Luego de que a lo largo de la semana se conociera por medio de las redes sociales innumerables y conmovedoras historias de trabajadores del Mercado del Norte que ahora quedaron en la calle, luego de que Germán Alfaro decidiera cerrar el edificio, finalmente, el intendente capitalino decidió brindarles una alternativa a los puesteros. Sin embargo, la propuesta del mandatario municipal expuso nuevamente su mezquindad e insensibilidad.
Y es que el intendente Alfaro prometió lo que él considera “una alternativa” a los puesteros que en realidad no sirve para nada. En ese sentido, les ofrece un lugar en los Mercaditos municipales. Cabe recordar que la Municipalidad tenía sus Mercaditos barriales en avenida Sarmiento, Juan B. Justo, en el pasaje Manuel Dorrego, en una serie de espacios que son inmuebles municipales. Pero se trata de una medida que los aleja de una zona estratégica como la que ocupa el Mercado del Norte.
Como si esto fuera poco, Germán Alfaro expuso el colmo de la insensibilidad cuando admitió que busca que la Municipalidad recaude más impuestos a expensas de esta nueva ubicación que les propuso a los puesteros. La idea es ofrecerles a una especie de espurio trueque: para que ellos trabajen en condiciones como corresponde, tendrán que estar inscriptos en AFIP, en el TEM y hasta en el monotributo.
Pero, además, esta reubicación no será para todos los comerciantes del Mercado del Norte, debido a que Alfaro considera que existen puesteros que supuestamente manejan un volumen de dinero anual considerable, por lo que pueden tener sus posibilidades afuera del inmueble ubicado en la calle Mendoza. Incluso, los acusó de que tienen locales dentro del Mercado pero también poseen sus locales afuera.
Alfaro admitió sin la más mínima vergüenza, que todavía no cuenta con los estudios que realiza el ingeniero Rafael Blanca, pero que, aun así, decidió clausurar el Mercado del Norte. De todos modos, insistió en sentenciar que “no da para más ese edificio”, pero dijo que se trata de “la manzana más cara de la ciudad”. En ese marco, no tuvo más remedio que aceptar que el inmueble podría pasar a manos ajenas a los puesteros y comerciantes.
Desde una licitación y que sea administrado por privados que paguen un canon al Municipio, a un parque o espacio que es lo que puede pagar la Intendencia, admitió sin ponerse colorado el intendente capitalino y confirmando las sospechas de los comerciantes acerca de que todo se trata de una movida política de parte del intendente de San Miguel de Tucumán de desalojarlos de una vez y entregarles el Mercado del Norte a empresarios amigos.
Bajo la inescrupulosa mentira de que el Municipio no tenía más opciones en ese momento que el de clausurar el Mercado del Norte bajo la excusa de que trataron de privilegiar la vida de los puesteros, Germán Alfaro dio rienda suelta a lo que sería su principal objetivo, preparar el inmueble para empresarios del sector privado. A cambio, les ofrece a los puesteros una alternativa con la que en vano pretende quedar bien ante la sociedad que ya descubrió su ambición e insensibilidad.
