Tucumán atraviesa un contexto de alto riesgo por el brote de dengue que inició hace unas semanas. Las altas temperaturas y la proliferación de los criaderos de Aedes Aegypti constituyeron un combo explosivo para que la enfermedad se expanda a pasos acelerados.
Ya hay 3510 casos confirmados y 90 pacientes que debieron ser internados porque presentaron signos alarmantes.
La “fiebre quebrantahuesos”, cómo se la conoce popularmente a esta enfermedad, está afectando a numerosos barrios de Capital y el interior de la provincia. En los últimos siete días los casos se duplicaron y los operativos de bloqueo y fumigación son incesantes.
De acuerdo al último informe del Ministerio de Salud provincial, la circulación de dengue ya alcanza niveles significativamente superiores a los registrados en la temporada récord de 2020. En ese año, en esta misma semana epidemiológica, había solo 232 casos.
Según las estimaciones de los expertos, los casos seguirán en aumento ya que se prevé que la epidemia se mantenga hasta junio, una vez que lleguen las bajas temperaturas del invierno.
En las últimas semanas han crecido las consultas de los pacientes, tanto en el sistema de salud público como en el privado, debido a cuadros febriles y síntomas propios del dengue, como dolores musculares y de cabeza, además de náuseas, vómitos y dolor abdominal, entre otros.
En comparación con el resto del país, Tucumán sigue siendo la provincia con más casos cada 100.000 habitantes. En la capital y en Lules -los departamentos más afectados- casi todos los barrios han detectado contagios de la enfermedad.
En la zona sur de la capital, los vecinos cuentan que ya no quedan manzanas sin personas que hayan padecido dengue.