Luego de que informáramos desde Tucumán Despierta que ahora el kirchnerismo iría en contra de los fiscales, la Corte Suprema de Justicia le dio otra mala señal a Cristina Kirchner mediante un fallo sobre Milagro Sala. Y es que a pesar de que la vicepresidenta atacó a sus miembros con su teoría del lawfare, el máximo tribunal entró en una dinámica de trabajo confirmando condenas en casos de corrupción.
En ese sentido, la cronología es elocuente. En julio del 2020 la Corte rechazó varios recursos de queja del ex ministro de Planificación Julio De Vido en la causa Río Turbio y otras. En agosto pasado confirmó la condena a Luis D’Elía a 4 años de prisión por tomar la comisaría de la Boca en 2004. En setiembre, ratificó la del ex secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, a 5 años y medio de prisión, entre otros ex funcionarios imputados en la causa de la Tragedia de Once.
En diciembre, confirmó la condena al ex vicepresidente Amado Boudou a 5 años y 10 meses de prisión en el caso Ciccone. En ese caso, aplicando el artículo 280 del Código Procesal que le permite rechazar recursos sin argumentar por escrito. Y este jueves, dejó firme una condena a dos años de prisión a la líder de la Tupac Amaru, Milagro Sala. Pero eso no es todo, ya que debe agregarse un detalle.
Y es que, además, la Corte aceptó la opinión no vinculante del Procurador General de la Nación interino, Eduardo Casal, a quien la vicepresidenta quiere echar. Las confirmaciones de condenas por corrupción son una señal para Cristina Kirchner quien tiene 13 recursos de queja en el máximo tribunal. Y contra todo el poder K. Una señal de independencia frente al Gobierno y el plan de impunidad de Cristina que cada mes se pone más virulento.
Y también son un espejo para eventuales condenas de la vicepresidenta en juicios como, por ejemplo, el direccionamiento de contratos de obra pública por 3 mil millones de dólares a favor de Lázaro Báez. O las causas de los Cuadernos de las Coimas, Hotesur y Los Sauces. La vicepresidenta el año pasado con una de sus cartas atacó a todos los miembros de la Corte e insistió con su teoría del lawfare.
Ante este debate, se sumó el domingo el presidente Alberto Fernández en una entrevista en la cual se alineó con Cristina y sostuvo que creía que un caso del lawfare era el de Milagro Sala. El problema es que el lawfare no está en el código penal de ningún país. Y la carta de Cristina unificó a los miembros de la Corte, tras un año de peleas internas. Y, tras la feria judicial, puso en marcha una “dinámica de trabajo” que hará mover el barco en las próximas semanas.
Y como si esto fuera poco, sobre todo habrá tormenta política cuando opine sobre si el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, violó los derechos humanos con sus centros de aislamiento obligatorios controlados por la policía. Denuncia contra Insfrán, un aliado de los K, y contra el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla. Entonces, cabe preguntarse: ¿Se vendrá ahora una ofensiva del kirchnerismo en contra de la Justicia?