Van de acá para allá con camisetas de la Selección o con banderas argentinas. Pero no son argentinos ni piensan nacionalizarse. Tampoco se desviven por conocer nuestro país. Pertenecen a otra dimensión, construida en torno al amor, a la admiración y a la idolatría. Son los “messianos”, ciudadanos de un país transcontinental que sólo les otorga su simbólico pasaporte a los fans del 10. Conociendo estas historias se entiende todo lo que Lionel Messi significa. Y a la vez, no deja de cubrir con un manto de vergüenza aquellos tiempos en los que los propios argentinos renegaban del mejor futbolista del planeta.
“Cuando Messi se ríe, yo me río. Cuando Messi llora, yo lloro”, dice Tomás, un joven que acompaña a Dany y a Diolina en su recorrido por el Fan Fest de Doha. Los tres son cubanos; Dany trabaja en Qatar desde 2015, cuando llegó como parte del servicio médico que brinda su país. Aunque los tres delatan su condición de “messianos”, es Tomás el más expresivo y emocional. Para él, Messi es todo. Dany afirma que Cuba apoyará a Argentina en la Copa (por Messi, sobre todo) y, de paso, deja un mensaje para su patria: “que haya más fútbol y menos béisbol”.
Diolina, Dany y Tomás (Cuba)
Los qataríes también son “messianos” de corazón. “En mi familia, los cuatro, y sobre todo mi hijo más chiquito”, afirma Tiranouzan Tafat Veer. De la mano tiene a Evideni y a Havisha, cada uno con su camiseta albiceleste. “Lo que nos gusta de Messi es su forma de ser”, aportan Enrique Castro, Mónica y Fabiana, peruanos de la zona de Arequipa pero llegados desde Canadá. “Cuando Perú no está en el Mundial hacemos fuerza por Argentina”, sostiene Enrique, mientras Fabiana -residente en Quebec- añade: “La Pulga es lo máximo”.
Tiranouzat Tafan Veer y su familia (Qatar)
Anne Taping llegó desde Filipinas a Doha hace siete años para enseñar en segundo grado y brindar apoyo a chicos con problemas de aprendizaje. En Filipinas, el país del gran boxeador Manny Pacquiao, el fútbol no es un deporte relevante… Pero con Messi es otra cosa. “¿Sabés que pasa con él? Es cool, no se la cree. No puedo dejar de ser su fan”, confiesa Anne. Lo mismo le sucede a Samir Al-Labadi, que llegó de Jordania y es enfermero en un hospital. “A Messi lo disfruto desde los tiempos de Barcelona”, cuenta, y revela una intimidad familiar: su esposa hinchará por Brasil. “Se pelean por eso todo el tiempo”, aporta su cuñado.
Enrique Castro, Mónica y Fabiana (Perú)
Es que para los “messianos” no hay fronteras. Viven hermanados por una pasión difícil de entender si no se pertenece a ese gigantesco círculo. “Siempre me gustó la Argentina, por ejemplo su música, desde Soda Stéreo a Paulo Londra y Duki. Pero con Messi vamos más allá. Es mi ídolo desde que era chico; por él empecé a jugar al fútbol. Me encanta su humildad”, dice el estudiante chileno Alejandro González, que vive en Doha porque su papá es piloto de Qatar Airways.
Anne Taping (Filipinas)
Y hasta hay “messianos” que apelan al incógnito. Como Jim, oriundo de Hong Kong y al que fue imposible extraerle el apellido. Pero la camiseta albiceleste lo delató y cuando dijo “Messi” se le iluminó el rostro. “En Hong Kong muchos van a ir por Inglaterra, porque era una colonia británica. Pero yo no… Yo voy por Messi” -enfatizó- Y si me sacás una foto, que sea de lejos”. Cumplido, Jim.
Samir Al-Labadi (Jordania)
Alejandro González (Chile)