Que la política da para todo no es una novedad y menos a medida que se acercan las elecciones. Sin embargo, eso no quiere decir que deba estar permitida cualquier cosa, como por ejemplo el engaño, tal y como lo está haciendo el intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro. Y es que el mandatario municipal es el macrista arrepentido que busca convencer al votante de Cambiemos de que él es parte de la coalición opositora.
Para ello, no se le ocurrió mejor idea que mantener una reunión clave con el Jefe de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, en la propia sede del Gobierno porteño. Es decir, se trató de un viaje relámpago hacia la Capital Federal buscando la bendición de quien pica como el candidato presidenciable que mejor mide en las encuestas para enfrentar en el 2023 al kirchnerismo a nivel nacional.
Es necesario no olvidar el marco en el que tuvo lugar este encuentro, ya que la reunión se dio en medio de la discusión en la que se encuentran enfrascadas las fuerzas que giran en torno del sello de Juntos por el Cambio (JxC) en Tucumán. En esa línea, el propio Rodríguez Larreta convocó por medio de su armador político, Eduardo Macchiavelli, a Germán Alfaro, quien viajó junto con el intendente de Bella Vista, el radical Sebastián Salazar.
Pero también llevó consigo al secretario de Gobierno de la Municipalidad de la capital, Rodolfo Ocaranza y al legislador provincial Raúl Albarracín. Pero es aquí donde la repulsiva actitud de Germán Alfaro se dejó ver en todo su rancio esplendor. Y es que desde el propio alfarismo, se dejó trascender que la intención del intendente capitalino era la de jugar electoralmente por dentro de Juntos por el Cambio.
Envalentonado, Germán Alfaro puso algunas condiciones, la más importante, que la diputada nacional Beatriz Ávila encabece la lista de senadores en los comicios de este año. Ahora bien, cabe preguntarse, ¿Puede tanto el cinismo de parte del matrimonio que conduce a San Miguel de Tucumán? En primer lugar, Germán Alfaro es un intendente que llegó al Poder de la mano de Mauricio Macri.
Te puede interesar: Cuando el “cinismo” no tiene condena
Pero cuando el ex presidente cayó en desgracia y no pudo lograr su reelección, ni lerdo ni perezoso, Germán Alfaro se convirtió también en el primer intendente del Interior del país en abandonar Cambiemos. Pero como si esta traición política no fuera lo suficientemente grave, su mujer, Beatriz Ávila, hizo exactamente lo mismo y hasta si se quiere, peor todavía, en comparación con su marido.
Y es que las calles de Tucumán estaban inundadas con afiches de la cara de Beatriz Ávila enmarcada dentro de Juntos por el Cambio promocionándose como candidata a diputada nacional. De hecho, los tucumanos que la votaron lo hicieron en pos de que represente a la máxima coalición opositora en la Cámara baja del Congreso de la Nación, para que le ponga un freno al kirchnerismo.
Pero cuando llegó al Congreso de la mano de Cambiemos, fue la primera en abandonar el bloque opositor cuando quedó confirmado que el kirchnerismo retornaba al poder. Lo peor del caso es que conformó un pequeño bloque junto con otros diputados y en muchas votaciones terminaron siendo funcionales al Gobierno nacional de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner, ya sea otorgándole votos a favor de sus iniciativas o garantizando el quorum.
Pero parece que ese historial marcado por la traición de parte de Germán Alfaro y de Beatriz Ávila no le importa a Horacio Rodríguez Larreta, que ahora lo llama y le ofrece volver a conformar Juntos por el Cambio a quien es un traidor político al igual que su propia mujer. Es decir, el candidato presidenciable para el 2023 premia a ambos ofreciéndole la banca en primer término para candidatearse como senadora.
Pero el siempre ambicioso Germán Alfaro no detuvo allí sus condiciones. Y es que trascendió que le solicitaron a Rodríguez Larreta que interceda para que las otras fuerzas que conformarían Juntos por el Cambio en Tucumán, como es el caso de la Unión Cívica Radical, el PRO, Creo, Democracia Cristiana, la Coalición Cívica y Participación Ciudadana, se repartan los puestos de la nómina de postulantes a diputado.
En ese sentido, si los espacios en las listas se distribuyen de ese modo, se conformaría un gran espacio opositor, con el alfarismo dentro. Pero esto significaría que todos los dirigentes opositores en Tucumán serían relegados como escoria política. ¿Acaso eso siente Germán Alfaro por aquellos dirigentes con los que se juntó siempre? Esta actitud reprochable por donde se la mire pinta de cuerpo entero al intendente de la capital.
Definitivamente, Germán Alfaro y su mujer Beatriz Ávila conforman una pareja cínica en el mundo de la política que no dudaron ni un segundo en traicionar en el pasado a los dirigentes nacionales que los llevaron a donde están ahora. Pero como si esa traición no bastara, ahora el intendente local viajó hasta la Capital Federal para pedirle a su Jefe de Gobierno que discipline a los dirigentes opositores con los que siempre conversó.
Traición en su máxima expresión. Ayer y ahora. Hoy y siempre de parte de Germán Alfaro, que junto con su mujer seguramente deben estar sonriendo. Sin embargo, quien se llena del sentimiento de una gran decepción es el votante de Juntos por el Cambio en la provincia. Y es que la decisión del macrismo representada por Horacio Rodríguez Larreta deja en claro que no le importa hacer un rejunte de dirigentes a cualquier precio.
Y es que, con tal de intentar quedarse con el poder, Juntos por el Cambio a nivel nacional, permite no solo que los traidores a la coalición puedan retornar como si nada hubiera pasado. También les cumplen el capricho de despejar la cancha de los dirigentes tucumanos que ahora le molestan al matrimonio capitalino. ¿Cómo no va a sentirse desilusionado el votante tucumano? Si con tal de seguir concentrando Poder en Buenos Aires, al macrismo no le importa nada Tucumán.