El Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo que el programa económico de Mauricio Macri, que fue respaldado con el mayor préstamo en la historia del organismo, zozobró por una estrategia “demasiado frágil” signada por cóctel explosivo de fallas, restricciones y errores de diagnóstico, entre las cuales sobresalen dos: un “espacio político limitado” para implementar reformas y solucionar “desafíos estructurales profundamente arraigados”, y la decisión de la administración macrista de descartar una reestructuración de la deuda con los acreedores privados y restaurar el “cepo” para fortalecer el plan.
“En última instancia, la estrategia del programa resultó demasiado frágil para los desafíos estructurales profundamente arraigados y las realidades políticas de la Argentina”, indicó el Fondo.
Al filo de la Navidad y antes de bajar la persiana hasta el próximo año, el Fondo finalmente brindó su “autopsia” de la política económica macrista en un extenso informe que fue difundido tras ser aprobado por el Directorio Ejecutivo del organismo en una reunión en Washington.
Ese informe, llamado Evaluación Ex-Post, ofreció la primera explicación formal del Fondo sobre los motivos que llevaron al fracaso del plan de Macri para restaurar la estabilidad de la economía luego de la corrida cambiaria que se desató a fines de abril de 2018. Es un análisis que el Fondo Monetario realiza para los préstamos de “acceso excepcional”, cuyo monto está por encima del límite normal al que puede acceder un país, tal como ocurrió con el Acuerdo Stand-By (SBA, según sus siglas en inglés) que obtuvo la administración macrista. El Fondo ya ha realizado este tipo de evaluaciones para otros países que recibieron una asistencia elevada, como Ucrania, Portugal, Grecia o Irlanda.
El préstamos que recibió la Argentina en junio de 2018, originalmente por 50.000 millones de dólares, fue el más grande en la historia del organismo. El gobierno de Macri lo amplió unos meses después a 57.000 millones de dólares, de los cuales tomó alrededor de 44.000 millones.
Las razones del fracaso del programa con el Fondo han sido motivo de fuerte debate en la Argentina, y el informe, que el Fondo mantuvo en reserva hasta hoy, era ampliamente esperado. El Frente de Todos fustigó con dureza la política de endeudamiento y el ajuste aplicado por el macrismo, mientras que Juntos por el Cambio culpó al kirchnerismo por la herencia recibida, y la falta de respaldo político para encarrilar la economía. Más allá de esa discusión, lo cierto es que el plan nunca logró recuperar la confianza de los mercados en el “gradualismo” –la gran apuesta inicial del FMI y el gobierno de Macri–, y nunca frenó la estampida de inversores y ahorristas, que se terminó por llevar puesto al dólar, y, en última instancia, a Macri.
El informe, realizado por un economista noruego Odd Per Brekk, el número dos del Departamento del Asia y el Pacífico del Fondo, recorrió una larga lista de motivos que aniquilaron el SBA, y que han llevado al Fondo ha insistir en que un pilar central para el éxito de un nuevo programa es un fuerte consenso político.
“La complicada historia de las relaciones de Argentina con el Fondo y la percepción del gobierno de un espacio político limitado en el período previo a las elecciones generales de octubre de 2019 limitaron gravemente las opciones de política fiscal y estructural”, señala el informe.
“Es importante destacar que las autoridades descartaron una operación de endeudamiento y la reintroducción de medidas de gestión de flujos de capital, y no hubo un “Plan B” acordado con las autoridades desde el principio”, agrega el trabajo.
Esa fue una de las críticas sobresalientes del informe, bienvenida por el Gobierno, que apunta a una decisión central de la política económica macrista: apostar al ajuste fiscal y el control del dólar sin reestructurar la deuda ni restaurar el “cepo”. La Argentina, sugiere el informe de Brekk, debió renegociar con los acreedores y colocar controles de capitales antes de las elecciones primarias de 2019, que marcaron un giro político, y desataron el último y más brutal azote de los mercados que terminó de aniquilar el programa. Forzado por la realidad y sin más opciones, el gobierno de Macri anunció ambas medidas luego de la derrota electoral.
Brekk también hizo hincapié en la decisión de postergar reformas estructurales, y su informe revela que la administración macrista planeaba hacerlo luego de las elecciones generales en caso de que Macri resultara electo.
“La administración juzgó que apuntar a reformas estructurales extensas correría el riesgo de convertir al programa en rehén de su frágil posición en el Congreso –se esperaba que tales reformas se agregaran a la agenda política y a la SBA después de las elecciones generales– y no buscó construir una coalición más amplia en apoyo de las reformas o el programa en general”, indica el trabajo.
Las elecciones primarias propinaron el golpe mortal a un programa que, en aras del informe de Brekk, nunca logró hacer pie.
“En la práctica, esto marcó el final del programa, con solo cuatro de las doce revisiones previstas completadas”, señaló.