Como si se trata de una ironía, en Tucumán se conmemoró ayer el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Justamente, en una provincia que no ha hecho más que hacer los deméritos suficientes para convertirse en la primera de todas de Argentina en cuanto a la cifra de femicidios por densidad poblacional. Y como si ello no fuera suficiente, se trata del tercer distrito que más casos de femicidios ha registrado en total.
De hecho, desde este medio hace un mes reflejamos este flagelo que causa estragos en Tucumán, justo antes de que tuviera lugar el femicidio de Paola Tacacho. Sin saberlo, en esos momentos, se estaba pergeñando el plan de parte de Mauricio Parada Parejas para acabar de una vez con la vida de la docente de inglés. Luego, el caso destaparía la complicidad de la Jusiticia local, que sólo atina a defender a aquellos que tienen poder.
Y es que es justamente el mal accionar del Poder Judicial local, es lo que contribuyó a que Tucumán se convirtiera en un lugar realmente peligroso y mortal para las mujeres ante la inacción de las autoridades gubernamentales, que no parecen tener capacidad de reacción ante este flagelo. Porque también desde el Gobierno jamás se implementó políticas preventivas que impidan que este flagelo sea una pandemia en nuestra provincia.
Con cada muerte de una mujer en Tucumán, sea por violencia de género, como en el caso de Paola Tacacho, o por hechos de inseguridad, quedó al descubierto un Estado provincial que no actúa como debe, y cuyas fuerzas policiales no funcionan en esta provincia a la hora de prevenir este tipo de ataques, o cualquier tipo de atentado contra la vida de las personas en general, y de las mujeres, en particular.
¿O acaso las muertes de Abigaíl y de Ana Dominé no se enmarcan dentro de la inseguridad que abarca a todos, pero que se ensaña particularmente con las mujeres? ¿Dónde está el Estado cuando se le necesita? En la marcha que tuvo lugar ayer frente a la Casa de Gobierno, se dejó en claro que a las mujeres las matan, porque es el Estado provincial el que deja que las maten por medio de su inacción en materia de acciones concretas.
A todo esto, desde el Gobierno provincial, sólo atinan a lavarse las manos y a no hacerse cargo de la dramática situación que vive Tucumán por la carencia de seguridad. Mientras que el femicidio de Paola Tacacho desnudó nuevamente el mal funcionamiento de la Justicia de Tucumán. Razón por la cual el Poder Judicial tiene mucho que explicar y cuentas que rendir de cara a la sociedad tucumana.
Cabe preguntarse entonces una serie de interrogantes. ¿Hasta cuándo la Justicia en Tucumán continuará beneficiando a delincuentes y asesinos? ¿Hasta cuándo la desidia de esta administración y la ineficiencia de las leyes con las mujeres? ¿Cuánta más sangre deberá derramar el pueblo de Tucumán en general y las mujeres en particular a causa de la Justicia?