Se le burlaron. Se le rieron. Lo ningunearon, lo vilipendiaron. Lo subestimaron. Todavía un sector importante de la política analógica, del puente del diálogo y de la mesa del consenso, no acepta que un tipo común haya llegado a La Rosada. No aceptan el fenómeno. No lo quieren ver. Se niegan, una vez más, a observar la realidad. Piensan que todo funciona según los preceptos de la anacrónica doctrina que fundió a la Argentina. Los catadores de la realidad fracasaron.
Los sabelotodos de la política, también. Son la antítesis al triunfo y posterior asunción de Javier Milei. Muchos estaban convencidos de que Milei no iba a cambiar. Por eso todavía hay gente que se le burla: que como baila, que los perros, que la hermana, que Yuyito, que la campera, que la mar en coche. Obvio, omiten lo central: la derrota de la vieja política y el rumbo verdadero hacia un nuevo país, que aspira con romper la movilidad ascendente reservada solo para las elites y la oligarquía política.
Milei en un año prácticamente pulverizó ideas de antaño, verdades reveladas que no conducían a ningún lado. Empequeñeció al PRO, al gobierno de Macri, y dejó en evidencia la ruina construida por Sergio Massa junto a sus socios de ayer nomás. A Milei todavía (algunos) se le ríen. Este gobierno lleva un año, y los números son mejores que cuando asumió. Es la más absoluta realidad.
“Hicimos el ajuste más grande de la historia de la humanidad y no hemos perdido ni un ápice de apoyo social”, dice seguido el presidente Javier Milei. Lo cierto es que la inflación pasó de 25,5% a 2,4% en un año, la mayorista bajó del 54% al 1,2%; hasta octubre, el superávit fiscal acumuló 0,5% del PBI; y la brecha cambiaria: superaba el 170% y había 18 tipos de cambio diferentes. Hoy es casi inexistente.
El año que termina, el primero de la gestión libertaria, tiene números que lo avalan. Es decir, ni el más optimista del Gobierno hubiese imaginado una inflación a la baja, con un dólar paralelo achatado y, por si fuera poco, mejoras en los índices que marcan una incipiente recuperación de la economía y del empleo. Milei es el emergente de la catástrofe. Parece que muchos no lo quieren entender.
La raíz de su victoria es la destrucción política, cultural, social y económica de la Argentina. El peronismo le exige a este presidente en un año, más de lo que le pidió a su movimiento en 70. El peronismo se debería hacer cargo, de una vez por todas, del desastre construido en el país. Por algo, hasta sus seguidores ya ocultan las figuras de El General, Evita, del bombo o la marcha. La liturgia peronista no garpa más. Ni Cristina la usa en sus actos. Massa menos. Axel, ni cerca.
Según estimaciones de los analistas y datos oficiales, la tasa de pobreza en Argentina para 2024 podría cerrar por debajo de la que dejó el gobierno kirchnerista en 2023. La administración de Javier Milei, junto con especialistas y otros expertos del tema, proyectó que en el tercer trimestre del año se registró una pobreza del 38,9%, lo que marcaría una disminución respecto al 41,7% de 2023. El riesgo país volvió a caer y está en su nivel más bajo desde noviembre de 2018.
Además, este valor representa un drástico descenso respecto al 54,8% registrado en el primer trimestre del mismo año, después de la terrible herencia que dejó el “Massazo”. Con estos números, el presidente Milei podría lograr una tasa de pobreza más baja que la heredada de la administración de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa. Los especialistas coinciden en que el segundo semestre de 2024 podría concluir con una tasa de pobreza cercana al 40%.
Lo cierto es que este pronóstico responde a una serie de políticas económicas implementadas durante el primer año del Gobierno de Javier Milei, que incluyeron un ajuste del gasto público y la estabilización de la macroeconomía. En definitiva, estas medidas fueron las responsables de reducir la inflación y mejorar los ingresos de todos los argentinos, especialmente en los más vulnerables.
Según explicó el Gobierno, las políticas de focalización de transferencias de ayudas sociales, la desaceleración de los precios y el aumento real de los ingresos laborales en los sectores medios jugaron un papel clave en la enorme reducción de los niveles de pobreza. Además, se observó una mejora significativa en la indigencia, que pasó del 10% al 8,5% entre los terceros trimestres de 2023 y 2024.
Al cumplirse el primer año de la presidencia de Javier Milei, el mandatario cierra su primer tramo de gobierno con una mejora notable en su imagen pública y un nivel de apoyo ascendente. Según una encuesta realizada por la consultora Opina Argentina, el libertario registra un crecimiento sostenido en distintos sectores del electorado, acompañado de un optimismo creciente sobre el futuro económico del país.
El estudio, llevado a cabo entre el 1° y el 4 de diciembre sobre 1.325 casos con un margen de error de +/- 2,60%, arrojó que la imagen positiva del presidente alcanza el 53%, marcando un incremento de 7 puntos porcentuales desde octubre y el tercer mes consecutivo de crecimiento. Este es el mayor diferencial favorable para Milei desde enero de 2024, cuando comenzaron las primeras medidas de ajuste de su administración.
El avance contrasta con los primeros años de gestión de Mauricio Macri y Alberto Fernández, quienes también cerraron sus respectivos períodos iniciales con niveles de aprobación del 55%, aunque con caídas sostenidas. Milei, en cambio, registra un repunte que refuerza su capital político tras un período de desgaste entre agosto y octubre. El sondeo destaca un clima de optimismo económico y social.
Según los datos, el 52% de los encuestados considera que Argentina está mejor que hace un año, mientras que otro 52% cree que las condiciones mejorarán en 2025, un récord desde el inicio de la gestión de Milei. La Navidad trajo consigo un regalo estadístico para Javier Milei. Según el último informe elaborado por CB Consultora Opinión Pública, el mandatario argentino alcanzó el primer lugar en el ranking de imagen positiva entre los presidentes de Sudamérica durante diciembre.
En definitiva, el balance del primer año de Javier Milei evidencia una consolidación del oficialismo, fortalecida por una recuperación económica percibida como positiva. Con un dólar estable, inflación en baja y políticas que parecen estabilizar el panorama macroeconómico, el mandatario cierra el 2024 con un apoyo que refuerza su posición política de cara a los desafíos del próximo año.
