Las probabilidades que tenía Sergio Massa de convertirse en el elegido de Cristina Kirchner parecieron diluirse algo, aun cuando el ministro de Economía se muestra dispuesto a seguir luchando por ese lugar. Su agenda diaria da cuenta de una hiperactividad con la que busca mostrar protagonismo y demostrar su decisión de enfrentar las crecientes adversidades derivadas del peor enemigo de su candidatura: la galopante inflación.
La involución de la situación económica mueve a cualquier observador a preguntarse cómo haría Massa desde su hipotética postulación presidencial para explicarle a la ciudadanía cómo resolverá en el futuro problemas que no es capaz de solucionar en el presente. A la posibilidad de que el índice del costo de vida, que en abril llegó al 8,4%, vuelva a subir en mayo, se sumó ayer el fuerte aumento del déficit fiscal primario experimentado el mes último.
Un reciente informe de la consultora Ecolatina señala que el empobrecimiento del tejido social actual refleja el peor escenario desde que se realizaron elecciones primarias abiertas (PASO) en 2011. Estos son algunos de los indicadores que fundan tal afirmación: La tasa de pobreza ya supera el 40%, registro que no solo supone el nivel más elevado para un año electoral, sino que ese el mayor desde 2005.
La inflación superaría el 115% interanual en mayo, alcanzando niveles considerablemente superiores a los del resto de los años electorales y los mayores desde 1991, cuando se salió de la última hiperinflación. En ese sentido, la suba de precios se encuentra 70 puntos porcentuales por encima del último año electoral (2021), 60 puntos por arriba de 2019 y 90 puntos sobre el promedio de inflación anual del resto de los años electorales analizados.
El ingreso real de los hogares, tanto laboral como no laboral, se ha debilitado. El salario real (formal e informal) se ubica en 2023 en el nivel más bajo en comparación con todos los años electorales desde 2011. Tanto el valor del salario mínimo como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la jubilación mínima exhiben una notable merma en su poder adquisitivo. El salario mínimo vital y móvil perdió el 37% de poder de compra respecto del que tenía diez años atrás.
En el mismo período, la jubilación mínima cayó el 24% y la AUH, el 18%. En un contexto en que crece la proporción de inquilinos, los alquileres también exhiben un encarecimiento. Por caso, actualmente un salario real del sector formal representa, según el trabajo de Ecolatina, cerca del 35% del costo de alquiler del monoambiente más económico de la Capital Federal, lo cual constituye el peor guarismo en comparación a otras previas electorales.
Las dificultades económicas presentes no son la única valla para la postulación presidencial de Massa. En la óptica de analistas, si el actual ministro de Economía llegara a convertirse en presidente de la Nación, debería enfrentar los mismos problemas que padeció Alberto Fernández, dado que Cristina Kirchner, en su carácter de gran electora, buscará imponerle iguales condicionamientos.
Massa intentará imponer su mejor posición relativa en algunas encuestas que lo muestran como la figura con el techo electoral más alto entre los potenciales postulantes presidenciales del FdT. La principal contra de Massa es el riesgo de que, una vez confirmada su hipotética candidatura presidencial, esta termine sucumbiendo en el medio de la campaña electoral si se produce el infierno tan temido, derivado de una espiralización de la crisis socioeconómica.