Monjas del Convento San Bernardo de Carmelitas Descalzas de Salta denunciaron por violencia de género al arzobispo monseñor Mario Cargnello, junto a otros dos religiosos. Se les prohibió el acercamiento a la residencia de las hermanas y deberán presentarse a una audiencia el próximo mes.
“Las situaciones de hostilidad, que se dieron desde 1999 hasta el lunes pasado, llevaron a que la madre superiora decidiera hacer esta denuncia”, afirmó la abogada Claudia Zerda Lamas.
Se trata de una denuncia radicada la semana pasada ante la Oficina de Violencia Familiar y de Género de la justicia salteña, que recayó en el Juzgado de Violencia Familiar y de Género 3, a cargo de María Carolina Cáceres Moreno. La causa está caratulada como “Monasterio San Bernardo de Carmelitas Descalzas contra Cargnello, Mario Antonio; De Elizalde Martín, por violencia de género”, aunque las denunciantes agregaron también al cura Lucio Ajaya.
Según las declaraciones de la letrada a la radio local FM Aries, “el hostigamiento” que padecían las monjas es “insoportable” y agregó: “Las carmelitas descalzas necesitan vivir sin violencia, cuidar su integridad física, que respeten sus creencias y la autonomía del monasterio”.
La jueza resolvió de manera provisoria intimar a Cargnello, De Elizalde y a Ajaya a que se abstengan de ejercer actos de violencia de todo tipo y bajo cualquier modalidad en contra de la madre priora, María Fátima del Espíritu Santo, y las demás hermanas del monasterio.
Además, a los acusados se les prohibió el acercamiento a 300 metros del Convento San Bernardo, se ordenó una custodia policial y se fijó audiencia judicial para el 3 de mayo.
Como representante de Cargnelo, el abogado Eduardo Romani se presentó ayer ante la justicia salteña y aseguró a Télam que aún no tuvo acceso al expediente.
Denuncia ante la Santa Sede
Antes de la denuncia en la justicia, las monjas habían denunciando ante la Santa Sede pero, según cuenta Zerda Lamas, “el tiempo canónico es distinto al tiempo real”.
Para ella, el trato que reciben las monjas por parte de la máxima autoridad de la Iglesia Católica de Salta les genera un “enorme sufrimiento y daño desde hace muchos años”, prácticamente desde la llegada del actual arzobispo a Salta, momento en que se registra un cambio en el trato entre el convento y las autoridades eclesiásticas.
Zerda Lamas se limitó a explicar que se trata de “agresiones verbales, otras que han ido un poquito más, amenazas”, tras lo que sostuvo que el solo hecho de “amenazar o soslayar la posibilidad que pueda ser intervenido el convento, sin razón por supuesto, y que pierdan su casa, su hábitat natural”, ya altera la vida de las monjas, que se rigen por las “reglas carmelitanas”.
Por último, descartó la existencia de videos que avalen la denuncia porque “las hermanas carmelitas no tienen celulares porque son monjas de clausura”.