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A falta de un plan de parte del gobierno nacional, Cristina Kirchner sí lo tiene y es nefasto

El kirchnerismo duro y el acuerdo con el Fondo. La inflación como política deliberada del gobierno, la simpatía por Rusia y China, la necesidad del asistencialismo y la avanzada contra la Corte.

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Cristina Fernández de Kirchner. (Archivo) Foto Bloomberg
Descacharreo

Se aproxima un cometa gigante que puede estrellarse contra la tierra y las autoridades deciden negar el problema, no hacer nada. Peor aún, a pesar del peligro, eligen usar el tema políticamente y para hacer negocios. Este es el argumento de la película del momento, No mires para arriba, protagonizada por Leonardo Di Caprio. Pero tranquilamente podría ser la política del gobierno argentino hasta el entendimiento agónico con el Fondo cuando el país marchaba en rumbo de colisión directa.

Con el dólar por los aires y los muchachos cristinistas coreando “Default, default, qué grande sos”, desde las tribunas. Iban directo al meteorito. El freno de mano está aún atado con alambres. Es interesante cómo, para venderle el sapo con ropa de príncipe al kirchnerismo duro, el ministro de economía, Martín Guzmán, prácticamente dijo que no habrá ajuste. Una falacia sobre otra.

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Quién puede creer que Argentina puede salir de su postración sin hacer absolutamente nada con un nivel de inflación insoportable, de gasto insostenible y un sistema productivo encadenado por cepos, ideología y mafias. Sí, mafias. Y, además, tener el tupé decir que no habrá ajuste cuando ya ajustaron con las jubilaciones, con la inflación y sobre todo en la espalda de la clase media.

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Argentina ya venía sufriendo por anticipado las consecuencias de un default y así lo marcaban los indicadores de riesgo país. Las dilaciones deliberadas a un acuerdo, las pretensiones inútiles de condicionar al Fondo, o los inflamados discursos, del Presidente incluido, tuvieron la delirante frutilla del postre en el reclamo explícito de optar por el default que vino del kirchnerismo más duro, como si los argentinos no supiéramos lo que es cruzar las puertas de ese infierno.

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Alberto Fernández

Querían chocar con el cometa y con todos nosotros adentro. Lo que cambia el escenario y no es poco, es que Argentina manifestó su voluntad de acuerdo. Y eso la saca por ahora de la colisión directa. Sin embargo, la realidad, es que el preacuerdo con el Fondo, aunque haya traído alivio, es aún una absoluta fantasía. Hay 50 día para que se concrete un acuerdo efectivo y ya se acabó la plata.

Hasta acá, gastaron hasta casi la última moneda de las reservas del Banco Central para costear el relato de Cristina. La demora no fue gratuita. Significó millones de dólares, crédito cero para el país y sus empresas, -que son las que deben generar trabajo-, escasez de dólares, devaluación, inflación y obviamente pobreza. Un limbo decadente pero que le permitía a la señora Kirchner continuar con su prosa populista.

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Una fuente del Fondo a la que le pregunté qué es un “entendimiento”, me lo describió como el hecho de que ambas partes “encontraron un rumbo para la conversación en vías de un acuerdo, pero que esto no significa un hecho consumado”. Es decir, por ahora, humo. Del entendimiento a los hechos hay mucho trecho y poco tiempo. 50 días y 500 noches. Y una señora que para salvarse ella no duda en llevarse puesta la república y todo lo que haga falta, incluido el futuro.

Dicen que Cristina tiene como biblia no afectar el consumo, pero eso también es parte de su discurso gastado. La inflación ha sido una política deliberada de su gobierno y del gobierno de su delegado y es el peor impuesto para los más vulnerables además de ser un multiplicador de pobres. Nadie consume realmente con plata que no vale nada y con privaciones que sólo se incrementan.

Cristina entiende que extender la negociación con el FMI, aunque eso también alargue la agonía del país, beneficia sus posibilidades políticas para 2023. Por eso Guzmán buscaba postergar hasta 2027 el déficit cero y debieron firmar 2025. ¿Alguien puede creer que será un sapo fácil de tragar para el kirchnerismo y para mamá e hijo Kirchner en el Congreso donde debe ser aprobado?

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Máximo Kirchner

Si fuera así, rompería con la tradición y la estadística. Y aquí aparece la otra pregunta incómoda. Si Cristina se opone, qué hará el Presidente. En todos los casos anteriores, reculó en chancletas cada vez que la señora Kirchner lo reprobó. Qué hará esta vez. Los antecedentes desde Vicentín en adelante, no lo favorecen. Ha sido un veleta de sí mismo en permanente contradicción. Nadie hizo nunca tanto para desguazar su propia autoridad como Alberto Fernández.

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