A las 21.12 de ayer aterrizó en el aeropuerto porteño el vuelo de Aerolíneas Argentinas número 1365. Había partido unas horas antes desde Lima, Perú, con 106 pasajeros. Bajaron de a grupos de a 20. Antes de pasar por migraciones se hisoparon obligatoriamente, como sucede con todos los viajeros internacionales que ingresan al país. Cada uno pasó por ventanilla y pagó $2500. Sólo en ese vuelo, el polémico laboratorio LabPax facturó $265.000.
Pese a las promesas, hasta anoche, AA2000 no rescindió el contrato con la empresa de las dos monotributistas para realizar los hisopados para los vuelos internacionales que llegan al aeropuerto Jorge Newbery. Justamente, después de que LA NACION publicó la primera de las notas sobre las irregularidades del sistema, la concesionaria tomó la decisión de intervenir para, poco tiempo después, reemplazar a LabPax por la clínica de Stamboulian.
“Como consecuencia de la medida que obliga a cada pasajero que arriba del exterior a realizarse un hisopado para detectar la presencia del virus de COVID 19, se designó al laboratorio existente en el aeropuerto a tal efecto. A la luz de diferentes revelaciones periodísticas que han creado sospechas sobre la calidad de los hisopados, AA2000 inició una auditoría para determinar si hubo fallas en el proceso a la vez que acordó la contratación de Stamboulian Servicios de Salud para que se hiciera cargo del servicio de testeos”, expresó la compañía de Eurnekian hace pocos días mediante un comunicado.
El viernes, la empresa comunicó lo siguiente: “Aeropuertos Argentina 2000 informa que tal como había sido anunciado oportunamente, desde las 00 horas de mañana 15 de mayo, Stamboulian Servicios de Salud asume la Dirección Técnica de la operación de testeos para pasajeros internacionales en Ezeiza”.
Pero más allá de los cambios en Ezeiza, en Aeroparque no hubo ningún movimiento. De hecho, LabPax no sólo que hace los obligatorios al ingreso sino que mantiene su carpa dentro del lugar exclusivo para pasajeros que se van de Buenos Aires y que necesitan algún test para el lugar de destino. En ese laboratorio se cobra 4000 pesos para el hisopado de antígenos y 6000 pesos para el PCR.
El gran interrogante que se impone es qué motivó a AA2000 a cambiar de proveedor en Ezeiza ya que si efectivamente fue una cuestión de irregularidades en el proceso no es fácil encontrar respuesta al por qué mantiene ese servicio en otro aeropuerto de la red. A los efectos epidemiológicos, es similar el riesgo en un aeropuerto que en otro.
LA NACION fue a esperar el vuelo proveniente de Lima y habló con 36 pasajeros que venían en ese avión. Todos coincidieron que fue rápido y que pagaron 2500 pesos cada uno al llegar a la estación. De ese número, 32 viajeros accedieron a exhibir el certificado donde constaba el resultado negativo y en todos se leía LabPax. Los tickets de pago eran de la misma empresa y el mail desde el que llegaba lo que arrojaba el test también correspondía a un servidor del laboratorio de las dos monotributistas.
Esta gestión del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (Orsna) volvió a autorizar los vuelos regionales desde la estación aérea porteña, cuestión que había prohibido la gestión de Guillermo Dietrich cuando era ministro de Transporte. Por ese motivo, anoche llegó ese avión desde Perú. Justamente este país exige, además de barbijo, llevar colocada una mascarilla de plástico. Anoche, los pasajeros se hisopaban antes de pasar por migraciones y luego hacían el ingreso al país. Con la valijas en su poder, pasaban a una sala de espera, pegada a la puerta de salida, a la espera del resultado.
Todos los que estaban en esa sala tenían colocada un autoadhesivo blanco en la parte dorsal de la mano. “Indica que nos hisoparon”, coincidieron varios de ellos. Luego de chequear a cada minuto el celular hasta recibir el correo electrónico en la casilla de entrada, debieron correr a mostrarlo a los guardias (todos con un chaleco celeste con la leyenda “argentina unida”) para poder atravesar la última puerta antes de la calle.
El lunes pasado, en el marco de una de las causas penales instruidas después de la publicación de la investigación sobre los polémicos hisopados, la División de Delitos contra la Salud de la Policía Federal y personal de la Anmat participaban de un allanamiento en la sede del laboratorio Labpax, en el centro porteño. Un par de días antes fueron allanadas las oficinas de AA2000 y también la sede de la Fundación Educativa San Lázaro, una ONG comandada por allegados a Eurnekian que fue la que firmó el contrato con la empresa encargada de los hisopados.