Se empiezan a calentar los motores con miras a las elecciones del próximo año. El grupo está integrado por los siguientes legisladores: Javier Morof, Tulio Caponio, Dante Loza, Jorge Yapura Astorga, Juan Rojas y Daniel Deiana. El problema pasa por el hecho de que, mientras ellos piensan que son la salvación para las aspiraciones del gobernador, en realidad, no son más que un salvavidas de plomo.
Todo comenzó cuando un grupo de legisladores jaldistas dio a conocer en el día de ayer que armaron un espacio político en el peronismo provincial en una nota del diario La Gaceta. En ese marco, señalaron que lo que buscan es “trabajar para seguir mejorando la vida de los tucumanos apoyando la gestión de Alberto Fernández, el jefe de gabinete Juan Manzur y el gobernador Osvaldo Jaldo“.
Según ellos, “es necesario que el justicialismo continúe gobernando tanto a nivel nacional, como también en la provincia y la única forma de garantizar el triunfo es con la unidad de todo el peronismo”. En ese sentido, declararon que este nuevo espacio político trabajará en toda la provincia “con todos los compañeros y compañeras que tengan como prioridad los intereses del pueblo”.
Lo que nadie dijo es que se trata de una media docena de verdaderos impresentables que cargan sobre sus hombros un prontuario que los convierte en más peligros que la mancha venenosa, al menos, en lo que hace al mundo de la política. Lo peor del caso, es que las aspiraciones de Osvaldo Jaldo no harían más que complicarse en caso de que coloque en ellos sus esperanzas de lograr llegar al poder el año que viene.
Ahora bien, no pareciera ser casualidad que una noticia como esta aconteciera, por ejemplo, apenas dos días después de que, curiosamente, Jorge Yapura Astorga fuera beneficiado por la “in-justicia de Tucumán”. Y es que está claro que el tafinisto ya se encuentra trabajando a la par del gobernador que quiere una provincia unida. Pero unida, obviamente, para el ex intendente y el resto de los otros cuestionados.
Y es que a lo que apuntarían no es más que asegurarse la suficiente acumulación de poder como para garantizar su propia impunidad. En ese marco, si de impunidad hablamos, debe recordarse que Yapura Astorga se encuentra procesado y debe ser enjuiciado por los delitos de Enriquecimiento Ilícito, Coautor De Los Delitos De Incumplimiento De Los Deberes De Funcionario Público.
[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]Pero como si esto fuera poco, también está acusado de Negociaciones Incompatibles con el Ejercicio de las Funciones Públicas, Fraude en Perjuicio de la Administración Pública, Malversación de Caudales Públicos (Peculado) y Asociación Ilícita. Sus familiares y personas de confianza están acusados de integrar junto con Yapura Astorga una asociación ilícita para cometer ilícitos.[/su_note]
Semejante cantidad de cargos en su contra sólo pudieron ser ninguneados gracias al patético accionar de la Justicia local cuando la mismísima Corte Suprema de Tucumán frenó el juicio en contra de Yapura Astorga dándole una ayuda. El mundo al revés: la Justicia se ubica del lado de los ladrones de guante blanco y poder político en lugar de colocarse del lado de la verdad y del bien.
Y si de tránsfugas hablamos, cabe recordar que otro de los jaldistas, Dante Loza, es conocido en el mundo de la política como el famoso imprentero alperovichista. En su prontuario figuran denuncias en torno a la imprenta Gráfica Loza, la cual por encargo de José Alperovich, elaboraban revistas difamatorias contra opositores al poder del por entonces gobernador de Tucumán.
Cabe recordar que la empresa pertenece al legislador Dante Loza, quien antes estaba encargado de la impresión de los documentos personales de los tucumanos en el Registro Civil, y luego reemplazó en la Legislatura a su amigo y compañero de lista política Cacho Cortalezzi, cuando éste fue puesto a cargo de la Caja Popular de Ahorros. Por entonces, se mandaba a niños a repartir una revista difamatoria contra La Bancaria, que se imprimía en Gráfica Loza.
