Comienza la semana con el saldo de un sábado y domingo teñidos de sangre a causa de sendos hechos de inseguridad en los cuales dos jóvenes fueron asesinados para robarles el celular. Uno de estos crímenes tuvo lugar en Los Pocitos y el otro en calle Laprida al 2700, ambas zonas ubicadas en el límite norte pasando San Miguel de Tucumán. Sabido es que el mes de diciembre suele traer aparejado un aumento de la inseguridad.
Entonces, cabe preguntarse si es que todos los ciudadanos de a pie lo saben ¿Cómo es posible que desde el Ministerio de Seguridad que encabeza Claudio Maley no se haya pensado siquiera en algún plan de contención para este mes? Cuando restan apenas 10 días para la Navidad, es más probable que sea Papá Noel quien trajera como regalo la seguridad a Tucumán antes que esperarla de parte las autoridades gubernamentales ineficientes.
Cuando no se producen muertes en el marco de robos y asaltos, ocurren en un contexto de enfrentamientos vecinales o a causa de la mal llamada justicia por mano propia. Uno de los rasgos más característicos de la grave crisis que se atraviesa, puede encontrarse justamente en el hecho de que hay muchos ciudadanos de Tucumán que no tienen problema de “arreglar” las cosas por medio de la violencia, incluso si ésta lleva al asesinato.
Es por ello que a diario podemos observar cómo el número de tucumanos muertos aumenta siempre a causa de la violencia entre los propios vecinos o a mano de delincuentes contra los ciudadanos. Esta es la otra pandemia que azota a la provincia desde hace tiempo ya y es mucho más mortal que la del coronavirus. Sin embargo, las autoridades gubernamentales y los funcionarios públicos siguen sin tomar nota al respecto.
La totalidad del territorio tucumano pareciera a ciencia cierta una zona liberada, en la cual los delincuentes se mueven a sus anchas y se han convertido en los dueños del espacio público. Mientras tanto, los ciudadanos de a pie tienen limitada la libertad individual para movilizarse a la hora que sea. En cambio, los malvivientes gozan de la posibilidad de hacer lo que quieren gracias a la impunidad con la que se mueven.
Esta impunidad es la que les transmite el propio Ministerio de Seguridad, cuando observan la increíble falta de accionar de parte de Claudio Maley. Desde este medio, han sido incontables las veces en las que nos hemos referido el penoso papel desempeñado por el funcionario oficialista, la sociedad entera está consciente de ello.
Por el contrario, el gobernador no hace más que apoyar en cuanto oportunidad tiene al ministro de Seguridad, cada vez que enfrenta los micrófonos de la prensa. Cabe preguntarse entonces ¿Hasta cuándo el Gobierno seguirá sosteniendo a este funcionario? Pero también resta saber cuánto tiempo más podrá aguantar la sociedad tucumana harta de ver cómo se tiñen de rojo sangre las calles de nuestra provincia semana tras semana.
