Apenas tres dólares separan a nuestro país de alcanzar un acuerdo con los bonistas extranjeros que permita evitar el default. Esa es la diferencia que existe entre la oferta oficial del Gobierno nacional y la contrapropuesta hecha por los de acreedores internacionales. En otros términos, se trata en realidad de unos USD 1.000 millones para lo que resta del gobierno de Alberto Fernández, más otros USD 3.200 millones hasta el año 2027.
Esta diferencia es lo que llevó a calificar de “ridículo”, por parte del mercado, a la posibilidad de que no se alcance un acuerdo que evite el default. De hecho, el propio mercado se muestra expectante acerca de que finalmente el canje de deuda pueda resolverse. Esto se da pese a que tanto el Presidente como el Ministro de Economía, Martín Guzmán, hayan declarado que la oferta que realizaron es la última y que era “el máximo esfuerzo” que podía hacerse.
Sin embargo, lo que cree el mercado es que ambas partes finalmente acabarán cediendo algo más. En esa línea, se espera que la distancia entre ambas propuestas terminará partiéndose en un “punto medio”. Una muestra de este optimismo se reflejó en la cotización de las acciones argentinas en Wall Street y es que subieron hasta un 8,7%. Al mismo tiempo, los bonos se anotaron al alza hasta un 2,1% y hasta cayó el riesgo país.
No obstante, existe un dejo de cautela dentro de los operadores de mercado teniendo en cuenta que el alcance de un acuerdo puede correr riesgo si se politiza. Y es que diversos especialistas en la materia saben que es una decisión política para Alberto Fernández aparecer como cediendo ante los acreedores. De hecho, las últimas horas fueron puro vértigo entre el Gobierno y los bonistas externos, luego de que se conociera la contrapropuesta de los acreedores.
Y es que los operadores del mercado señalan que el Gobierno nacional perderá mucho en el caso de que se mantenga inflexible. Según creen, Argentina estaría en condiciones de poder asumir de 53 a 56,5 dólares por cada lámina de 100 de los nuevos bonos. Pero cabe recordar que fue el propio Martín Guzmán quien remarcó la negativa a aceptar la contrapropuesta realizada por los tres grupos de bonistas más importantes.
El funcionario nacional destacó que su negativa pasaba por el hecho de que, en caso de que Argentina aceptara la contrapropuesta de reestructuración de la deuda externa, habría “más desempleo y se deberá ajustar las jubilaciones”. Martín Guzmán se apoya en la supuesta aceptación de un número importante de acreedores. Por esta razón, le solicitó al resto que “se tomen un tiempo y reflexionen” sobre la conveniencia de la oferta argentina. En declaraciones a la prensa, el Ministro de Economía comentó que “es un grupo que no está entendiendo la propuesta argentina. Esperamos que se tomen un tiempo para reflexionar y decidir”. Por lo pronto, se espera que el equipo económico que negocia la deuda con los acreedores extranjeros procuren no tensar la cuerda. Sobre manera, cuando la posibilidad de llegar a un acuerdo está tan a la mano y así evitar el default.