Dentro de La Libertad Avanza y del PRO se está produciendo un debate sobre la conveniencia o no de un acuerdo entre ambas fuerzas políticas. En ese marco, es menester dar cuenta acerca de que lo cierto es que, al menos en lo parlamentario, una sólida minoría de 1/3 se hace imprescindible para gobernar.
El próximo 1 de marzo comienzan las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. Durante las mismas los diputados y/o senadores pueden sancionar leyes de su propia autoría. Pueden por ejemplo decidir tópicos que impidan al Poder Ejecutivo lograr déficit cero y acabar con la pesadilla inflacionaria.
Cabe señalar que ante tal disyuntiva el Poder Ejecutivo tiene la potestad de vetar, total o parcialmente, la norma sancionada. Pero por el artículo 83 de la Constitución Nacional ambas Cámaras, con el voto de dos tercios de sus miembros pueden superar el veto y convertir su proyecto en Ley.
Para lograr este número defensivo ni siquiera alcanza con la suma de LLA y PRO. Por supuesto que los acuerdos para lograr un tercio de los legisladores están lejos de implicar co-gobierno. Constituye la forma de fortalecer el cambio en lugar del status quo. Como, en el sentido inverso, la suma de kirchneristas, radicales e independientes para formar los dos tercios e imponer una Ley, tampoco implica una alianza permanente.