En su casa del barrio de Flores había una Commodore 64 y dice que así aprendió a programar, cuando todavía estaba en la primaria. Su esfuerzo tuvo premio porque consiguió becas para estudiar, el colegio secundario en la Escuela ORT y la carrera de ingeniería en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), al tiempo que desarrolló su veta emprendedora. A los 18 ya había creado una empresa de registro de dominios de Internet. Y antes de egresar del ITBA armó una nueva compañía, esta vez de e-commerce de productos saludables.
Con esa historia a cuestas, Alejandro Resnik se instaló hace 9 años en Estados Unidos. Primero en Boston, donde obtuvo un MBA en el prestigioso MIT (Massachusetts Institute of Technology) y gestó su tercera empresa: Beepi, un sitio de compraventa de autos usados que en dos años llegó a valer USD 500 millones y se fusionó con un competidor, Vroom, en 2016.“El talento argentino es extremadamente difícil de conseguir en cualquier otro lado, incluso en Silicon Valley”
El paso siguiente en la carrera fue Silicon Valley, el centro tecnológico global que Resnik define como “un gran laboratorio de experimentos, el lugar donde se está diseñando el futuro”. Allí, en 2018 creó Belong, una plataforma para unir a propietarios e inquilinos, ayudarlos a contratar y simplificar la experiencia. Algo así como un Airbnb pero para alquileres superiores a un año, en el que además de encontrar el match entre ambas partes, ofrece servicios agregados como reparaciones del hogar o trámites con el consorcio.
Belong ya factura USD 10 millones al año y tiene 400 empleados en sus oficinas de Palo Alto y Salt Lake City. En 2020 multiplicó por 5 la cantidad de dueños e inquilinos registrados, deseosos de hacer más sencillo el american dream, que entre otras cosas incluye vivir en un buen hogar o recibir ingresos estables si se tiene uno en alquiler. Resnik asegura que su modelo es escalable para ser aplicado en cualquier otro lugar del mundo. A la manera de Uber, instalándose por ciudad y no por país, se expandió en más de 100 ciudades del estado de California, que tiene 44 millones de habitantes, similar a la Argentina.Resnik (izq.) junto a sus socios, Owen Savir y Tyler Infelise
A lo largo de 3 rondas de inversiones en el último año, junto a sus socios Owen Savir y Tyler Infelise, ya capitalizó su empresa con USD 58 millones. Entre sus inversores estrella, aparecen Jeff Jordan, uno de los accionistas de Airbnb y Pinterest, o Eric Wu, el CEO de OpenDoor, una plataforma de compraventa de inmuebles que cotiza en Nasdaq. Hasta el ex secretario del Tesoro estadounidense, Larry Summers, se anotó en el proyecto, basado en el uso inteligente de los datos para convertirlos en “rich data”.
Sostenida expansión
Resnik puso en marcha la tercera oficina de Belong, destinada a la investigación y al desarrollo de software. Para instalarla, no pensó en Silicon Valley, sino en Buenos Aires. Por ello, lanzó una búsqueda de “40 talentos digitales argentinos” para incorporar a su compañía.En los próximos 12 meses convocará a desarrolladores e ingenieros informáticos, tanto junior como senior,para sellar la arquitectura digital de la plataforma y optimizar los algoritmos que hacen conectar a cada dueño con el inquilino indicado.
“Más allá de mi conexión emocional con la Argentina, es un país con un potencial humano enorme. El talento argentino es extremadamente difícil de conseguir en cualquier otro lado, incluso en Silicon Valley”, aseguró Resnik a Infobae.
“A pesar de vivir hace varios años en Estados Unidos, sigo creyendo que el capital humano argentino es una ventaja competitiva de nuestro país. Es por eso que a la hora de pensar en un centro de investigación y desarrollo no dudé en poner foco en la contratación de profesionales argentinos que pudieran aportar su valor a Belong, trabajando desde Argentina” agregó.
Contra lo que podría creerse, en Los Angeles también da mucho que hablar la regulación de los alquileres. Gran parte de la ciudad está codificada para que los terrenos tengan una única casa y la poca cantidad de viviendas en algunas zonas, como es esperable, subió los precios. Una vivienda de 2 ambientes paga un alquiler mensual de 2.500 o 3.000 dólares, el doble del promedio nacional.Estados Unidos tiene detrás un mercado de USD 800.000 millones que cada año se mueve entre propietarios e inquilinos
“Esas restricciones generaron malos resultados en el largo plazo porque no se construye. La mejor forma de bajar los precios, que se supone que es el objetivo de cualquier política pública, es fomentar la construcción para aumentar la oferta. Es lo mismo que ocurre con los precios máximos: a la larga, generan inflación”, explicó Resnik, que consideró “fallida” esa política de la ciudad base de su negocio, donde además vive.
Con Belong, Resnik pretende responder a un cambio cultural, que se verifica tanto en Estados Unidos como en muchos otros países. Explicó que si bien comprar una casa continúa siendo el sueño de muchas familias e individuos, los tiempos han cambiado y los modelos de vida son muy diferentes entre sí. Pero eso no significa que haya muerto el sentido de pertenencia y la idea de echar raíces en un hogar.
Ese cambio cultural, además, en Estados Unidos tiene detrás un mercado de USD 800.000 millones que cada año se mueve entre propietarios e inquilinos. Y así como la pandemia se llevó muchos negocios para siempre, Resnik asegura que en su caso sirvió como ayuda: “El encierro nos aceleró. Igual que los delivery de comida, la gente no quería salir a ver casas y prefirió hacerlo a través de la plataforma. Para Belong, la pandemia fue un viento de cola”