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En el manual del kirchnerismo, la culpa siempre es del otro mientras que busca enemigos donde no los hay

El problema de este gobierno del “ah, pero” es jamás hacerse cargo de algo.

alberto fernandez cristina kirchner en el búnker del frente de todos
Descacharreo

Con el kirchnerismo, la culpa siempre es del otro. Durante el aislamiento fue la gente que salió y no se cuidó. Fueron los médicos que se relejaron. Fue también Vicentin el responsable de la inflación y la enemiga de los argentinos. Fueron los empresarios a los que les tocaba ganar menos. La culpa de la crisis es de la pandemia, de la guerra, de la Justicia. Los dólares faltan por culpa de los turistas y ahora parece que también por culpa del campo.

El problema de este gobierno del “ah pero” no es solamente jamás hacerse cargo de algo. Sino, en ese camino, buscar enemigos donde no los hay. Es enemigo del esfuerzo, enemigo del trabajo, enemigo de quienes dan todo para cuidar nuestra salud. Enemigos de quienes todos los días se levantan temprano para llevar el pan a la mesa de los argentinos. Lo preocupante es que, buscando enemigos donde no los hay, el gobierno intenta esconder las falencias de su gestión.

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Una que no se ha encargado de solucionar ni uno de los problemas que tiene la Argentina. Quieren tapar el sol con las manos y así gestionan, cubriendo con parches en vez de pensar en soluciones de fondo. Esta semana, en su nueva versión de amigo-enemigo, el Presidente no encontró otra forma de enfrentar la realidad más que echándole la culpa al sector productivo que más ha colaborado en la pandemia y motor de nuestra Argentina: el campo.

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Una semana de por sí delicada por la incertidumbre económica en la que estamos viviendo los argentinos, frente a la falta de un plan de estabilización y de certezas en el rumbo de nuestro país. Echándole la culpa al campo el Gobierno esconde la causa de su problema: no hay dólares en la Argentina porque nadie confía en un gobierno que pone en debate acuerdos básicos como la propiedad privada o la independencia de la Justicia.

Nadie confía en un gobierno que es enemigo del trabajo y se la pasa poniéndole trabas y queriendo sacarle la producción al sector que más crecimiento puede darle a nuestro país. Repetimos, casi como un mantra, que para salir adelante necesitamos llegar a acuerdos, en eso coincidimos, al menos de palabra, el oficialismo y la oposición. Sin embargo, el kirchnerismo lo único que hace es poner en duda los acuerdos que ya tenemos.

En vez de verlo como enemigo, el Gobierno debería aprovechar que el campo es uno de los únicos sectores que no le pide que lo subsidien. En vez de culpar al sector, debería trabajar en impulsarlo con reglas claras, facilitándole los trámites y proveyéndolo del gasoil que les hace falta para poder llevar su producción al puerto. Nuestro país lo que necesita para salir adelante es trabajo.

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Y el campo es justamente eso, es trabajo, es esfuerzo, es más inversión, es más oportunidades para más familias. Solo necesita un gobierno que lo apoye o, mínimamente, como me dijo un productor pampeano hace unos días, “lo único que pedimos es que nos dejen trabajar”. El Presidente tiene que dejar de buscar enemigos donde no los hay, dejar de culpar al otro de sus propias falencias y dedicar ese tiempo a gobernar.

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