Lo que en 2019 fue reconocido como una jugada sorpresiva que cambió el juego de una manera que le permitió al peronismo volver al Gobierno, ayer viernes se convirtió en un giro tosco de Cristina Kirchner, que, obligada por el fracaso de su propuesta de fórmula presidencial, tuvo que admitir el error y dejar que la catarata de quejas de gobernadores e intendentes cortaran el plan presidencial de su preferido, Wado de Pedro.
Promocionado fervorosamente por ella misma como un “hijo de la generación diezmada” que merece tomar la posta en el poder. De Pedro había llegado a esa nominación cargado por las desventajas del desconocimiento público, su pertenencia a La Cámpora -uno de los sectores más impopulares del kirchnerismo-.
Pero también una gestión gris de cuatro años junto a Alberto Fernández, Massa también hará campaña con una mochila pesadísima: es el ministro de Economía que tiene en su registro los peores números de inflación en tres décadas. La inflación, el precio del dólar, la brecha cambiaria, la falta de divisas, las restricciones para importar y el crecimiento de la pobreza.
Eso más que los candidatos de la oposición, serán los dilemas con los que tendrá que lidiar el postulante presidencial de Unión por la Patria. El problema que tiene Unión por la Patria es que, tenga el candidato que tenga, tiene los límites electorales en los que quedó recluido el oficialismo como resultado de la muy deficiente gestión de Alberto y Cristina.
Los intendentes del Conurbano hace rato que vienen advirtiendo que, cuando miden la intención de voto que tiene en sus distritos la marca del oficialismo completo, detectan que los niveles son casi idénticos a los que tenía el peronismo en 2015. Ese fue el año en el que el peronismo perdió la presidencia de la Nación.
Y también la gobernación de la Provincia de Buenos Aires frente a Cambiemos. Ahora, la situación tiene un agravante: en aquel momento, Massa estaba fuera del kirchnerismo, y ahora, con el peronismo unido y él adentro, todo el espacio mide igual que lo que recolectó entonces la boleta encabezada por Daniel Scioli y auspiciada por Cristina.
¿Por qué Cristina admitió una fórmula integrada por un hombre que ya la traicionó una vez y otro que hoy responde a Alberto Fernández? Una respuesta posible es que ella cree que el oficialismo perderá la presidencia y que la mejor estrategia es que su ejército se refugie en las listas legislativas.