Osvaldo Jaldo y Germán Alfaro habían hecho buenas migas cuando resultaron electos legisladores por la misma bancada, en 1999. Cuentan que el feeling fue inmediato porque encontraron puntos en común: sus orígenes como peronistas de militancia y territorio; sus temperamentos fuertes y la manera de pensar la política. Los vaivenes políticos los fueron alejando y acercando hasta ubicarlos a uno en el oficialismo y al otro en la oposición.
Este año, sin embargo, la relación entró en crisis. Algo cambió. Los cruces públicos han sorprendido a todos y el interrogante es si la distancia será definitiva. En ese marco, continúan las rispideces luego de que no se saludaran y mucho menos se dieran ‘la paz’ el miércoles en el marco del Solemne Tedeum del 25 de Mayo. El día después del ‘No-saludo’ del que hablan todos, el mandatario provincial y el jefe municipal se tiraron nuevamente con munición gruesa.
“Quedé sorprendido, me dejó pagando el Gobernador junto a Beatriz que intentamos saludarlo. Me saludé con toda la otra gente. El saludo no se le niega a nadie, es un don de buena persona y un ejemplo de educación”, sostuvo el alcalde capitalino, y planteó que “quienes representamos a los tucumanos y queremos construir una sociedad en concordia, progresista, que salga de este estado de crispación no tenemos que ser intolerantes”.
En realidad, lo que sucede con Alfaro es que tendría celos y envidia de quien corre con serias chances de ser el próximo gobernador el año que viene. En ese sentido, cabe recordar que en lo que va del año Jaldo compartió actividades con los otros tres intendentes de Juntos por el Cambio, como es el caso de Mariano Campero, Sebastián Salazar y Alejandro Molinuevo. Es por eso que, por despecho, Alfaro no tuvo más remedio que acudir a Ricardo Bussi.
Sin embargo, sabido es el hecho de que el despecho no conduce a nada. Es por ello que el intendente capitalino volvió a la carga cuando afirmó que Jaldo “no es el que conoció” y lo tildó de “temeroso” de que Manzur no lo elija como posible sucesor. El gobernador respondió que Alfaro sabe que no es temeroso y que él tomó decisiones partidarias que el intendente jamás se animaría a tomar.
Interpretó que los ataques se debían a que Alfaro se veía fuera de la pelea por la gobernación. Y es que la existencia de Roberto Sánchez es un obstáculo para las ambiciones espurias del mandatario municipal. Para colmo, tras la foto Alfaro-Bussi, además, un conjunto de dirigentes peronistas se disgustó con el intendente y migraron hacia el jaldismo. Todos estos episodios alimentaron el enojo.
En el entorno del gobernador creen que Alfaro está en desventaja en relación a otro de los aspirantes para la gobernación de JxC, Roberto Sánchez, y que por ello quiere “subirse al ring” de 2023. Además, interpretan que el jefe del alfarismo tuvo una doble intención al buscar una foto con el tranqueño: enviar un mensaje confuso dentro de JxC y, a la vez, irritar a Manzur. Así de especulador es Alfaro. El problema es que le salió el tiro por la culata.
Dicen que Jaldo lo vio venir y que eludió el encuentro. Especulan con que quiere generar la sensación de que es una figura que puede jugar en todos los espacios y que todos pueden llegar a necesitarlo. Afirman que cuentan con encuestas que ubican al capitalino por detrás de Jaldo y Sánchez en la carrera hacia la Casa de Gobierno. Es decir, en estos momentos, Alfaro estaría quedando tercero y sin chances de resultar electo como gobernador.
En ese sentido, lo que le duele a Alfaro es el hecho de que en el peronismo están discutiendo quién será el segundo en la fórmula y no el primero, como en la oposición. Añaden que pudieron resolver las diferencias el año pasado en las urnas y que, si bien fue desgastante, ahora cuentan con una ventaja sustancial. Mientras que al intendente le cae la ficha acerca de que no es visto con buenos ojos en JxC y que todos le desconfían.
Para colmo, en horas del mediodía, Jaldo brindó una conferencia de prensa en Casa de Gobierno, donde celebró que “ayer hemos vivido una hermosa Fiesta Patria, donde hemos dado participación a todos los tucumanos y tucumanas que nos quieran acompañar”, y lamentó “que se intente empañar una fecha Patria de tanta envergadura y como la hemos vivido los tucumanos por el hecho de que el intendente de la Capital extrañe un abrazo o un beso del Gobernador”.
“No voy a opinar sobre eso. Si él lo extraña, corre por cuenta de él. Yo diría que ya lo viene extrañando hace tiempo”, sentenció Jaldo. “En cuanto al cargo prestado, le sugiero que se instruya un poquito más, que lea la Constitución de la Provincia que cuando se ausenta el gobernador quien queda a cargo de la gobernación es el vicegobernador y el vicegobernador en Tucumán se llama Osvaldo Jaldo y está bien agarradito al sillón de gobernador”, manifestó.
En ese sentido, Jaldo reiteró: “No tengo tiempo para responderle al intendente de la Capital, que evidentemente ya está en plena campaña política. Yo estoy abocado a lo que tiene que ver con la gestión de gobierno. Nosotros nos hacemos cargo y nos responsabilizamos de nuestros problemas, como el intendente Alfaro se tendrá que hacer cargo de sus problemas, que los tiene y mucho, dentro del radio municipal”.
Dirigentes y funcionarios de segundas y terceras líneas de los gobiernos provincial y municipal se sumaron al debate. El día después del ‘No-saludo’ sigue la tensión y pasó así el Round 2. Habrá que esperar si hay un Round 3 o si se calma la tensión entre Casa de Gobierno y la Intendencia capitalina. La realidad es que hace siete años que los habitantes de San Miguel de Tucumán sufren la inoperancia de Germán Alfaro.
Esto se debe a que Alfaro no es más que un intendente rodeado de payasos que no solucionaron un problema de los ciudadanos. Hace siete años que está escondido, mudo y preocupado solamente por las herencias y sucesiones familiares. El caos vehicular, la basura, el mal estado de las calles y veredas, la falta de iluminación, la falta de política de reforestación, la ausencia de canales de desagües pluviales hizo que la ciudad sea una de las peores del país para vivir.
La sociedad vería con buenos ojos que el intendente Alfaro se ocupe del arbolado de la capital antes que de estar llorando porque no lo abrazaron en el Tedeum. Lo cierto es que lejos estamos de un Tucumán mejor. En definitiva, la relación Jaldo-Alfaro pasa por su peor momento ¿Será un quiebre definitivo? Lo cierto es que, por primera vez ambos aspiran a ocupar el mismo puesto. La diferencia es que Alfaro corre desde atrás y que ni en su coalición lo quieren.