Muchas veces, la vocación de servicio de los miembros de la fuerza policial implica intervenir en situaciones de vida o muerte y resultan historias especialmente conmovedoras cuando está en riesgo el bienestar de bebés y niños. Esta vez, dos efectivos de la División de Patrulleros lograron salvar a Milagros, una bebé de apenas ocho meses de edad que estaba ahogándose.
El domingo por la noche, la pequeña bebé metió en su boca la viruta de un lápiz con el que su hermanita hacía sus tareas. Sus padres salieron de la casa desesperados a pedir ayuda y así se encontraron con el Sargento José Gerez y el agente Franco Gómez. “Estuvimos de turno todo el día y en horas de la madrugada recorríamos la calle Pedro Miguel Aráoz cuando, antes de llegar a la avenida Papa Francisco nos interceptó la pareja que llevaba a la bebé de ocho meses ahogada”, explicó Gerez.
El Jefe de la División Comisario Principal Rufino Medina, destacó la formación profesional que reciben en la fuerza para poder asistir correctamente en estas situaciones extremas. “Desde el ministerio y la jefatura de policía se ofrecen contantemente capacitaciones que complementan los conocimientos adquiridos durante la formación en la escuela. Además de eso, en la división día a día se les recuerda el trato humano que deben tener con la gente y eso dio sus frutos en este procedimiento en el que actuaron con rapidez”, precisó.
El agente Gómez fue quien tomó a la niña en brazos y la subió al patrullero para poder trasladarla al Hospital de Niños. “La sostuve por el pecho y comencé a hacerle masajes en la espalda y la pancita hasta que pudo vomitar. Logró expulsar el pequeño objeto con el que estaban atoradas sus vías respiratorias, lloró y respiró nuevamente. El tiempo era crítico, el traslado tenía que ser de urgencia y lo logramos”, contó el agente que forma parte de la policía hace ocho años.
“Los padres estaban en estado de shock y después de trasladar al hospital a la bebé, que casualmente se llama Milagros, nos dijeron que ya nos consideran parte de la familia. Como padre, me siento muy orgulloso de haber podido ayudar así en medio de tantas malas noticias por la pandemia”, contó Gerez, quien lleva 18 años en la fuerza policial y ya salvó una vez a un niño en una situación similar.
“En la desesperación del momento los padres no habían llevado nada al hospital y no contaban con medio de transporte, por lo que nos ofrecimos a conseguirle lo que necesitaban y les procuramos leche, pañales y ropa para la bebé, que quedó en observación. Hay actitudes que no son parte de nuestra labor, pero que las hacemos por simple vocación de servicio a la comunidad”, reflexionó el sargento.