En su casa de Buenos Aires, el ministro del Interior Rogelio Frigerio atiende el llamado de Clarín.
-Es el último año del mandato del Presidente y con elecciones por delante: ¿no es tarde para este llamado a un consenso?
-No es la primera convocatoria que hacemos para la búsqueda de consensos. Recuerdo que en 2017, después del triunfo en las elecciones de medio término, el Presidente hizo un llamado concreto para que todos los que tenemos responsabilidad en la política argentina nos pusiéramos de acuerdo sobre cuestiones básicas. Hemos hecho una política de diálogo y de búsqueda de consensos obligados. También, porque somos el Gobierno mas débil desde el punto de vista parlamentario en los últimos 100 años. En estos tres años y medio todas las leyes han sido fruto del diálogo y de la búsqueda de consenso.
-¿Pero si se fracasó en 2017 por qué habría de funcionar ahora?
-La sociedad está esperando que sus dirigentes se pongan de acuerdo en cuestiones básicas. Planteamos sancionar un presupuesto equilibrado y el año pasado, después de muchísimas negociaciones, lo pudimos conseguir. Hoy estamos preparados para lograr acuerdos básicos mínimos entre los diferentes sectores de la política argentina y por eso el Presidente hace este llamado a sentarnos a discutirlos, porque no esto no se puede leer nunca como una adhesión a principios del Gobierno. Es un llamado para discutir cuáles son esos consensos básicos que el mundo necesita escuchar de la Argentina.
-“Contrato de adhesión”. Así lo llamó precisamente Roberto Lavagna.
-Por eso lo digo, no tiene que leerse así. Tampoco tenemos que ponernos de acuerdo en un plan de gobierno, porque los programas de gobiernos los elige la gente en el momento de votar. Esto tiene que ver con lograr sacar de la discusión política algunas cuestiones que hoy son determinantes para la economía argentina, porque el mundo desconfía de que seamos capaces de hacerlo y el Presidente y su equipo consideran lo contrario. Hay muchas señales de dirigentes de partidos de la oposición que alimentan la esperanza de que sea posible: los comentarios públicos de (Miguel) Pichetto en el exterior; los de (Juan Manuel) Urtubey; lo que nosotros sabemos que (Sergio) Massa o Lavagna plantean a los fondos de inversión del exterior. Entendemos que eso es lo que tenemos que sistematizar y hacer público.
-¿Qué evaluación hacen de las primeras conversaciones que mantuvo el Presidente con dirigentes de la oposición?
-Es un proceso que recién empieza. Lamentablemente se hizo público antes de que pudiéramos hablar con todos los dirigentes de la oposición. Se presentó de una manera que no es la correcta. No tiene que tener dueño ni ser presentado como un contrato de adhesión de unos a otros. Tiene que ser un debate abierto y dejar de ser motivo de la discusión partidaria o electoral.
-Lavagna y Massa fueron muy críticos con el borrador que circuló.
-Ponernos a discutir sobre estos puntos es un principio. Pueden ser éstos o pueden ser otros. No creemos que tengamos la verdad revelada ni que tengamos que imponer estos puntos de consenso, los tenemos que discutir entre todos. No es un programa de gobierno, sino definir qué cosas no van a formar parte de la discusión política.
-Massa y Urtubey pidieron que fuera convocada Cristina Kirchner.
-Todos los sectores de la política argentina tienen que participar de esta búsqueda de consensos básicos mínimos. Tomo lo que planteó Pichetto de convocar a los dirigentes del movimiento obrero o a algunos otros sectores que pueden incluirse en esta mesa. Estamos abiertos a sumar a todos y a conversar sin ninguna precondición.
-Cristina tiene mucha representatitividad: 30 o 35 puntos de intención de votos, según las encuestas. ¿Si se quedara afuera no sería una mala señal y no significaría dejar afuera a una porción importante del electorado?
-Que haya dirigentes que se quieran sumar a un acuerdo de consensos básicos ya es una buena señal. Cuantos más sean, mejor será la señal. El hecho de que podamos ponernos de acuerdo es importante.
-¿Ya hubo contactos con el kirchnerismo?
