Alejados de la estridencia, el bullicio y el consumismo que imponen unas fiestas atravesadas por la pandemia, una foto tomada por el periodista Daniel Villalba, en Congreso al 500 en la capital tucumana, conmueve por la crudeza de una realidad que duele.
Nadie sabe de dónde trae su carrito, a qué hora empezó ni a qué hora terminará.
Quien empuja y carga entre los cartones -esos que la calle le permite cosechar a pesar de la lluvia o el calor- lleva dos criaturas y un pequeño cachorro, que dormidas se arrullan entre papeles y cartones.
Algunos señalan que viene desde La Costanera, que la madre de esos menores no puede superar un problema de adicciones, que no hay con quien dejarlas cuando debe salir a escarbar entre los restos de lo que la ciudad expele luego de consumir lo que el poder del dinero nunca le permitirá acceder a quien empuja el carro.