Vacunación Dengue

La inseguridad en Tucumán se alimenta de la impunidad con la que obran delincuentes y funcionarios

Nuestra provincia en los últimos 19 años pasó a ser la segunda con menor tasa de homicidios en el 2001, a ser la segunda en mayor cantidad de asesinatos conocidos.

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Podría definirse a la impunidad como la capacidad de robar objetos y ofrecerlos sin ningún reparo a través de las redes sociales. Eso es exactamente uno de los tantos hechos insólitos que ocurren en Tucumán. También se la puede considerar a la hora de saber que una mujer se asoma a la puerta de su casa y es acribillada por delincuentes que emulan a los escuadrones de Pablo Escobar y todo por una cuestión de supuesta usurpación.

Así, en Tucumán la vida parece no valer nada. Incluso, tampoco vale para aquellos ciudadanos de a pie que sufren la inseguridad. Lo cual quedó evidenciado el pasado fin de semana cuando un grupo de vecinos asesinó a puñaladas a un presunto ladrón de apenas 19 años. La violencia engendra violencia y nadie se salva de una reacción que esté más cerca de parecerse a una escena de la película argentina “Relatos Salvajes”, que a emoción violenta.

Asistencia Pública

Ayer dábamos a conocer desde este medio el derrotero de nuestra provincia que en los últimos 19 años pasó a ser la segunda con menor tasa de homicidios en el 2001, a ser la segunda en mayor cantidad de asesinatos conocidos. Pero, cabe destacar, que solo se encuentra detrás de Santa Fe por el hecho de que su capital, Rosario, registra a diario asesinatos mafiosos. Los cuales, de no existir, convertirían a Tucumán en la provincia más violenta.

Movilidad

La clase política es responsable directa de la catástrofe que atraviesa nuestra provincia en materia de inseguridad. La cual, se ha convertido en una verdadera pandemia y que, efectivamente, se cobra más vidas que el mismísimo coronavirus. El oficialismo hace malabares para sostener en su cargo al ministro, Claudio Maley, en una postura que genera sospechas hasta en la propia oposición, la cual, ahora presentó una serie de propuestas.

La mismas, están destinadas a buscarle una solución a la inseguridad. Pero más bien parece una reacción espasmódica, más para la tribuna que para modificar algo de la coyuntura diaria que padecen los ciudadanos. Y si de maquillar la realidad hablamos, las fuerzas de seguridad se muestran orgullosos de poder combatir a las denominadas “mecheras”, mientras las calles se riegan de sangre, sobre todo, las de los barrios de la capital.

[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]Por su parte, la Legislatura atinó a sacar del sombrero una ley que pretendía combatir la inseguridad en su modalidad de motoarrebato. La conclusión está a la vista, se terminaron confiscando más motocicletas de trabajadores por falta de papeles que por ser conducidas por ladrones. Este tipo de delito permanece intacto en las calles de la ciudad de San Miguel de Tucumán, incluso, dentro de las cuatro avenidas.[/su_note]

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Y qué decir de la Justicia que procura asegurar la impunidad del poder político antes que proteger a la ciudadanía de malvivientes que recorren tranquilos las calles de la provincia a pesar de cargar con frondosos prontuarios. La impunidad finalmente es la ironía de que la gente de a pie permanezca encerrada en su casa por temor y que los malhechores deambulen por las calles en busca de la nueva víctima a la que cual poder robarla y hasta asesinarla.

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