En los últimos días, obreros del ingenio San Juan evitaron que un camión se lleve una bomba de agua que alimenta las turbinas de la fábrica, a la que denominan como el corazón para el funcionamiento de los trapiches. Para ellos, se trataría de un “autorrobo” de los propietarios del ingenio, con la intención de provocar su desmantelamiento y evitar una futura molienda de caña de azúcar.
Pablo Campos, uno de los trabajadores, explicó que la bomba que quisieron sacar el ingenio San Juan está valuada en 80 mil dólares y tenía como destino otra planta fabril, mencionó al ingenio Cruz Alta. Acusó a Carlos Omil y Juan Véliz como los responsables del desguazamiento de la fábrica, que perjudicará directamente a 350 familias que dependen de su funcionamiento.
“Decidimos custodiar el ingenio desde afuera, para evitar que sigan sacando material del ingenio, ya que están faltando herramientas y algunas máquinas que son fundamentales para que el ingenio pueda moler”, dijo Campos.