La hipocresía del alfarismo no parece encontrar techo. En el día de ayer, la diputada nacional y precandidata a senadora en Juntos por el Cambio, Beatriz Ávila, cuestionó al Poder Ejecutivo por el alto nivel de “necesidad de alimento, de pobreza e indigencia en la provincia”, en el marco de la presentación de la lista del Partido por la Justicia Social (PJS) para participar en las elecciones primarias de septiembre.
Estas expresiones de Beatriz Ávila se dieron en el contexto de la situación social de Tucumán, tras observar las imágenes que se viralizaron sobre un hecho registrado en Las Talitas cuando un joven, al parecer en situación de calle, había sustraído un pedazo de carne que estaba en la parrilla cuando un grupo de muchachos festejaba en ese momento el Día del Amigo con un asado instalado en la vereda.
En ese sentido, la funcionaria legislativa expresó su preocupación ante ese escenario y expresó que “había responsables”. Muy suelta de cuerpo enfatizó que “es el fracaso del gobierno nacional y el provincial”. Ahora bien, lo que parece desconocer Beatriz Ávila es su responsabilidad como política que ocupa un cargo legislativo a nivel nacional y un pasado como legisladora provincial.
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Y es que, como si ella fuera alguien que opina desde afuera, dijo que “la clase dirigencial tiene que dar respuestas. Debido a eso la gente está enojada y con bronca”. Lo que también parece olvidar la diputada nacional, como si una especie de memoria selectiva la aquejase, es el hecho de que tiene tanto un pasado como dirigente peronista cuando su marido, Germán Alfaro, y Domingo Amaya militaban en el oficialismo provincial.
Pero, además, Beatriz Ávila esconde su pasado como aliada al macrismo, espacio por el cual se postuló en el año 2015. De hecho, la banca que ocupa en la actualidad la obtuvo por entrado como diputada nacional por Juntos por el Cambio, coalición que la privilegió por encima de otros aliados como es el caso de los radicales José Cano y Silvia Elías de Pérez. De más está decir que al cabo de pocos días, la mujer de Germán Alfaro traicionó a todos en tiempo record.
Es por ello que, ni lerdo ni perezoso, el primer precandidato a senador por el Frente Amplio por Tucumán, Federico Masso, aprovechó la oportunidad y le replicó a Beatriz Ávila sus dichos. “Con el respeto que me merece Beatriz Ávila, la pobreza no tiene un solo culpable. El gobierno de Mauricio Macri prometió pobreza cero y la dejó en 32.5% sumado a un endeudamiento infernal que lo utilizó en lo electoral sin pensar en la necesidad de millones de argentinos”, opinó.
“Para hablar de la pobreza en la Argentina hay que despojarse de la hipocresía. En los últimos 10 años la pobreza fluctuó entre el 26 y el 50%. ¿Quiénes gobernaron la última década? Kirchnerismo y macrismo, dos caras de la misma moneda”, agregó el actual legislador tucumano. Pero todo parece indicar que a la memoria selectiva y la amnesia conveniente y oportunista de Beatriz Ávila poco le importa esta verdad, ya que la hipocresía puede más.
