Cristina Kirchner y Alberto Fernández se abrazan desesperadamente al índice de desocupación del 7% como si fuera un trofeo de un país con una alta ocupación y salarios dignos que le ganan a la inflación. “Hoy tenemos 7% de desocupación y estamos solo a 1,1 de alcanzar el 5,9% que teníamos allá por el 2015, pero tenemos 1.300.000 planes. Hay algo que va a haber que revisar porque con una desocupación del 7% deberíamos tener menos planes sociales”, aseguró ella.
Una gran bomba de humo por dónde se la mire. Como el Indec tenía sus cifras manipuladas en los últimos años del gobierno de Cristina Kirchner para no mostrar la grave situación social, no había cifras oficiales ciertas. Pero según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, el desempleo con el que terminó su mandato la por entonces presidenta era del 9,4%. ¿Cuál es la lógica?
Si Cristina Kirchner entregó el gobierno con una desocupación del 9,4%, y Mauricio Macri con el 8,9% y ahora se ubica en el 7%, ¿Quiere decir que el gobierno de Alberto y el de Macri fueron mejores que el de Cristina, con más trabajo y crecimiento? El pez por la boca muere. Los especialistas aseguran que arrojar un porcentaje de desempleo en soledad, como lo hizo la vicepresidenta, no sirve de nada o sirve para ocultar la realidad.
Lo correcto es que sea analizado junto con el contexto, y con otras variables vecinas. De acuerdo a la reciente Encuesta Permanente de Hogares del Indec, del total de argentinos disponibles para trabajar, unos 13.5 millones, se podría afirmar que alrededor de 5 millones tienen un trabajo indigno en su mayoría, o están desocupados. Se afirma que menos de la mitad de la población tiene trabajo, un 43,3%.
La trampa es que en esas 12,6 millones personas con trabajo están incluidas las que trabajan en negro. Es decir, que perciben un ingreso menor al que estipulan las negociaciones salariales y las paritarias; que no tienen ART que resguarde su salud si les ocurre algo; que no tienen obra social en medio de la situación indigna de la salud pública donde muchos deben hacer cola a las 4 de la mañana para conseguir un turno de atención en un hospital.
Son aquellos que no tienen aportes sociales y están condenados a no tener una jubilación salvo que la demagogia los “beneficie” con una jubilación mínima como las que regaló el kirchnerismo, con un sistema previsional que está quebrado. También son contabilizados como ocupados a aquéllas personas que, tal vez, una semana antes de la medición hicieron una changa por la que recibieron dinero por primera vez.
O que quizás trabajan con sus padres unas horas en un negocio familiar, aunque no reciban paga. De modo que, según la información oficial, de quienes tienen un trabajo, unos 3,3 millones están en negro; y casi 3 millones trabajan por cuenta propia, pero no a todos les va bien como para costearse una prepaga o llegar a fin de mes. A cerca de 1 millón de cuentapropistas, según cálculos privados, apenas les alcanza para llegar a fin de mes y no tienen cobertura de salud.
Justamente, allí se encuentran los monotributistas sociales que rondan los 500 mil y un sector de las categorías más bajas, como lo son las A y B, que reciben un plan social como paliativo. En síntesis, del total de gente con trabajo, 12,6 millones: sólo cerca de 6 millones tienen un salario digno con aportes y cobertura de salud; y unos 2 millones se las arreglan trabajando por cuenta propia.
El resto, algo más de unos 5 millones, son informales o monotributistas de escasos o nulos ingresos que sobreviven con los planes sociales, o directamente son desocupados. Es decir que casi el 40% de la población ocupada vive con algún empleo, pero en condiciones indignas. ¿Contestará la duda de Cristina Kirchner de por qué hay tantos planes sociales con un 7% de desocupación?
Por las dudas, hay un dato más. Una familia con dos chicos necesita en total unos cien mil pesos por mes para no ser pobre. Es tan grave la crisis que la gestión de Alberto Fernández y Cristina Kirchner agravó el nivel inflacionario que heredó de Mauricio Macri. Al punto que muchos trabajadores que hoy están en blanco son pobres, porque cobran menos que la canasta básica total. ¡Si Evita los viera!