-Lo vamos a manejar a nivel parlamentario. Nuestros legisladores se van a poner en contacto con los del kirchnerismo para intentar una discusión que nos pueda llevar a generar cierto consenso. Nos hemos puesto de acuerdo con el kirchnerismo en algunas leyes también, no en muchas pero en algunas. Tenemos un antecedente de donde agarrarnos para ver si podemos llegar por esta vía a acordar cuestiones basicas.
-¿Está previsto que el el Presidente y Cristina se reúnan?
-No descarto para nada que pueda tener un encuentro con Cristina Kirchner. El Presidente ha dado el puntapié inicial, pero no es una responsabilidad del oficialismo nada más.
-¿Ustedes creen que esos puntos son atendibles para el kirchnerismo? Agustín Rossi los definió como “un mamarracho”.
-Son cosas que entendemos básicas y que el mundo está esperando de nosotros, pero no es más que un borrador y es todo perfectamente discutible.
-¿Qué pasaría si no se lograra el consenso?
-Pusimos este tema en discusión y hemos recibido adhesiones de dirigentes políticos y de distintos sectores de la vida pública argentina. No tenemos una fecha límite en la cual tengamos que presentar algún documento. Forma parte de un proceso de debate y de diálogo que está arrancando ahora. Puede llevar su tiempo, pero discutir sobre estos temas es un muy buen comienzo. Lo deseable es que podamos llegar cuanto antes a estos consensos.
¿Está previsto que el Presidente vuelva a tener reuniones en lo inmediato con los dirigentes con los que ya habló o con otros.
-Sí, para el Presidente este tema es una prioridad. Es el Presidente el que se ha puesto a la cabeza de esta búsqueda de consensos básicos.
-¿Por qué a Mauricio Macri le cuesta tanto entenderse en términos personales con Lavagna y con Massa?
-(Risas) ¿Es una pregunta de psicología o de política?
-Con Massa ha tenido idas y venidas y el contacto con Lavagna no fue muy auspicioso.
-El Presidente tiene comunicación con Lavagna desde hace mucho tiempo. Han tenido una primera conversación sobre este tema y tenemos que continuarla. La relación con Sergio ha tenido buenos y malos momentos. Sergio es un dirigente muy importante y valioso de la Argentina y hay que mostrarles a la sociedad y al mundo que podemos llegar a acuerdos con él.
¿Hay mayor apertura y un cambio de estrategia en la Casa Rosada?
-Es un momento complicado. La Argentina atraviesa una crisis económica que arrancó en abril del año pasado y que tiene que ver con la confianza. Hoy más que nunca tenemos que demostrar por lo menos que tenemos la capacidad de ponernos de acuerdo en temas esenciales.
-Hasta ahora el Gobierno rechazaba la posibilidad de un acuerdo social, porque decían que era imposible convocar a referentes representativos y preferían los acuerdos sectoriales.
-El problema de la representatividad sigue existiendo en los partidos políticos, en el sindicalismo y el sector empresario. Eso complica el debate y la discusión, pero no lo hace imposible. Tenemos la obligación de intentarlo. El ex presidente de Gobierno español, Felipe González, lo pone como temas sobre los que “no se jode”.
-Alfredo Cornejo y Martín Lousteau pidieron sumar a Cambiemos a Massa, Pichetto y Lavagna. ¿Hay posibilidades?
-Ampliar la base de sustentación política de Cambiemos es algo que algunos venimos intentando hacer desde hace tiempo, pero esta búsqueda de consensos básicos no tiene que estar teñida por lo electoral.
-Pero es el presidente de la UCR, el principal aliado en Cambiemos, quien pidió por esos dirigentes.
-En este momento necesitamos trabajar sobre los consensos básicos sin mezclarlo con la política partidaria. Por otro lado, me he manifestado desde hace tiempo sobre la necesidad de ampliar la base de sustentación política de este Gobierno. No debe ser parte de la misma discusión de los consensos.
-Cornejo dijo que Macri “solo no puede”. ¿Está de acuerdo?
-Claramente. Por eso necesitamos mostrarle al mundo que la mayoría de los argentinos entendemos que hay reglas de juego esenciales que hay que respetar.