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Energía, alimentos y la relación con Cristina, las demandas de Europa en la gira de Alberto Fernández

Madrid, Berlín y París buscan saber si Argentina y Brasil responderán a la demanda de comida y gas. Inquietud por el “doble comando”.

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El Presidente Alberto Fernández se reunie con el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Foto: Noel Smart
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El presidente Alberto Fernández concluyó su gira europea, con sus escalas en Madrid, Berlín y finalmente Paris, donde conversó durante dos horas con su presidente y amigo, Emmanuel Macron. Fue uno de sus viajes más importantes, con la invasión rusa en Ucrania como tema principal y con la Unión Europea ansiosa de escuchar que Argentina y Brasil serán la mano solidaria para la crisis alimentaria y energética, que ya ha comenzado a llegar: el gas escaseará cuando, en cinco meses, regrese el invierno a la Europa y el boicot al petróleo ruso funcione con toda su fuerza.

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El Presidente Alberto Fernández se reunie con el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Fotos Noel Smart / Clarín
El Presidente Alberto Fernández se reunie con el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Fotos Noel Smart / Clarín

El problema para el jefe de Estado argentino es que públicamente se presentó como el presidente de la CELAC, una organización que pocos conocen en la UE y reúne todas las contradicciones ideológicas de su gobierno. Desde Berlín, Alberto Fernández pidió al nuevo gobierno alemán nada menos que se levantaran las sanciones a Rusia que tanto le había costado adoptar a Berlín, porque afectaban especialmente a todos los países emergentes, con su alta inflación, el alza del costo de vida y la falta de alimentos en países de América Central afectados por el cambio climático.

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El mismo discurso eligió en la entrevista con el diario Le Monde, cuando llegó a París. “Como presidente de la CELAC , quiero alertar sobre los efectos de la guerra en Ucrania y las sanciones contra Rusia en las economías de América Latina, que ponen en peligro la seguridad alimentaria y energética. Algunos piensan que podríamos beneficiarnos del aumento de los precios de la soja, el trigo, el maíz. Pero en verdad, tiene repercusiones negativas en todo el mundo, por el aumento del precio de los alimentos. Es urgente negociar y detener este conflicto” le dijo a Angeline Montoya , que ha sido corresponsal en Buenos Aires y conoce la interna de su gobierno y las contradicciones de la CELAC.

El Presidente Alberto Fernández se reunie con el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Fotos Noel Smart / Clarín
El Presidente Alberto Fernández se reunie con el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Fotos Noel Smart / Clarín

“Hay que entender que las sanciones económicas no solo tienen efectos en Rusia, tienen efectos globales, y en los países periféricos pueden ser graves. Argentina puede aprovechar esto, porque tenemos la segunda mayor reserva de gas no convencional del mundo, y podríamos vender gas licuado a Europa. Pero no es bueno que esto suceda gracias a una guerra” dijo Fernández a la sorprendida periodista de Le Monde.

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El suyo es el argumento de Vladimir Putin, cuyo país es objeto de 56 sanciones. El cree que las sanciones perjudican más a América Latina y Europa que a Rusia, que ha aprendido a vivir con ellas.

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El espejo de Sri Lanka

Pero el escenario con que la UE mira a Argentina es otro. Hoy el espejo del mundo es Sri Lanka, la isla en caos, donde no hay comida, ni medicamentos, la gente que no tiene que comer se rebeló y quemó las casas de los políticos, y la crisis hizo caer el gobierno esta semana. Allí dependían dramáticamente de las exportaciones ucranianas, que no pueden salir por el bloqueo ruso.

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El temor europeo es que ese modelo se reproduzca por el mundo, a medida que crezca la escasez y suba el costo de vida. La hambruna se va a consolidar en el norte de África, Argelia, Túnez, Marruecos, donde ya empezado, y podría extenderse a Egipto, Jordania, Líbano, Malí y Sudán. Un escenario en África y Medio Oriente absolutamente desestabilizador y dramático.

La Unión Europea espera que los cereales argentinos, sus carnes, su comida lleguen allí para resolver la falta de pan, harina y aceite de girasol que venía de Ucrania y no consigue salir por el bloqueo. Sus líderes no esperan menos de Brasil, y miran con esperanzas a Lula da Silvia y su campaña presidencial.

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Paris (France), 13/05/2022.- French President Emmanuel Macron (2-R) meets with the Argentinian President Alberto Fernandez (3-L) inside the Elysee Palace in Paris, France, 13 May 2022. (Francia) EFE/EPA/Mohammed Badra / POOL
Paris (France), 13/05/2022.- French President Emmanuel Macron (2-R) meets with the Argentinian President Alberto Fernandez (3-L) inside the Elysee Palace in Paris, France, 13 May 2022. (Francia) EFE/EPA/Mohammed Badra / POOL

El viaje de Martín Guzmán

Cuando el ministro de Economía, Martín Guzmán, llegó a Europa inesperadamente hace un mes atrás, no tenía pensado viajar a Francia. Organizó el viaje en una noche cuando le dijeron que todos sus interlocutores europeos querían hablar con él en la conferencia de la energía que hubo en París. El argentino se convirtió en “la niña bonita” de la conferencia. Todos le ofrecían financiación y le pedían ayuda. Por eso Guzmán se define hoy como el “ministro de economía y de energía” argentino. En las actuales circunstancias y a pesar de las presiones camporistas, su posición es más sólida que nunca ahora.

