Alberto Fernández y el kirchnerismo duro están en el peor momento de su relación política, sin embargo, han decidido que la hipocresía será necesaria para intentar ganar las elecciones legislativas de este año. Es por ello que el mensaje de fondo fue claro: unidad para ganar las elecciones. En plena discusión por los cargos del PJ nacional y bonaerense, el presidente compartió un acto con Máximo Kirchner.
En el mismo, hablaron con intendentes de la segunda sección electoral sobre la importancia de organizarse para recuperar las comunas que quedaron en manos de Juntos por el Cambio en la última elección. Es decir, no les importa absolutamente nada el bienestar del pueblo y sólo aspiran a conseguir más y más poder. Es por ello que son capaces de cualquier cosa, tal y como se vio en el día de ayer.
Y es que la fotografía de Alberto Fernández con Máximo Kirchner y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, intentó actuar como un mensaje falso que intenta llevar calma dentro del Frente de Todos. En medio de la tensión, fue el presidente que impotente ante el poder real de Cristina Kirchner, le brindó todo su respaldo al hijo de la vicepresidenta. Y es que en el fondo el temor del jefe de Estado es que el kirchnerismo vaya por su cabeza.
Mientras tanto, no es casualidad que en el kirchnerismo duro se atrevan cada más a cuestionarlo por no salvar a Cristina Kirchner de sus causas judiciales. La impunidad es un valor alto para el sector que representa la vicepresidenta y que la Justicia se mantenga decidida a juzgarla hace que hierva de bronca la sangre de los dirigentes más duros del kirchnerismo, que hasta comienzan a cuestionarle otros aspectos.
Desde el kirchnerismo quieren que los mal llamados presos políticos salgan de las cárceles y que se avance nuevamente con una ley de medios para poner en jaque a la libertad de expresión. En ese marco, pretenden que Alberto Fernández se radicalice y cumpla con lo que quiere Cristina Kirchner cueste lo que cueste. Ahora bien, ¿Existe la posibilidad de que se le haga una especie de golpe interno al jefe de Estado?
En su interior, Alberto Fernández teme que vayan por su cabeza, es por esa razón que estaría dispuesto a aparentar que está todo bien y que apoyará a Máximo Kirchner para que presida el PJ bonaerense. Como en una especie de síndrome de Estocolmo, el presidente es rehén de la líder de la coalición que lo eligió para ser el candidato que convenciera a todos los argentinos de que era alguien moderado.
Pero se “enamoró” de su secuestradora y parece estar dispuesto a darle con todos los gustos posibles con tal de continuar en el cargo para el que fue elegido, es decir, continuar rehén de una circunstancia totalmente desfavorable. Pero Alberto Fernández no es ninguna víctima porque sabía de qué se trataba todo y será cómplice en el caso de decidir ir con todo y embestir contra la Justicia.