepresidenta Cristina Kirchner reveló a través de una carta pública que le propuso al titular del Ejecutivo nacional designar como Jefe de Gabinete a su exministro de Salud en lugar del cuestionado Santiago Cafiero. Ahora bien, cabe preguntarse: ¿No se tratará de un ofrecimiento que esconde una velada venganza contra el mandatario tucumano disfrazada de un supuesto premio?
La realidad es que la actual vicepresidenta que es conocida por su rencor a prueba de olvido, jamás pudo perdonar el hecho de que, luego de que Mauricio Macri llegara al poder, Juan Manzur dijera que Cristina Kirchner ya había cumplido su ciclo en la política. Es por ello que ahora estaría pensando en la posibilidad de matar dos pájaros de un solo tiro: vengarse de Alberto Fernández y del propio gobernador de Tucumán.
Para ello, el primer paso fue vaciar de poder al presidente instigando la renuncia de aquellos funcionarios que integran el Gabinete, al tiempo que postuló a Juan Manzur como reemplazante de Santiago Cafiero para sucederlo en el cargo de Jefe de Gabinete. La excusa sería la buena sintonía que el gobernador tucumano mantiene con la totalidad de la dirigencia política dentro del peronismo.
La realidad es que a lo que apuntaría Cristina Kirchner es a posicionar a Osvaldo Jaldo como reemplazante de Manzur en el caso de que éste aceptara el cargo de Jefe de Gabinete. De esta forma, el titular de la legislatura vería su camino allanado de cara al 2023. Es decir, lo que no pudo por medio de las urnas, lo conseguiría por medio de un capricho de Cristina Kirchner. Esto, a pesar de que el gobernador se impuso claramente el domingo en la interna peronista.
Luego de que el mandatario tucumano sobrevivió a una feroz interna a nivel provincial, se impuso ante el levantamiento de su vicegobernador Osvaldo Jaldo, puso a Rossana Chahla y Pablo Yedlin al frente de la boleta del Frente de Todos y le otorgó una de las pocas victorias al oficialismo, que fue ampliamente derrotado a nivel nacional. De esta manera, fue uno de los pocos que pudo sonreír y salir airoso de un domingo negro.
Entonces, visto y considerando que se trata de una zanahoria para nada apetitosa para las aspiraciones de poder de Manzur, el gobernador llegó a la conclusión de que aceptar esta propuesta significaría el fin de su propia carrera política. En ese marco, y mientras se caía a pedazos la alianza gobernante, Manzur entraba a la Quinta de Olivos tras su triunfo electoral y tras ser uno de los primeros en respaldar públicamente al golpeado Jefe de Estado.
Cuando se debatía si se sumaba o no al Gabinete y se lo anotaba en las filas del albertismo nonato, veía la luz la carta de CFK, detallando aquel pedido. Manzur seguía en Olivos cuando afuera tomaban cada vez más fuerza las versiones de que Alberto le ofreció un lugar en el Gabinete y que, según dijeron, rechazó. Entre los motivos del “No” al Presidente de uno de los primeros albertistas del país, está uno más que claro.
Y es que el gobernador le indicó al presidente que no podía dejar la provincia en manos de Jaldo, que desafió su conducción y liderazgo, y a quien venció por unos 100.000 votos días atrás. El vicegobernador se proclamó el conductor de la primera fuerza opositora, y la salida de Manzur lo situaría de forma inmediata en el sillón de Lucas Córdoba y al frente del Gabinete contra el que bramó sin miramientos, pidiendo renuncias inclusive.
Pero atención: si antes Manzur no podía instalarse en Buenos Aires para no dejar la gobernación tucumana en manos de Jaldo, la palabra de Cristina podría ser ordenadora e incuestionable: un paso en falso del hoy presidente del Poder Legislativo lo dejaría muy expuesto y echaría por tierra su autoproclamada pertenencia K y ambiciones hacia 2023. “La Jefa” dejó en claro que Manzur es propio e idóneo, y que lo quiere en la primera plana, al frente del Frente de Todos.
Si Alberto confirma a Manzur como Jefe de Gabinete, podrían acusarlo de haber cedido ante el pedido de la vicepresidenta, pero también podría comenzar a cerrar las heridas profundas de la coalición gobernante derrotada, que tiene una prueba de fuego en noviembre y dos años de gobierno por delante. Desde la Legislatura tucumana se rumorea que Jaldo está listo para mudarse a 25 de Mayo y San Martín.
Mientras que algunos manzuristas deslizaron que al gobernador “lo necesitamos en la Provincia”. Alberto lo citó, Cristina lo postuló. Manzur da un paso al frente en la explosiva interna del Frente de Todos, tras salir triunfante de la interna comarcana. En Buenos Aires lo esperan. Pero todo indica que el gobernador no se comerá el amague con tal de impedir que Jaldo obtenga por el dedo de Cristina lo que no pudo por medio del veredicto popular.