La negativa exprés de Germán Alfaro a asumir su banca en el Senado de la Nación para la cual fue elegido el pasado domingo no es más que una crónica de una renuncia anunciada, pese a que muchos no quisieron darse cuenta de algo que era más que evidente desde un principio y que sólo fue advertido por Tucumán Despierta cuando ningún otro medio provincial o nacional se hacía eco de la advertencia realizada desde este medio.
Y es que el blindaje mediático del cual goza el mandatario municipal impidió que la verdad pudiese penetrar la pared de mentiras y traiciones que supo construir Germán Alfaro a lo largo y a lo ancho de su carrera política. Lo cierto es que sólo Tucumán Despierta informó desde la confirmación de Alfaro y de su mujer como candidatos a senadores que esto pasaría. Pero nadie más quiso ver algo que era a todas luces evidente.
Asimismo, dentro de Juntos por el Cambio, la renuncia de Alfaro fue cuestionada de parte de CREO, el espacio político presidido por Sebastián Murga, que manifestó que “ante la situación hoy conocida de que German Alfaro, electo el domingo Senador Nacional por la provincia de Tucumán no asumirá su responsabilidad, CREO quiere informar a los tucumanos de nuestro rechazo absoluto a la decisión expresada por el señor intendente de la capital”.
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Y es que cabe mencionar que de ninguna forma puede considerarse un tema menor mentir a los votantes y poner a su esposa en su lugar. Además, este bochorno se produce a sabiendas de que la renuncia de Alfaro era algo cantado, y con su Pyme familiar en la gatera de la lista, ingresa su esposa al Senado. La única verdad es la realidad. Alfaro siempre fue candidato testimonial y esa noticia generó un papelón a nivel nacional por la repercusión en los medios de Buenos Aires.
De esta manera, en el alfarismo lograron lo que querían, que era sentar a la segunda candidata. Ahora bien, cabe preguntarse de verdad: ¿Alguien pensó que iba a asumir? ¿Que iba a dejar la estructura municipal que paga sus millonarias campañas? Pero, como buenos peronistas que son, que van por todo, también iban por el Concejo Deliberante, para así no tener control alguno.
Las chicanas y la virulencia de todo lo acontecido empañan la voluntad popular. Las candidaturas testimoniales vuelven a ser el centro de atención que ensucian la política y arrastran a todos. Germán Alfaro, como era sabido, no iba a asumir la banca en el Senado. Ayer manifestó su renuncia y lo hace con argumentos vacíos y llenos de demagogia hacia una sociedad que reclama transparencia, honestidad y gestión desde la política.
Las explicaciones, por supuesto que hay que darlas en los medios de comunicación; pero también el Intendente debe darlas en el Concejo Deliberante sobre las cuestiones inherentes a su gestión. El cambio que tanto pregonan, no es el que la sociedad está reclamando. La transparencia en los fondos públicos, las ejecuciones de las obras públicas, son algunos de los temas que el Intendente no respondió ante el Concejo Deliberante.
La contradicción, el engaño, las escapadas, son algunas de las características que envuelven a la gestión actual. Esperemos que la institucionalidad no se rompa, que nuestra debilitada democracia se fortalezca; pero eso sólo es posible si la clase política comienza a tener gestos de grandeza, sin mezquindades y pensando en el colectivo social y no en su propio interés como lo hace siempre Germán Alfaro.
Para colmo, la hipocresía de Alfaro lo llevó a decir que “yo no voy a malversar la voluntad del pueblo”, cuando es lo primero que hizo en apenas 48 de haber resultado elegido para marcharse al Congreso de la Nación. Y hasta se dio el lujo de mentir que “la Intendencia seguirá en manos de Juntos por el Cambio, como los tucumanos quieren”, algo que jamás estuvo en discusión ni fue votado por la ciudadanía en el cuarto oscuro.
En ese sentido, de más está decir que la falta de palabra de Alfaro a la sociedad tucumana no tiene excusas, inventó cualquier fundamento cuando ya sabíamos que su candidatura era testimonial. Además, Alfaro debería ponerse a estudiar, porque lo que dice es un disparate, las autoridades del Concejo las elige el Concejo, no la gente. Era predecible que iba a ser testimonial y no tardó nada en mostrar su traición al electorado y al espacio que traiciona otra vez.
Como si esto fuera poco, cabe recordar que en el debate que se llevó a cabo en el Virla, se le pidió a Alfaro que jure ante el Monseñor Carlos Sánchez que si era electo senador asumiría el cargo y que su candidatura no sería testimonial. El descarado juró y hoy es noticia nacional su renuncia para que asuma su mujer. Para colmo, los legisladores alfaristas Walter Berarducci, Raúl Pellegrini y Raúl Albarracín lo apoyaron a pesar de ser un estafador de la voluntad popular.
Ahora bien, de acuerdo a lo que fija el Código Electoral, en este caso al haber resultado electo como representante de la minoría, la renuncia de Germán Alfaro se resuelve con el clásico corrimiento de lista. Sin embargo, es incorrecto que quien estaba en segundo lugar, la diputada nacional Beatriz Ávila, quede primero, ya que ella no debería asumir, sino que debería hacer el “tano” Alfaro, primo del intendente.
Y es que así lo establece la Ley 27.412 de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política. Cabe señalar que la misma es una legislación argentina que establece que las listas de candidatos al Congreso de la Nación (diputados y senadores) deben ser realizadas “ubicando de manera intercalada a mujeres y varones desde el/la primer/a candidato/a titular hasta el/la último/a candidato/a suplente”.
En esa línea, el objetivo de la ley es garantizar que exista paridad de género en los órganos legislativos. Para ello, se busca que la cantidad de personas de los géneros femenino y masculino en dichos cuerpos sea aproximadamente la misma. Es por ello que, en el artículo 10 se establece claramente que, en el caso de que Germán Alfaro no asuma y se quede como intendente de San Miguel de Tucumán, su esposa Beatriz Ávila no podría asumir.
Esto se da a causa de que la paridad de género implica que la sucesión deber darse por medio de un hombre. En este caso, se trata del “tano Alfaro”, primo del intendente. El artículo 10 es muy exacto cuando dice que “en caso de vacancia por cualquier causa de uno de los cargos titulares del órgano de la agrupación política, el mismo será ocupado por el o la suplente que siga en el orden en el que fueron electos, siempre que su incorporación no altere el principio de integración paritario establecido en el artículo precedente”.
En ese sentido, agrega que “en caso contrario deberá estarse al suplente del género que corresponda en el orden siguiente de la lista”. No en vano, el artículo primero de la normativa señala que “el principio de paridad de género consagrado por la Ley N° 27.412 se entiende como la conformación de listas integradas por candidatas y candidatos de manera intercalada, en forma alterna y consecutiva”.
Esta ley aplica “desde la primera o el primer titular hasta la última o último suplente, de modo tal que no haya DOS (2) personas continuas del mismo género en una misma lista”. De esta manera, se deja evidente constancia acerca de una verdadera estafa electoral de parte de Germán Alfaro, cuyas intenciones políticas son las de consolidar a él y a su esposa, tal y como lo anticipó desde un comienzo Tucumán Despierta.
Es por ello que cabe preguntarse entonces: ¿En qué momento la Justicia determinará que Germán Alfaro incurre de forma alevosa en esta trampa electoral y, a sabiendas de las implicancias de la ley de paridad de género, para tomar cartas en el asunto e impedir semejante desaguisado? Es esperable que se dé una pronta respuesta considerando que el próximo 10 de diciembre deben asumir aquellos que fueron elegidos como legisladores el pasado domingo.
