Un grupo de unos 50 manifestantes de organizaciones kirchneristas de la llamada 7° Marcha por la Soberanía de Lago Escondido llegaron finalmente hasta la propiedad del empresario inglés Joe Lewis e iniciaron un acampe.
La mansión del británico está ubicada a metros de la orilla del Lago Escondido frente a una paisaje espectacular.
Los militantes alcanzaron este punto después de dos días de caminata por la ruta de montaña. La otra es por el camino de Tacuifí que se encuentra cerrada por una tranquera y bajo vigilancia de unos 60 gauchos del sur.
El recorrido de estos manifestantes se prolongó porque dedicaron varias horas a andar en kayak por la Laguna Soberanía y a hacer fuego en los alrededores, dos acciones prohibidas por Secretaría de Medioambiente de Río Negro.
El grupo es liderado por Jorge Rachid, médico de Milagro Sala, a quien se lo observó disfrutar del paseo en kayak, según se observa en videos que recorren grupos y redes.
Los manifestantes están en la misma área que alcanzó en diciembre de 2022 Juan Grabois junto a unas 70 personas. Pero Grabois y los suyos estaba menos preparados y debieron marcharse por la falta de alimentos, agua y el frío reinante por la madrugada.
Rachid ordenó llevar alimentos y carpas en gran número, pero la ruta que debieron tomar para alcanzar la orilla del Lago Escondido y junto a la casa de Lewis, les implicó consumir buena parte de sus reservas, según pudo averiguar Clarín.
De manera que él y sus seguidores tampoco tienen comida y agua para permanecer mucho más en el sector. Los manifestantes han advertido que se marcharán por la tranquera que divide la ruta 40 de los campos. Este es el lugar en el que permanecen apostados los gauchos patagónicos e impiden el paso de la otra columna de las organizaciones de kirchneristas y de izquierda que la conforman. Hay más de 150 personas de las cerca de 500 que llegaron originalmente a EL Foyel.
En su mayoría los participantes de la marcha son jóvenes. Algunos de ellos anunciaron que mantendrán una huelga de hambre hasta que se les abra el paso por Tacuifil.
Mientras tanto, el grupo se ha ido acomodando en el sector privado de Lewis en el que resaltan explanadas de césped cultivado y el resto de la propiedad compuesta por las casas de los trabajadores, de visitas y administradores y caballerizas.
Los jóvenes intercalan caminatas por el “jardín” de Lewis con momentos en el lago como si se tratara de unas vacaciones en una playa pública.