Opinión. “Lo que nos dejó la semana“
El legislador Raúl Albarracín, dirigente radical aliado al alfarismo, anunció que buscará la Intendencia de Concepción, su ciudad natal. Sin embargo, el interrogante por estas horas es por qué espacio se postulará. Sobre todo, teniendo en cuenta que Albarracín habría renunciado a la presidencia de bloque del PJS en la Legislatura y estaría sumándose al equipo de Osvaldo Jaldo.
De todos modos, a través de sus redes sociales, Albarracín se refirió a las versiones que circulan en “La Perla del Sur” respecto a que será el candidato del jaldismo. “Gente ligada al gobierno municipal está difundiendo imágenes y cartelería que no son las oficiales nuestras. Los concepcionenses conocen de mi apertura y respeto por todas las expresiones políticas y sociales. El camino para que Concepción vuelva a brillar es Juntos, sin grietas”, aseveró en sus redes.
De esta forma, estaría convalidando la posibilidad de que en los próximos días se oficialice la candidatura de Albarracín a intendente de Concepción, pero representando a la Casa de Gobierno provincial. Ahora bien, esto no debiera de sorprender teniendo en cuenta que sus convicciones las dejó en su casa debido a que hasta ayer nomás sólo apuntaba a volver a usar a Juntos por el Cambio como plataforma para poder seguir viviendo de la función pública.
Y es que Raúl Albarracín llegó en su momento al Parlamento tucumano en el año 2015 de la mano del radicalismo y de Cambiemos, pero al final terminó traicionando este espacio y se volcó a las filas del espacio político de Germán Alfaro. En ese sentido, tuvo el mismo comportamiento reprochable que Beatriz Ávila para llegar al Congreso de la Nación, tal y como antes de ella, su propio marido, había hecho para llegar a la Intendencia capitalina.
De ese ejemplo se agarró Albarracín, que luego abandonó el barco para unirse al espacio del intendente claramente identificado con el peronismo. Pero ahora volvió de la mano del alfarismo a Juntos por el Cambio, una coalición que decidió tragarse el sapo de la traición de Alfaro y Ávila, así como sus críticas para con el espacio luego de la derrota de Mauricio Macri en el 2019.
En lo que respecta a Albarracín, apenas llegó a la Legislatura dejó colgado del ropero los valores del radicalismo. Tal es así que, en 2019, cuando presidía la Comisión de Medio Ambiente, le dio un premio a Germán Alfaro. En esa ocasión explicó que “en el mes de octubre la cámara hace entrega de esta distinción a personas físicas y jurídicas que durante el año se han destacado por su accionar en promoción de la conciencia ambiental y de la protección del medio ambiente”.
¿Acaso la gestión de Alfaro se caracteriza por haber hecho algo por el medio ambiente? Cuando las calles de la ciudad están detonadas como si se hubiera librado una guerra en ellas. No en vano, el legislador bussista en Concepción, Gerardo Huesen, declaró que “la miserabilidad del legislador Albarracín es lo único que no tiene límites. Qué se puede esperar de un mercenario de la política, que se cambia de camiseta partidaria como de ropa interior”.
Como si esto fuera poco, acotó que Albarracín “era radical, ahora peronista. De un hombre así, nunca saldrá la verdad. No lo atan convicciones ni principios, sino su propia conveniencia”. En definitiva, se trata de un dirigente político que no es más que un camaleón de la política y está dentro de la misma bolsa que Germán Alfaro y que Beatriz Ávila. Es por ello que se mostraban en cada acto en el que es posible.
Y si de Beatriz Ávila hablamos, lo cierto es que Germán Alfaro teme que ni siquiera con su mujer logre conservar el municipio capitalino bajo su control. Sobre todo, considerando que Rossana Chahla viene avanzando firme por todo el territorio de San Miguel de Tucumán, tras su confirmación como candidata por parte del oficialismo provincial.
Pero, sobre todo, el temor del intendente se profundiza a causa de que el alfarismo cada día cuenta con más desertores debido a que casi a diario y desde hace tiempo ya son muchos los dirigentes que lo abandonan en pos de volver al peronismo provincial. De esta manera, Germán Alfaro se va quedando cada vez más sólo, prendiendo velas a “San Larreta” para que lo imponga en Tucumán.
Y es que, como si fuera poco, el radicalismo a la cabeza de Roberto Sánchez marcha firme por la irreversible candidatura a gobernador de la provincia. Es por ello que el intendente capitalino urdió el plan de pegarse al jefe de gobierno porteño, como garrapata al perro, para que valore su obsecuencia y lo “bendiga” con su elección como el candidato a gobernador por Juntos por el Cambio en las elecciones provinciales del año que viene.
Esto significa que Alfaro apunta al “dedazo” nacional para lograr lo que por medio de las urnas no consiguió. El plan de Rodríguez Larreta consistiría en apoyar a dirigentes tucumanos en las elecciones a pesar de su “prontuario” político y hacerlo por encima de cualquier vía democrática de elección. En otras palabras, él y también Patricia Bullrich estarían decididos a optar por el dedo a la hora de bendecir a sus candidatos en Tucumán.
Significa que no respetarían la voluntad del pueblo que señala en todas las encuestas que Sánchez a la cabeza la mejor opción. Lo que está claro es el hecho de que, mientras Alfaro no sabe qué malabares hacer, cual foca de circo, para forzar como sea la “bendición” política de dirigentes porteños de JxC, la UCR al mando de Sánchez, pareciera que les dirán “no” a las pretensiones de ser el candidato a gobernador, porque ese lugar lo ocupará el piloto.
Alfaro, tramposo como él solo, quiere lograr por el escritorio lo que no consiguió en las urnas.
Es decir, no ganarle limpiamente a Sánchez. Larreta estaría convencido de apostar por personajes nefastos como el mismísimo Alfaro, “cambiar para que nada cambie” y así el poder se maneje desde las sombras. Pero parece que, por ejemplo, el historial marcado por la traición de parte del intendente de la capital y de Beatriz Ávila no le importa al jefe de gobierno porteño.
Quien ahora lo llama y le ofrece la posibilidad de ser el candidato a gobernador por Tucumán. Justo Germán Alfaro, quien es un traidor político al igual que Beatriz Ávila. Es decir, el candidato presidenciable para el 2023 premia a ambos ofreciéndoles la candidatura a gobernador al intendente capitalino. Desde el PRO nacional se está apostando desde el comienzo a un perdedor, Germán Alfaro.
Y es que la decisión del macrismo representada por Horacio Rodríguez Larreta deja en claro que no le importa hacer un rejunte de dirigentes a cualquier precio. Con tal de intentar quedarse con el poder, Juntos por el Cambio a nivel nacional, permite no solo que los traidores a la coalición puedan retornar como si nada hubiera pasado. Es por esta razón que desde Tucumán Despierta nos preguntamos: ¿Cómo no va a sentirse desilusionado el votante tucumano?
Y es que con tal de seguir concentrando poder en Buenos Aires, al macrismo no le importa Tucumán, ni respetar que es Sánchez quien logró que Alfaro perdiera las primarias del año pasado. Lo que está claro es que el votante tucumano sabe que le estarán vendiendo “gato por liebre” si desde Juntos por el Cambio les quieren hacer creer que Alfaro encarna algo positivo, cuando ostenta una de las peores imágenes públicas del país.
¿Tomarán nota de esto en el PRO?