A nivel nacional también puede observarse la hipocresía en la que cae el peronismo, cuando vuelve a ser poder y termina realizando lo que critica cuando no está al frente de un gobierno. Y es que el nuevo cálculo de las jubilaciones que adelantamos desde este medio, generó repercusiones a nivel nacional debido a que representa nada más y nada menos que un brutal ajuste para todos los jubilados de parte de un gobierno “peronista”.
Y es que diversos analistas sostienen que este proyecto de ley que enviará el oficialismo al Congreso para que se trate el nuevo cálculo para la movilidad jubilatoria, no es más que una suerte de ofrenda que se le hace al FMI. En definitiva, durante un gobierno kirchnerista es que se le da la bienvenida a nuestro país al Fondo Monetario Internacional y se lo recibe con alfombra roja y se le promete un ajuste.
De esta manera, pueden contemplarse en el cambio en la fórmula de las jubilaciones, en el fuerte aumento de tarifas, en la culminación del IFE y en el término de los ATP, los cuatro ámbitos por los cuales pasará el ajuste kirchnerista. Ahora bien, cabe preguntarse ¿Por qué hace esto el Gobierno? Porque se lo pide el FMI, es decir, el organismo multilateral de crédito, quiere señales acerca de que Argentina podrá devolverle lo que le debe.
Cabe recordar que ya son demasiado escasas las reservas en el BCRA, además, se está quedando sin pesos la caja de ANSES, por lo que el Gobierno considera necesario hacer un ajuste para poder pagar la deuda externa. El asunto es que uno de los puntos más conflictivos del ajuste que pide el FMI y que el Gobierno llevará adelante tiene que ver con las jubilaciones, algo que se definió en las últimas horas del lunes por la noche.
Debido a que las jubilaciones ya no se ajustarán más por la inflación, sino por los salarios y la recaudación, el Gobierno ajustó y seguirá ajustando con una masa enorme de jubilados. De esta manera, el gobierno peronista estará muy lejos de las promesas de campaña. En ese sentido, es algo que no debería asombrar ya que la palabra está cada vez más devaluada en Argentina. Es muy difícil confiar si se prometen una cosa y después se hace exactamente la otra.
Pero si hablamos de doble moral, también es necesario referirse al sindicalismo. El mismo que en tiempos de Macri copaba la calle y no paraba de hacer paros generales jurando que la llegada del FMI era la extinción de Argentina como República. Los sindicalistas se llenaban la boca hablando de que fueron ellos los dirigentes que siempre estuvieron y que siempre iban a estar. Sin embargo, hasta ahora ni se los vio ni se los escuchó. Y es que es una postal típica de la Argentina: cuando gobierna el peronismo, al sindicalismo argentino le agarra un ataque de moderación, prudencia y responsabilidad. Cuando no, se preparan para la guerra. Está claro que sea en Tucumán o a nivel nacional, el pueblo no es una prioridad para el peronismo tampoco. Al subir el precio de tarifas, servicios, escuela privada, etc, no hace más que tratar a la sociedad como si fuera un conjunto de clientes.