Los que allí estaban ofrecieron a Argentina financiamiento para terminar el gasoducto Néstor Kirchner, para producir mayor energía. Alemania y los países europeos necesitan gas licuado antes del invierno.

La directora del FMI, Kristalina Georgieva, le dijo al ministro de Economía que “frente a la hambruna global que va a llegar, nuestra esperanza y la del mundo está apoyada en Argentina y Brasil para la provisión de alimentos y energía”.

La hambruna que viene va a ser global. En Europa, los precios de la energía han llegado a aumentar un 85% en un solo día y la inflación en algunos países puede llegar al 12% o 17% este año. Los franceses necesitan al menos 490 euros más para poder llegar a fin de mes. Son sociedades que pueden caer en la desobediencia civil. Algunas, como la francesa, ya sufren la fractura, con el crecimiento de la populista Marine Le Pen y elecciones legislativas en junio, que puede ganar la ultraizquierda de Jean Luc Melénchon.

Le Maire y su visión de Argentina

El actual ministro de economía francés, Bruno Le Maire, que podría ser canciller o primer ministro en el próximo gobierno de Emmanuel Macron, es otro de los que está convencido del rol responsable que Argentina y Brasil deben jugar.

No es el único que tiene ese criterio. Se lo explicó el ex ministro de economía Roberto Lavagna al presidente Alberto Fernández cuando fue invitado a Olivos. Le dijo que se abría una oportunidad sin par para Argentina. Es lo que dice y les dice Ricardo López Murphy, el ex ministro de economía, cada vez que se encuentra con un hombre del gobierno o con un empresario. Es lo que repite el radical Enrique Nosiglia, con el temor de que Argentina vuelva a perder esa oportunidad.

Europa no entiende la política argentina, ni las internas. Pero en todas las entrevistas en Europa le preguntaron a Fernández sobre su convivencia con Cristina, sobre la capacidad de cohabitación de dos proyectos políticos diferentes y la solidez del gobierno, sobre los ataques a su gestión y a su ministro de economía. En el gobierno pensaron que el tema sería Ucrania , la seguridad alimentaria y la energía, no sus contradicciones. Se sorprendieron en Alemania con la entrevista de DW, en Francia con Le Monde y suspendieron la que habían preparado con France 24.

“Su propia vicepresidenta, Cristina Kirchner, critica duramente su política económica. ¿Es posible gobernar en estas condiciones?”, le pregunto la periodista de Le Monde ”Siempre hemos tenido diferencias con Cristina. Pero ella no es mi enemiga. Mi lucha es contra Macri, contra la derecha, contra los que quieren volver a la era del endeudamiento insostenible y una virtual quiebra de la economía. Cristina fue presidenta durante ocho años, calculo su inteligencia. Ella exige que escuchemos sus propuestas. Simplemente tiene una forma particular de expresarlos” respondió el presidente.

Un gobierno, dos cabezas

Los europeos sienten que hay una inquietante bicefalidad en el gobierno argentino. Hoy se refleja en la posición frente a Rusia, por el viaje del presidente Alberto Fernández a Moscú cuando ya la invasión a Ucrania estaba en sus planes y su oferta de que Argentina sería “la puerta de Rusia para América Latina”. Un presidente argentino que apoya a un centrista como Emmanuel Macron, que se alegra de su victoria y de la derrota de Marine Le Pen y una vicepresidenta, Cristina Kirchner que junto con La Cámpora se inclinan por Putin y utilizan a Jean Luc Melenchón para criticar en Francia al presidente Fernández.

Todos los días los europeos amanecen con inquietantes noticias de Ucrania y Moscú. Un deja vu de la guerra fría pero con el temor a que esta vez el conflicto desborde sobre la Unión Europea. Como en el dicho español, prefieren “las cuentas claras y el chocolate espeso”.

Las contradicciones, transacciones, síndrome de Estocolmo , convivencias forzadas y un presidente desautorizado e interpelado por La Cámpora que predominan en esta alianza contra natura de Fernández-Fernández son incomprensibles para ellos. Así se lo remarcó la periodista de Le Monde en la entrevista:

-En febrero, usted dijo que quería que Argentina fuera la puerta de entrada de Rusia a América Latina. ¿Cuál es su posición con respecto a Moscú hoy?

“Hay que poner las cosas en contexto. Cuando conocí a Vladimir Putin, Rusia acababa de llegar a América Latina con sus vacunas Sputnik V. Moscú aún no había lanzado la intervención en Ucrania, y hablamos de relaciones puramente comerciales. Hoy, por supuesto, el contexto ha cambiado. Ya no se trata de hablar de comercio con Rusia, sino de detener esta guerra. Y aquí quiero hablar en nombre de América Latina, que es un continente de paz. Después de una pandemia, es inaceptable derramar sangre. Tenemos que parar esto” afirmó el presidente.

Los analistas europeos ven que Cristina Kirchner y La Cámpora buscan ver una Argentina alineada con Moscú y Vladimir Putin, no con el resto del mundo. Lo sienten a Alberto Fernández presionado y temen los interinatos de Cristina.

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