Alberto Fernández acaba de acusar a la Corte de tener “un problema de funcionamiento muy serio”. Fue su modo de apoyar una marcha del cristinismo para echar a los jueces de la Corte. No hay duda de que en todo esto la que baja línea es Cristina Kirchner. Tampoco hay duda de que al fin Fernández dice lo que Cristina quiere que diga.
Pero el problema es que el que está promoviendo que la gente salga a la calle para reclamar la cabeza de jueces, es el presidente. Y aunque estemos acostumbrados a que viniendo de Fernández todo o casi todo sea posible, lo que dijo es verdaderamente muy serio. Serio de verdad.
Si la Corte tiene, como él dice, un problema de funcionamiento muy serio, ¿Cómo llamaríamos a eso que su gobierno hizo con un terrorista iraní, acusado de organizar el ataque contra la AMIA y buscado desde hace años por Interpol a pedido de la Justicia argentina? La Corte no puede decir que el gobierno tiene su propio problema de funcionamiento muy serio.
Mohsen Rezai era el comandante de la Guardia Revolucionaria cuando la sede de la AMIA fue destruida por un bombazo en 1994. Dejó 85 muertos. Su propio hijo, Ahmad Rezai, que a los 22 años huyó a Estados Unidos, declaró que su padre había entrenado al grupo atacante en El Líbano.
Nada menos que Mohsen Rezai apareció este lunes, al asumir Ortega su quinto mandato en Nicaragua. ¿Y quién estuvo también en ese acto? El embajador Daniel Capitanich. Casi no hace falta decir que un embajador no es un funcionario menor. Representa al país. Hubo comunicados oficiales y cables periodísticos.
¿Nadie los leyó aquí? ¿Nadie se enteró en el Gobierno? ¿O se enteraron y decidieron dejarlo pasar? El escándalo estalló cuando se publicó la foto de Rezai con Ortega, el venezolano Maduro y el cubano Díaz Canel. Como ya todo estaba a la vista, la Cancillería reculó, pero a medias con un comunicado tardío y sobreactuado. ¿Se imaginan qué diría la Corte sobre esto?
Seguro no incitaría a una marcha contra otro poder del Estado como sí lo hace el Gobierno. En diciembre, el kirchnerismo fracasó en una movilización similar en Tribunales. Buscarán repetirla el 1° de febrero, ahora auspiciados por el gobierno. Es un nuevo apriete a la Corte, que tiene que definir recursos de Cristina para frenar causas de corrupción.
Uno la inquieta especialmente: las maniobras con Lázaro Báez y las obras viales en Santa Cruz. Alberto Fernández dice que la Corte Suprema no funciona. ¿Creerá que funciona la política yendo a un choque con el Poder Judicial? ¿Qué tan bien funciona la economía? ¿Y que funciona en esta política exterior que nos junta con varios de los peores?