Aveces, la oportunidad juega una mala pasada. Una coincidencia temporal llevó a que en plena polémica por los nombramientos que Silvina Batakis hizo en el Banco Nación, entre ellos su exmarido y una numeróloga que le ayuda con su futuro, la fugaz exministra tenga que firmar 17.806 cheques para pagar un bono de 300.000 pesos por empleado.
A la medianoche, los trabajadores del principal banco estatal argentino cobrarán la llamada “Gratificación Aniversario”, a propósito del que hace 132 años que se fundó la entidad. Preguntará el lector si se trata de alguna conmemoración especial. Pues no, es un beneficio que se logró en las paritarias de 2013, se cobra todos los años y se actualiza igual a los salarios. “Es lo del año pasado más paritarias”, confirmaron a LA NACION desde el gremio.
Nada de esto ha sido decidido por Batakis sino que es una herencia que ya tiene 10 años. Una fuente que conoce la negociación dijo que se negocia con todos los bancos y que algunos entregan un bono de aniversario mucho mayor.
Según aclararon, el beneficio alcanza a todos los empleados del banco, sean o no jerárquicos. Por lo tanto, en el primer minuto de mañana, el organismo habrá desembolsado $5341 millones para festejar su aniversario.
Estos días, Batakis quedó en medio de una polémica por las contrataciones en la entidad. De hecho, en poco más de un año es la número uno, consolidó una tendencia contracíclica en el sector: mientras toda la banca fue restrictiva con el ingreso de nuevos empleados, la fugaz exministra hizo crecer la planta en la entidad.
La presidenta “del Nación” incorporó 334 trabajadores nuevos desde julio del año pasado hasta agosto, último dato oficial que publica el Indec todos los meses,. Eso, claro, sin contar los contratos de locación que facturan y no se incluyen en la plantilla.
Ahora bien, lo llamativo es que ella misma violentó la norma que escribió en su paso por el Palacio de Hacienda, un caso similar al cumpleaños clandestino que el presidente Alberto Fernández, y la primera dama, Fabiola Yáñez, organizaron en la cuarentena mientras el dedo del mandatario acusaba a los que paseaban sus perros o querían visitar a su familia.
De su corto e intrascendente paso por el Ministerio de Economía quedó apenas un legado que aún está vigente. Se trata de un decreto, el 426 del 21 de julio de 2022, que establece que “las jurisdicciones y entidades del Sector Público Nacional (…) no podrán efectuar designaciones ni contrataciones de personal de cualquier naturaleza”.
Aquel decreto era preciso y tenía como finalidad restringir el ingreso ala planta estatal, además de dar una fuerte señal de austeridad después de la sorpresiva salida de Martín Guzmán. El 11 de julio de 2022, en una conferencia de prensa, Batakis estaba rodeada de tres ministros (Daniel Scioli, Julián Domínguez y el único sobreviviente de los tres, Matías Lammens), además del presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y la también desplazada directora de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont.
En el centro de la mesa, pero también de la escena económica del invierno pasado, Batakis fue directa: “Todos los organismos deben estar alineados a buenas prácticas financieras. Vamos a hacer una modificación en la Ley de Administración Financiera en dos sentidos: la primera es que todos los organismos del Sector Público Nacional tienen que estar contemplados en el manejo eficiente del Presupuesto y las erogaciones” , dijo. Y luego completó: “La implementación de congelamiento de la toma del personal que hoy tenemos vigente se amplía a todos los organismos del Estado”, anunció.
A los 10 días, se publicaba el decreto que, arqueología regulatoria de por medio, quizá sea el único legado de su paso por el ministerio. “La prohibición comprende a las contrataciones para la prestación de servicios profesionales autónomos previstas por el decreto 1109 del 28 de diciembre de 2017″, dice la norma que dejaba sin efecto un régimen de contrataciones especiales de profesionales y técnicos que no podía pasar los 12 meses. Un año después, la funcionaria kirchnerista lo violentó 331 veces.
Pero ya sentada en el sillón más importante del principal banco público de la Argentina, Batakis dejó de lado su propio decreto para hacerse de un gerente cercano, su exmarido, Héctor Javier Silva, en un puesto clave, además de contratar a Verónica Laura Asad, más conocida como Pitty, la numeróloga, según informo el programa Periodismo Para Todos (PPT), además de centenares de contratos.
A la noche, Batakis lubricará las billeteras de sus empleados. Como se dice en los asados de amigos cuando llega la cuenta, serán “300.000 por pera”, alrededor de 5100 millones de pesos solo porque la tierra dio una vuelta más al sol.