La Cámara Nacional Electoral dispuso un calendario para el presente año eleccionario que se celebrará entre setiembre y diciembre en nuestro país, pero en nuestra provincia los principales candidatos, decididamente han optado por ignorar las normativas vigentes, ya que, desde el 16 de agosto, comenzó la prohibición de actos tendientes a sumar voluntades de cara al acto eleccionario de las PASO.
El gobernador Juan Manzur siguió recorriendo la provincia sin ningún tipo de inconvenientes como si la Cámara Nacional Electoral, fuese un elemento meramente decorativo, en idéntica situación se encuentra el vicegobernador y presidente de la legislatura, Osvaldo Jaldo, los cuales se han dedicado a ensayar artillería pesada de manera mutua, en cada rincón recorrido, dentro de la interna feroz que vive el oficialismo a nivel provincial.
No menor es la actitud del actual intendente del Ciudad Histórica de San Miguel de Tucumán, quien ha sabido demostrar sus dotes de bailarín, como es el caso de Germán Alfaro, haciendo también caso omiso de lo que marca el calendario electoral. Lo curioso del caso, es que hasta aquí no hemos visto a ningún ciudadano ejercer su rol de contralor y realizar algún tipo de presentación de índole judicial.
Con el objetivo de que los candidatos brinden las respuestas lógicas, en el marco del normal y sano ejercicio de la democracia. Pero eso no es todo, y es que cabe mencionar que la campaña electoral para las PASO está muy cerca de su clímax y los bandos que luchan entre sí por la interna justicialista se pasean por el interior de la provincia, realizando multitudinarios actos, sin distancia social.
En ese sentido, parecería que su objetivo es provocar un contagio masivo y propagar el coronavirus, junto con la palabra peronista. Pero esa falta de compromiso para cumplir los protocolos sanitarios en pos del bienestar de todos los tucumanos no es lo más grave de esta absurda interna. Lo peor de esta encarnizada lucha peronista está en las declaraciones cruzadas entre Manzur y Jaldo, tan letales como si de balas se tratase.
Y es una lástima que sea así, porque los más afectados son los mismos ciudadanos, el pueblo que dicen cuidar. Esta vez, el vicegobernador se vistió de profeta y prometió a la gente de Leales un futuro seguro. Y esa promesa sólo se podría cumplir si el Presidente de la Legislatura fuera un Dios, porque ningún ser humano podría saber y, mucho menos, asegurar lo que ocurrirá en el futuro. En ese sentido, parecería que el líder del Peronismo Verdadero tendría amnesia.
Esto se debe a que no recuerda que él fue y es parte de la mala gestión a la que se refiere. Y, al decir que el peronismo sabe solucionar los problemas y necesidades de los tucumanos, también estaría olvidando que ese espacio político gobierna hace años en la provincia y fueron muy pocos los problemas y necesidades que pudo solucionar, si es que solucionó alguno con Juan Manzur al frente de la administración desde el 2015.
