La naturaleza vino a recoger a Luis José -también llamado José Luis- Bussi en el Palacio de Justicia. Alrededor de las 10, el ex legislador de Fuerza Republicana se desplomó mientras caminaba por el pasillo del primer piso a la altura del Juzgado Civil y Comercial N°4. El suceso conmocionó a los Tribunales. Empleados, colegas, médicos de las distintas oficinas judiciales y emergentólogos intentaron revivir a Bussi durante casi una hora. Nada funcionó. El profesional Daniel Tarulli, que llegó segundos después de la caída, explicó que la reacción fue desordenada y, por momentos, caótica. “Falló la emergencia: el evento demostró que no hay un protocolo para urgencias médicas o que, si existe, falta capacitación en el Poder Judicial”, opinó.
El nerviosismo general persistía una hora y cuarto después de que Bussi, que tenía una cardiopatía, perdiera el conocimiento. Muy afligidos por la atipicidad de la situación, algunos funcionarios intentaban contener al público, a los familiares del difunto y a la prensa a la vez que preservar el lugar donde estaban tendidos los restos. A esas tareas se aplicaron, entre otros, Gabriela Blanco, secretaria de Superintendencia; Jimena Vallejo Morales Miy, responsable de la Dirección de Comunicación Pública, y Facundo Posse, secretario e hijo de Daniel Posse, presidente de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán. Al parecer, hubo roces con curiosos que pretendían filmar y fotografiar la escena.
“La respuesta fue improvisada y descoordinada. Es necesario revisar esto”, comentó Tarulli. Un empleado que estaba cerca de Bussi fue el primero que llegó a prestarle auxilio. Según pudo reconstruir LA GACETA, el muchacho hizo respiración boca a boca al letrado. Luego, se presentaron una médica de la Oficina de Violencia Doméstica, Cristina del Valle Cortez, y personal del Cuerpo de Peritos Médicos Oficiales con un tubo de oxígeno y una máscara. En simultáneo, llamaron al 107. Tarulli relató que, en medio de ese revuelo, surgieron dudas sobre dónde estaba el desfibrilador y cómo operarlo. “El aparato apareció, empezó a dar órdenes y generó un shock: todos quedamos perplejos”, describió. Minutos después, se unieron los médicos de Emergencias del Sistema Provincial de Salud (Siprosa). Para entonces ya habían llegado otros facultativos del Cuerpo de Peritos. Entre todos probaron, incluso, con intubar a Bussi, que vestía una camisa blanca y un pantalón de gabardina azul.
El legislador Ricardo Bussi, hermano del profesional infartado, ingresó al Palacio en el tramo final de la asistencia. “Tenía 60 años recién cumplidos y había sido operado del corazón. Pero estaba bien de salud”, explicó, después, con un hilo de voz. Paula Cornejo, la viuda, aguardó junto a su cuñado, hijos y allegados el traslado del cuerpo. El desenlace de Bussi repercutió hasta en el Teatro Mercedes Sosa, donde los asistentes a la sesión legislativa preparatoria del juramento del gobernador Juan Manzur guardaron un minuto de silencio.
La Corte, que acudió en pleno a la ceremonia del jefe del Poder Ejecutivo, expresó mediante un comunicado que el abogado había recibido la inmediata atención del Cuerpo Médico del Poder Judicial, y que las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) habían sido apoyadas con el equipamiento correspondiente y reforzadas con la intervención del Siprosa. El alto tribunal agregó que lamentaba lo sucedido. A las 12.20, la ambulancia partió del Palacio rumbo al tanatorio.