El Fondo Monetario Internacional (FMI) confirmó una reducción de su pronóstico de crecimiento para la Argentina el año próximo, según su informe sobre Perspectivas Económicas Mundiales (WEO por sus siglas en inglés), publicado hoy en Washington. Y también a escala global los vaticinios del organismo son más pesimistas.
El FMI había ajustado sus previsiones de crecimiento el lunes pasado, en un informe detallado sobre el país, en el marco del crédito por más de 56.000 millones de dólares que la gestión de Mauricio Macri contrajo con la institución.
El pronóstico del crecimiento para 2019 fue ajustado a la baja con una contracción de 1,3% en 2019, frente a una proyección de un decrecimiento de 1,2% hecho en abril, en tanto que para 2020 el Fondo prevé una expansión de 1,1% frente a una proyección previa de 2,2%.
“La economía de Argentina se contrajo en el primer trimestre del año, aunque a un ritmo más lento que en 2018″, destacó el FMI en referencia a la recesión que llevó al PBI de Argentina a contraerse 2,5% en 2018.
Christine Lagarde junto a Nicolás Dujovne en el foro fiscal, el pasado 14 de abril en Washington
La situación global: menos crecimiento por las tensiones
En el contexto internacional, el FMI también fue pesimista: bajó en una décima sus previsiones de crecimiento global para el 2019, hasta el 3,2 %, debido a las tensiones internacionales y, más concretamente, ala guerra comercial que mantienen las dos grandes economías mundiales, China y Estados Unidos.
En su nuevo informe de Perspectivas Económicas Globales presentado este marte en Santiago, que modifica los pronósticos que realizó en el mes de abril, el organismo multilateral también reduce en una décima su previsión de crecimiento para el 2020, que quedaría en el 3,5 %.
Un aumento para 2020 que, sin embargo, es calificado en el escrito como “precario” y que se basa en la confianza de los mercados financieros, así como en la estabilización de economías emergentes como Argentina y Turquía y la posible disminución del riesgo de colapso de otros como Irán y Venezuela.
Aun así, la situación general seguirá marcada por el conflicto comercial entre China y EEUU, y por las tensiones entre el gigante norteamericano e Irán, que afectan directamente al mercado del petróleo.
A esto habría que sumar, según el FMI, la amenaza de sanciones por parte de los estadounidenses a la cadena de producción tecnológica mundial y la incertidumbre generada por el Brexit, que pone en riesgo tanto el mercado británico como el de la Unión Europea (UE).
En este escenario, los países desarrollados serían los más favorecidos, sobre todo EEUU y Japón, que junto con la UE muestran “sorpresas positivas de crecimiento” y verían aumentar su proyección económica en términos generales de un 1,8 % a un 1,9 % para 2019, mientras que mantendrían la de 1,7 % para 2020.
Por su parte, las economías y países emergentes registrarían una“actividad menor de la esperada”, que se traduciría en la reducción de sus proyecciones del 4,4 % al 4,1 % en 2019 y del 4,8 % al 4,7 % en 2020.
La mayor reducción se daría en América Latina y el Caribe, con una drástica rebaja de 0,8 puntos respecto del último estudio, con lo que su pronóstico para 2019 pasaría del 1,4 % fijado el pasado abril al 0,6 % del nuevo informe, unos resultados que el FMI calificó de “decepcionantes”.
Detrás de estas tendencias globales el organismo destacó la existencia de factores más transversales y de mayor calado como son el debilitamiento de la demanda final, especialmente en la inversión fija, así como el aumento del peso del sector servicios sobre las manufacturas, un proceso que comenzó en 2018 y aún continúa.
El informe del Fondo Monetario Internacional. (AFP)
Esto se traduce, continúa el informe, en la decisión tanto de las empresas como de los particulares de evitar inversiones a largo plazo, especialmente por la elevada incertidumbre económica, que ha debilitado las cifras del comercio internacional, sobre todo en los países emergentes de Asia.
Para resolver esta encrucijada y ante el temor de que las predicciones para el 2020 se trunquen, el FMI alentó a los estados a “calibrar de manera apropiada sus políticas macroeconómicas” para “estabilizar y reforzar los pilares de la recuperación”.
Para ello, destacaron la importancia de dos puntos: “reducir las tensiones en el comercio y la tecnología” y “resolver las incertidumbres generadas por los cambios en los grandes acuerdos comerciales internacionales”, incluyendo aquellos entre el Reino Unido y Europa, así como entre Canadá, México y Estados Unidos.
Otras áreas de suma importancia, recalca el FMI, son elfortalecimiento de la cooperación internacional, adaptar y mitigar el mercado mundial para que sea respetuoso con el medioambiente, evitar la corrupción y la evasión de impuestos y evitar un retroceso en la regulación financiera.
Venezuela, un tema aparte: “implosión”
Más allá de las previsiones para América Latina, Venezuela se llevó un párrafo aparte: el Fondo prevé una “implosión” del sistema económico de Nicolás Maduro.
El FMI reportó que en el inicio del año la actividad se “desaceleró notablemente” en varias economías de la región debido a “factores idiosincrásicos” y el caso más dramático es el de Venezuela en donde ahora espera una contracción del 35% del PIB contra 25% que había estimado en abril.
“La profunda crisis humanitaria y la implosión económica en Venezuela siguen teniendo un impacto devastador, y se prevé que la economía se contraiga alrededor de 35% en 2019″, dijo la entidad, que no revisó el panorama para 2020. En su informe de abril el FMI había pronosticado una contracción de 10 puntos el próximo año.
Venezuela, sumida en una crisis política y humanitaria, sufre un debacle de su economía, que desde este año se ha agravado por las sanciones estadounidenses y apagones que paralizan el país.
El informe completo
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