El exgobernador José Alperovich presentó hoy un pedido de excarcelación después de la primera noche que pasó en la cárcel de Ezeiza, condenado por haber abusado sexualmente de su sobrina segunda y exsecretaria. El fiscal del juicio, Sandro Abraldes, se opuso y el juez Juan Ramos Padilla rechazó el pedido.
El magistrado sostuvo que, dada la “elevada pena” impuesta, “se puede anticipar que en caso de recuperar su libertad, [Alperovich] intentará eludir el accionar de la Justicia”. Con la condena dictada ayer, aunque no esté firme, “se ve aumentado el peligro de fuga”, dijo el juez. También aludió a la “gravísima naturaleza” de los hechos que tuvo por probados y a la demostrada intención del exgobernador de engañar a la Justicia aludiendo incluso a un supuesto intento de la víctima de extorsionarlo.
Anoche, la decisión de la detención “inmediata” fue, para Alperovich, un golpe tan duro como la condena misma. Él y sus defensores creían que incluso si el juez fallaba en su contra, regresaría a pasar la noche a su departamento de Puerto Madero. El escenario de ir a la cárcel no era algo esperado.
El principio de inocencia no cae con un veredicto adverso mientras esa condena no esté firme. Y el camino de un fallo para adquirir firmeza puede llevar años. Si el juez Juan Ramos Padilla no hubiera dispuesto anoche la “prisión preventiva” de Alperovich, es posible que él nunca hubiera pisado una cárcel: el 13 de abril próximo el exgobernador cumplirá 70 años y a esa edad ya puede pedirle al juez que le conceda la prisión domiciliaria (es decisión del magistrado si le da ese beneficio o no). En el entorno de Alperovich alegan además que tiene problemas de salud: presión alta y dolencias de espalda.
Ramos Padilla no dio a conocer los fundamentos de su fallo, pero está claro que consideró que, de quedar en libertad mientras se definen los recursos, Alperovich podría fugarse. Para el juez no resultaron garantía suficiente otros métodos tales como retenerle el pasaporte, obligarlo a presentarse periódicamente en los tribunales o colocarle una tobillera electrónica.
Ramos Padilla dispuso entonces que Alperovich cumpliría prisión preventiva y ordenó, a las 20:10 de ayer, “su traslado inmediato a una unidad carcelaria del Servicio Penitenciario Federal”, que fue la cárcel de Ezeiza. “Proceda, señor comisario Brignas, sin ninguna situación de degradación”, le dijo el juez al policía que tenía a su cargo la custodia del exgobernador. A las 21:09, agentes del Servicio Penitenciario Federal que cortaban la calle Paraguay, frente a los tribunales, lo subieron esposado a una camioneta y se lo llevaron.
Sandro Abraldes, fiscal de juicio que llevó adelante la acusación, dijo hoy a Radio Con Vos que difícilmente Alperovich aspirara a que Ramos Padilla, que ordenó detenerlo, horas después lo excarcelara. “Supongo que tienen interés en provocar la instancia de revisión”, consideró. Para el fiscal, la estrategia del exgobernador apunta a llegar cuanto antes a la Cámara de Casación -que revisará lo que decida el juez-, para que ese tribunal sea el que lo deje esperar la etapa de los recursos en libertad.
En los fundamentos de su dictamen para dejar preso a Alperovich, el fiscal dijo: “Se ha probado que el ciudadano José Jorge Alperovich cuenta con sobrados medios económicos y relaciones de poder, a punto tal que una serie de testigos han acudido a la sala de audiencias a mentir y protegerlo, lo que incluso ha llevado a la Fiscalía a denunciarlos penalmente”. Y afirmó: “En el escenario presentado, es claro que la prisión preventiva es la única medida cautelar que permite conjurar el evidente y muy elevado riesgo de fuga que surge de la actual situación de José Jorge Alperovich”. El fiscal se opuso incluso a que se “morigeren” las condiciones de esa detención: para él la única alternativa segura es que siga en la cárcel. El juez coincidió.