El caso de la “mula” que denunció que efectivos policiales le robaron unos nueve kilos de cocaína y que fue secuestrada por los narcos que la habían contratado para que realizara el viaje para que les devolviera la droga está tomando ribetes increíbles o, al menos, que nunca fueron conocidos en la provincia. En medio de tanta polémica hay una certeza: la sustancia existió y nadie sabe qué pasó con ella.
Para entender mejor esta historia es conveniente dividirla en secuencias. Estas son las más importantes:
1- El viaje
María Magdalena Zelarayán fue contratada por una pareja para, supuestamente traer mercadería desde la localidad salteña a cambio de U$S400. La contactó un tal “Miguel” en nombre de la pareja identificada como C.N.D y E.Y.C, domiciliada en el barrio Miguel Lillo, al sur de la capital.
Partieron el jueves por la tarde. El hombre, a bordo de un Chevrolet Cruze y ella, junto a una amiga, en un Chevrolet Onix. Llegaron al destino el viernes antes de que amaneciera. Retornaron a media mañana. La denunciante dijo que “Miguel” se ausentó por un par de horas y cuando regresó, fueron hasta “El Playón” a cargar la mercadería. Después retornaron a Tucumán. Antes de llegar, según reconoció Zelarayán, pasaron por controles de Gendarmería Nacional, Policía Federal y de la Policía provincial sin ningún problema. “Me conocen porque me dedico a traer mercadería que luego vendo”, dijo Zelarayán.
2- Persecución
Según le dijo a LA GACETA, ya en la capital de la provincia, se comunicó con “Miguel” y decidió esperarlo en su casa. Cuando estaban charlando, se percataron de la presencia de autos particulares rondando por el lugar. “Él me dijo que eran policías y que llevara al auto a la casa de mi madre y que el pasaría por ahí. En el trayecto, un tío me pidió que no fuera porque había ‘canas’”, explicó. “Luego comencé a dar vueltas porque me perseguía una VW Amarok. En un momento puso en el techo una especie de sirena. Logré perderlo, dejé el auto estacionado y me fui en un taxi y me escondí en mi casa. Estaba muerta de miedo”, relató.
3- El hallazgo
El viernes, cerca de las 22, dos agentes del servicio 911 informan que en la esquina de avenida Jujuy y López Mañán fueron alertados por “personas que no quisieron identificarse por temor a sufrir represalias” que había un auto abandonado en ese lugar. Lo revisaron, pero no encontraron ningún objeto de valor. Al parecer, según logró establecer LA GACETA, le habían sacado los paneles de la puerta, uno de los lugares donde normalmente se esconde la sustancia. El auto fue llevado a la seccional 13° por disposición de una fiscalía.
A la 1.40 del sábado, en esa dependencia policial se presentó E.J.C, titular del vehículo, para exigir su devolución. En el libro de guardia no consta ninguna información sobre cómo terminó en el lugar donde fue encontrado. Tampoco indagaron sobre los elementos que podrían haber sido robados y mucho menos cómo hizo para enterarse de que estaba ahí. Sí se dejó aclarado que fue restituido por orden de un funcionario judicial.
4- Robo y amenaza
En el interín, según denunció Zelarayán, el contacto y la pareja que la habían contratado se presentaron en el domicilio de su madre. Dijo que le robaron un televisor, un ventilador de pie y un equipo de música. “Decile a esa que aparezca con la droga; si no, la vamos a matar a ella, a sus hijos y a ustedes”, les dijeron a los parientes antes de marcharse.
El sábado al mediodía, asesorada por los abogados Javier Lobo Aragón y Aníbal Paz, denunció el robo y advirtió que si le llegara a pasar algo, los responsables serían C.N.D, E.J.C y “Miguel”, aunque no precisó más detalles.
5- El secuestro
El lunes, cerca de las 13.45, una joven llamó a la seccional 13a para contar que cuatro hombres habían secuestrado a Zelarayán de su domicilio, en un Chevrolet Cruze. Al percatarse de la denuncia y con el apoyo de un familiar de la víctima, se dirigieron a la vivienda de C.N.D, ubicada en el barrio Manantial Sur porque sospechaban que podría tener algo que ver.
Al llegar al lugar, fueron atendidos por una mujer que les informó que la persona que buscaban estaba detenida en la ex Brigada de Investigaciones. Al no observar nada extraño, se retiraron del lugar.
LA VÍCTIMA. María Magdalena Zelarayán denunció el caso.
Zelarayán relató que sus captores se escaparon del lugar donde la mantenían oculta porque habían recibido una llamada telefónica advirtiéndoles que la Policía los iría a buscar.
6- Detención
LA GACETA confirmó que C.N.D. fue detenido por una contravención policial el sábado al mediodía en la jurisdicción de la 13°. Tomaron esa medida porque cuando quisieron identificarlos se contradijeron entre ellos y después intentaron agredirlos. Ya en la sede de Junín al 700, los pesquisas descubrieron que tenía un pedido de captura por parte de la Justicia Federal. Se comunicaron con los funcionarios y les confirmaron que esa orden ya no tenía vigencia. El lunes a las 10.20 fue liberado. “Está todo debidamente documentado”, explicó una fuente. Tres horas después, fueron señalados como los autores del secuestro de la joven.
7- Teoría
Hasta el momento, los investigadores manejan dos hipótesis. El robo de la sustancia realmente existió, pero hasta el momento no pudieron confirmar que los autores hayan sido policías. “No descartamos absolutamente nada”, informó un investigador. La otra posibilidad es que la joven haya entregado la sustancia a otra organización y responsabilizó a la fuerza para deslindar responsabilidades.
Pero más allá de todas las especulaciones hay dos expedientes en trámite. Uno de ellos es por el robo que sufrió la familia Zelarayán y que está siendo investigado por el fiscal Pedro Gallo. El otro, fue tramitado por unas horas en la fiscalía de Delitos Complejos que conduce Mariana Rivadeneira por privación ilegítima de la libertad. Pero al sospechar que se trató de un secuestro, se declaró incompetente y tal como lo habían solicitado Lobo Aragón y Paz, la causa pasó a manos del fiscal federal Agustín Chit.
“Ella está aterrada y lo único que pretende es protección”, sostuvieron los profesionales. La joven se presentó el martes por la noche en la seccional 13° y allí pasó la noche. “Es el único lugar donde se siente segura”, indicaron Lobo Aragón y Paz. Para que se le brinde protección, la víctima deberá brindar información de calidad para que las autoridades puedan dar con los dueños de la droga.