Hugo Carvajal es un personaje oscuro. Exjefe de la inteligencia venezolana, poseedor de los secretos del chavismo, el Pollo es un exmilitar escurridizo que intentó sin éxito evitar desde España la extradición por narcoterrorismo que reclama Estados Unidos desde 2019.
El miércoles, finalmente, y pese a sus intentos de incidir con sus declaraciones en la política española para quedarse en Madrid, la Audiencia Nacional rechazó las objeciones al pedido de extradición de Carvajal y allanó su camino rumbo a una prisión norteamericana.
En Nueva York lo espera el fiscal Geoffrey Berman, quien impulsa una investigación por la supuesta importación de cocaína a los Estados Unidos de Venezuela a México en abril de 2006.
OKDiario, un medio digital de la derecha de España, viene reproduciendo las confesiones que Carvajal lanzó en Madrid con el objetivo de capturar la atención y permanecer en España.
En esa senda, el Pollo aseguró que el chavismo había financiado al partido Podemos, de izquierda, entre otros recuerdos que volvieron a su mente para capturar la atención. Pero no tuvo éxito: la Justicia española, a menos que se interponga otro pedido de último momento, decidió sacarse a Carvajal de encima y enviarlo a los Estados Unidos.
Mientras tanto, en el confesionario madrileño, el espía se ufanó de demostrar que tiene datos que van más allá de Nicolás Maduro.
Entre las revelaciones que difundió OKDiario, Carvajal habló también del financiamiento del kirchnerismo por parte del dinero chavista. Y en el último episodio de sus revelaciones en entregas se refirió a la valija que el empresario venezolano Guido Alejandro Antonini Wilson intentó ingresar a la Argentina con US$800.000 en 2007.
“Lo que no se sabe es que ese [el vuelo del ‘valijagate’] era su vuelo número 21, con 20 entregas previas de un millón de dólares cada una y entregadas sin problemas, ya que pagaban a funcionarios del aeropuerto argentino que los dejaban pasar sin ningún inconveniente”, dijo Carbajal, según OKDiario.
El problema para Cristina Kirchner es que el Pollo ahora será interrogado por los fiscales de Nueva York, que ya se mostraron proclives a probar los vínculos entre el dinero que movía por el mundo el régimen de Chávez, el financiamiento del terrorismo y el narcotráfico. Y, tal vez por su esfuerzo ibérico, Carvajal avisó a los norteamericanos que también guarda información de los Kirchner. Les volvió inevitable preguntarle por la Argentina y la alianza que se entabló con Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
Los cargos que los norteamericanos le atribuyen a Carvajal lo enfrentan con una sentencia mínima de 10 años de prisión y, como máximo, de por vida. Toda una diferencia, que los fiscales norteamericanos suelen matizar con una sugerencia: la delación. El Pollo deberá cantar para atemperar su sentencia.
El fiscal Berman, del Tribunal del Distrito Sur de Nueva York, definió a Carvajal como “un exfuncionario de alto rango de la inteligencia militar venezolana que supuestamente conspiró con otros para traficar más de cinco toneladas de cocaína a los Estados Unidos desde al menos 2006″. Narcotráfico y terrorismo son los dos ejes determinantes de la política de seguridad de los Estados Unidos, que se entrelaza sin distingos con sus intereses regionales.
Ambos delitos son el corazón de la acusación “11 Cr. 205″, que se lleva adelante en el tribunal del distrito sur de Nueva York. Carvajal ahora puede introducir el apellido Kirchner en el expediente. Una sombra inesperada que se extendió desde el norte sobre las relaciones internacionales de Cristina Kirchner.