Cabe mencionar que el ex director del Registro Civil de la Provincia, Dante Loza, supo ser un verdadero modelo de hiperactividad alperovichista. Resultó un caso único en el país por su falta de antecedentes profesionales para estar a cargo de la elaboración de los documentos personales, pero exhibió un enorme afán por “trabajar fuerte” y acumular para el por entonces dueño de la provincia.
Además de imprimir los afiches, papelería muy variada y DNI electorales para Alperovich en época de campaña, de seguir el día a día de sus negocios particulares, se construyó una mansión de nuevo rico en Raco en la que hace gala de gigantescos cuatriciclos y otros lujos. Este nefasto personaje forma parte de “los impresentables” que apoyan a Osvaldo Jaldo y que lo pueden hundir al tratarse de salvavidas de plomo.
Como si fuera poco, en un momento llegó a tener designados en legislatura una numerosa lista de empleados, entre otros a su esposa, su hijo y hasta su secretaria, sobre quién existe la duda entre los empleados de la Legislatura si habría cobrado sueldo en el Registro Civil y en el Poder Legislativo al mismo tiempo. Loza supo llegar al colmo del descaro al tener designado en la Cámara a un empleado de su Imprenta Loza.
Es indudable que en esto de designar empleados de negocios particulares dentro de la Legislatura fue un adelantado. Sería bueno que a parientes y empleados de sus empresas les pague los sueldos con plata de sus bolsillos y no de la los tucumanos. No era necesario designar a toda su familia. Con esa cara de yo no fui, es uno de los actores principales del “vamos por todo” característico del kirchnerismo.
Por otra parte, cabe recordar que en los últimos meses hubo múltiples denuncias de corrupción y malversación de fondos en la Mutualidad Provincial por parte de la gestión de Daniel Deiana, los cuales fueron reflejados oportunamente por parte de Tucumán Despierta. Y es que el hecho de que la justicia federal ordenara la intervención de la Mutualidad Provincial luego de las graves acusaciones de corrupción contra el legislador provincial oficialista cayó como una bomba.
La noticia se convirtió en un clavo más que se encastra en el ataúd político que el propio Deiana supo construirse con tantas irregularidades que han salido a la luz en estos meses. La denuncia daba cuenta de los fines defraudatorios para con los acreedores por medio de una maniobra delictiva, consistente en la creación de un Fideicomiso por medio del cual se generó un vaciamiento de la Mutualidad Provincial Tucumán.
Justamente, impide la percepción de las deudas generadas por la violación de las disposiciones de la Ley Penal Tributaria – Provisional. En ese marco, cabe mencionar entonces que la maniobra delictiva denunciada consistió en la constitución de un fideicomiso al cual le cedieron la totalidad de las cuotas sociales, por lo tanto, al pretender embargar y/o secuestrar estas, ya no se encuentran en el patrimonio de la Mutualidad Provincial Tucumán.
De esta manera, queda claro que la irregular administración llevada a cabo por Deiana generó una multimillonaria deuda perjudicando a diversos acreedores. Para entender la gravedad de este asunto, cabe aclarar que se debe al hecho de que la mayor parte de la deuda a la que se refieren es de naturaleza previsional y fiscal. Esto, se da a raíz de incumplimientos de aportes al sistema de seguridad social, lo que perjudicó a trabajadores y al fisco nacional.
En esa línea, el descarado accionar de Daniel Deiana consistía en modificar de manera ilegal las condiciones de trabajo de los empleados de la Mutualidad. Alteraba los rubros que componían la remuneración. Es por ello que cabe preguntarse entonces: ¿Semejante personaje como éste puede ser uno de los pilares para las aspiraciones de Osvaldo Jaldo en las elecciones del año que viene?
