Un argentino trabaja en la casa de Papá Noel y cuenta detalles inesperados: “Es la Navidad eterna”

En el Círculo Polar Ártico, donde viven Papá Noel, la señora Noel, los elfos y los renos, trabaja Nahuel Ríos, un argentino oriundo de la ciudad de Pilar. Él decidió emigrar a España hace ocho años y, por recomendación de Katri, su pareja (que es finlandesa), emprendió una aventura nómade por Europa en una casa rodante hace tres años.

Ambos viajan y trabajan en distintos países, En Finlandia residen actualmente. A Nahuel le costó un poco adaptarse en ese país, sobre todo por el idioma y la diferencia cultural, pero logró establecerse gracias a la compañía de su esposa.

La pareja vivió en Helsinki y en otras localidades. Con la llegada del invierno, decidieron trasladarse a Rovaniemi, capital de Laponia, en el norte de Finlandia. Allí, ambos trabajan desde hace dos meses en la Aldea de Papá Noel, un parque temático donde siempre es Navidad. El invierno es la temporada de mayor demanda, por lo que llegan personas del norte y centro de Europa para aprovechar la oportunidad laboral. Hasta hace poco, Nahuel era el único argentino en el equipo, pero ahora tiene tres compatriotas que trabajan en distintas áreas.

La aldea de Papá Noel

La aldea de Papá Noel está ubicada justo sobre el Círculo Polar Ártico, donde hay 24 horas de luz solar en verano (Sol de Medianoche) y total oscuridad durante el invierno (Noche Polar o Kaamos), y donde la temperatura puede descender a más de 30 grados bajo cero en esta época. Además de la atracción del parque, los turistas pueden observar las auroras boreales.

“Todo está pensado para que parezca la Navidad eterna. Es un cuento de hadas”, contó a TN. La Santa Claus Village es un predio de 280 cabañas que ocupa alrededor de tres hectáreas. El alojamiento incluye iglúes de cristal, cabañas y suites familiares. Las reservas se tienen que hacer con más de un año y medio de anticipación, según aseguró Ríos, y los precios oscilan entre los 800 euros y los 1.000 euros la noche cerca de Nochebuena. El ingreso a las cabañas se cierra el 23 de diciembre, un día especialmente ajetreado.

Durante la época decembrina, la aldea está a tope todo el tiempo, a pesar de que la ciudad permanece en oscuridad durante varias semanas debido a la noche polar. Los fanáticos de la Navidad comienzan a llegar desde noviembre, con las primeras nevadas, y toda la magia queda en el aire hasta abril, cuando la nieve comienza a perder densidad. “Aquí no hay carteles que digan ‘Feliz Navidad’ o ‘Feliz Año Nuevo’, pero la decoración te hace sentir que es Navidad, aunque sea marzo”, confirmó Nahuel.

Los visitantes pueden conocer el despacho de Papá Noel y tomarse fotos con él, al igual que con la señora Noel. Pueden ver a los renos y también pasear en trineos tirados por perros Husky (una práctica que, contrario a lo que se pueda imaginar, a los perritos les encanta). Además, es posible cruzar la línea del Círculo Polar Ártico que atraviesa la aldea y recibir un certificado por este logro.

Dentro de la aldea, está la Oficina Principal de Correos de Papá Noel. “Es un lugar real, la gente puede enviar cartas todo el año, desde distintos países”, confirmó Nahuel. Durante todo el año, llegan aproximadamente 500.000 cartas de alrededor de 200 países. Los elfos las leen una por una y las responden en el idioma de origen.

Una experiencia “impagable”

En la aldea, Nahuel hace tareas de mantenimiento, limpieza de cabañas y traslado de equipaje (bell boy), por lo que gana alrededor de 16 euros la hora y trabaja desde las 10:30 hasta las 17:30, aunque hace horas extra ocasionalmente. Gran parte de su trabajo y su vida de nómada junto a Katri lo documenta en Youtube (Viajeron Vanlife – Katri y Nahuel) e Instagram (@landingdos).

“La experiencia trabajando en este lugar es superagradable, los compañeros son todos muy buena onda, inclusive los clientes”, aseguró. Sobre todo, disfruta aprender sobre distintas culturas cada vez que conoce a alguien de otro país. Para él, es una oportunidad “impagable”.