Cristina Kirchner quiere su 17 de octubre. Un reciente comunicado de La Cámpora, con tono admonitorio, advierte que no pasará en Argentina lo mismo que en Brasil (con Lula), Bolivia (con Evo) o Ecuador (con Correa). En su pelea con la Historia, Cristina no entiende que no fue Perón el que creó el 17 de octubre, sino el 17 de octubre quien creó a Perón. La vicepresidenta ha decidido involucrar a todo el peronismo en su pelea contra la Justicia.
“¿Vamos a permitir que le hagan a Cristina lo que le hicieron a Lula? Yo, personalmente, no. Voy a poner el cuerpo” dijo en una entrevista con El Destape el abogado Gregorio Dalbón. El Cuervo Larroque fue más allá: “Sin Cristina no hay peronismo. Sin peronismo no hay país”, dijo, exactamente al revés de como lo hubiera dicho el General: “Primero la Patria, después el movimiento y por último los hombres”.
Las abrumadoras “tres toneladas” de pruebas del fiscal Luciani han puesto a Cristina temerosa y de un humor de perros; si no, que lo digan sus compañeros de bancada en el Senado, que tuvieron que soportarla en la séptima sesión del año. El “Operativo proscripción” es simple: fuerzas oscuras (“la derecha”) no quieren que reasuma por voto popular. Tan simple como falaz: no existe ninguna posibilidad procesal de que Cristina tenga, antes de las elecciones del 2023, una condena firme.
Aún condenada en el próximo diciembre por el Tribunal, esa sentencia se apelaría ante Casación y, suponiendo que fuera ratificada, podrían apelar ante la Corte Suprema, que no tiene plazos. Por otro lado, ningún Tribunal se atrevería a dictar una sentencia en un año electoral. Así como la elección de la palabra “lawfare” fue poco feliz el argumento de la proscripción y el de los “jueces futbolistas”, tuvieron un importante efecto público.
La movilización para la que se prepara el peronismo parte de una lógica infantil y un poco absurda: que las sentencias se votan. Así se reunieran millones de personas o menos de un centenar, Cristina ya no se podrá volverse inocente. La Cámpora ordenó una pintada masiva en las provincias con la leyenda “Todos con Cristina”. La organización ya no es furor entre la juventud politizada, pero mantiene una estructura organizada con trabajo en los barrios, con grafitis y volantes, más que en el mundo de las redes.
La recusaciones planteadas por Cristina fueron rechazadas anoche. Lo que el juicio expone es tan contundente que se necesita taparlo con algo. Luciani hace más de tres años que prepara el juicio de Vialidad, enorme y complejo por la cantidad de acusados y el cúmulo de información. Solo seis personas lo acompañaron en el equipo. La causa contra Cristina será una prueba de madurez para la Argentina. Ojalá podamos pasarla.