Luego viene un legislador como es el caso de Javier Morof, ex bussista de quien el titular de Fuerza Republicana dijo que “Morof es a Osvaldo Jaldo lo que Enrique Romero es a Germán Alfaro, son bufones. Divierten y dicen cosas pero que nadie puede tomar en serio”. Sin embargo, esto no es lo más grave debido a que lo realmente importa como es el caso de haber recibido supuestamente coimas.
Al menos, así lo aseguró el propio Ricardo Bussi. En ese marco, el líder de Fuerza Republicana sostuvo en su momento que “las barbaridades que estuvo diciendo este ex bussista, echado por coimero porque lo echamos de FR cuando era concejal capitalino por prenderse en el aumento del boleto. Lo echamos por coimero”. Es decir, alguien sobre quien pesa este tipo de sospechas: ¿Puede resultarse confiable a alguien?
Y si de bussistas hablamos, de Juan Rojas se dijo de parte del mismo Bussi que “hubo algo por debajo de la mesa” debido a que abandonó Fuerza Republicana para irse al peronismo. En su momento, Bussi admitió que no lo sorprendió la actitud de Rojas, que desobedeciendo el mandato del bloque asistió al debate y votó por la designación de Eduardo Cobos como nuevo Defensor del Pueblo.
“Rojas hace tiempo que venía haciendo acuerdos con el peronismo, con el jaldismo”, dijo el presidente del bloque republicano. Con personajes como estos, la traición es moneda corriente y está a la vuelta de la esquina. Algo que no inspira la mínima confianza de cara a las elecciones del 2023 para Osvaldo Jaldo. ¿Cómo se puede seguir confiando en sujetos tan impresentables como estos ex bussistas?
Por último, sobre el alperovichista Tulio Caponio, pesa una denuncia que causó indignación en Tucumán. Esto se debe a que fuera acusado de vender comida a bajo precio a cambio de que los clientes se afilien al partido oficialista Acuerdo Federal. Todo salió a la luz tras una investigación periodística, en la que se muestran imágenes de varios empleados del “mercadito” quienes cuentan que responden a Tulio Caponio.
“Hay que afiliarse para que podamos seguir trayendo los precios cuidados”, expresa una de las mujeres en el video. Y agrega: “Esto es un mercadito social. Traemos precios cuidados. El servicio lo brinda Tulio Caponio. Él tiene el poder para comprar la mercadería a bajo costo y al mismo costo la vende. No tiene ningún beneficio”. Según la investigación, existen al menos cinco “mercaditos sociales”.
En los que se podía comprar (en esa oportunidad), por ejemplo, una botella de aceite a $43, un litro de champú a $35 y 520 gramos de puré de tomates a $18. Para poder adquirir los productos a ese precio solo se requería una condición: afiliarse al partido Acuerdo Federal. Incluso, una de las vendedoras intentó convencer a uno de los compradores al asegurarle que se sortean motos y autos 0k/m antes de las elecciones.
En definitiva, Javier Morof, Tulio Caponio, Dante Loza, Jorge Yapura Astorga, Juan Rojas, Daniel Deiana representan al gobernador de la provincia. Esto es el kirchnerismo/peronismo, que está compuesto por funcionarios cuestionados por delitos de corrupción o por la sociedad para tener la posibilidad de trabajar al lado del gobernador. Serán personajes que no harán más que hundir la tarea realizada por Jaldo.
Y es que, en realidad, a lo que apunta esta banda es a lograr la protección judicial. Asegurarse la impunidad es a lo único que en verdad aspiran los jaldistas. Para colmo, así se identifican, como jaldistas, es decir, estos personajes dicen ser sus hombres, los de Osvaldo Jaldo. Resta saber qué es lo que hará el gobernador interino. Lo mejor para él será desligarse y tomar distancia de aquellos que sólo aspiran a utilizarlo para afianzar la impunidad de la que gozan.