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Aviones, bancos, medios: las potencias occidentales elevan la presión y aíslan más a Moscú

Luego de anunciar el paquete más duro de sanciones económicas, la Unión Europea anunció una veda de su espacio aéreo a los aviones rusos, y a dos medios estatales rusos, RT y Sputnik

los alrededores de la plaza roja de moscú
Los alrededores de la Plaza Roja de Moscú
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WASHINGTON.- Decenas de personas se agolpaban en una larga fila para sacar dinero de un cajero automático en un centro comercial en las afueras de Moscú, un día después de que Occidente anunció el paquete de sanciones económicas más duro contra Rusia por la invasión Ucrania, que incluyó el compromiso de expulsar a bancos rusos del sistema Swift –la principal red de transferencias financieras internacionales– y restricciones al Banco Central para acceder a sus reservas, dos garrotazos a la economía rusa.

Esa primera muestra de pánico financiero en Rusia –una preámbulo de lo que muchos anticipan será una implosión económica este lunes– despuntó luego de la señal más contundente que han dado hasta ahora la Unión Europa y las potencias del G7 de su creciente determinación por castigar y frenar la ofensiva lanzada por el presidente ruso, Vladimir Putin.

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El blitzkrieg de represalias occidentales continuó este domingo, con tres notables anuncios de la Unión Europea: el cierre del espacio aéreo para los aviones rusos, incluidos los jets privados; una inédita decisión de financiar, por primera vez, la compra y entrega de armas a un país bajo ataque, en este caso, Ucrania, y una veda a la maquinaria propagandística de Rusia con una censura a dos de los principales medios estatales rusos, Russia Today y Sputnik.

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“Estamos cerrando el espacio aéreo de la UE para aviones de propiedad rusa, registrados en Rusia o controlados por Rusia. No podrán aterrizar, despegar o sobrevolar el territorio de la UE. Incluidos los jets privados de los oligarcas”, anunció Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

Las nuevas sanciones apretaron aún más la tenaza sobre Moscú al agregarse a la decisión tomada ayer de los principales países occidentales de desconectar a gran parte de los bancos rusos de la plataforma bancaria Swift, verdadero esqueleto del sistema financiero mundial, y las restricciones impuestas al Banco Central, una medida que apunta a poner al rublo en “caída libre” y convertir a Rusia en “un paria económico y financiero mundial”, según un alto funcionario del gobierno de Joe Biden. Rusia se ve enfrentada ahora a una importante zona de “no sobrevuelo” de Europa, una exclusión que la obligará a hacer importantes desvíos aéreos.

Japón fue el último miembro del G7 en anunciar su respaldo al último paquete de sanciones.

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“Tras el anuncio de Japón, todo el G7 ahora apoya la desconexión de bancos rusos seleccionados de Swift, las restricciones al Banco Central de Rusia y la sanción de líderes rusos clave, incluido el presidente Putin”, destacó la vocera presidencial, Jen Psaki.

Moscú: El presidente ruso, Vladimir Putin, llega para presidir una reunión del Consejo de Seguridad .
Moscú: El presidente ruso, Vladimir Putin, llega para presidir una reunión del Consejo de Seguridad .Alexey NIKOLSKY / SPUTNIK / AFP – SPUTNIK

Las restricciones al Banco Central ruso, que aún deben ser implementadas, le impedirían a Vladimir Putin utilizar los 630.000 millones de dólares de reservas en divisas para financiar su invasión ucraniana y defender el rublo. Moscú replicó a esas sanciones anunciando el congelamiento de haberes y la nacionalización de activos de empresas occidentales, y comenzó a su vez a prohibir a varios países el sobrevuelo de su territorio.

Criticada al principio por su falta de contundencia, la ofensiva de sanciones de Occidente escaló dramáticamente este fin de semana después de que dos potencias europeas, Italia y Alemania, dieran su respaldo a desterrar a bancos rusos del sistema Swift, una medida que resistieron inicialmente porque es la vía que utilizan para pagar las importaciones de gas ruso. Esas ventas de gas y las de petróleo de Rusia han quedado por ahora al margen de las sanciones. Europa y la Casa Blanca quieren evitar un castigo que pueda dañar sus propias economías, y temen que un cepo a las ventas de energía rusas pueda generar un rebrote inflacionario mayor al que provocó la reactivación global a la crisis causada por la pandemia del coronavirus.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, había hecho un desesperado pedido de ayuda a Europa y a Estados Unidos para que elevaran la presión sobre Putin con más sanciones y a que respaldaran la feroz defensa montada por los ucranianos, tanto las fuerzas armadas del país como los civiles, que salieron a enfrentar a los rusos en las calles de las principales ciudades del país.

Resta ver si las últimas señales de Occidente lograrán su objetivo final: disuadir a Putin de continuar su brutal ofensiva en Ucrania, y fortalecer a Zelensky en una eventual negociación para poner fin a la guerra.

La embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, se preocupó por remarcar en una entrevista con el canal CNN que, a pesar de que Occidente ha seguido una estrategia de escalar de manera calibrada las sanciones, “nada está fuera de la mesa”, y las potencias podrían todavía apretar aún más la tenaza sobre Moscú.

“Continuamos mirando a nuevas y aún más duras medidas contra los rusos”, dijo Thomas-Greenfield.

La escalada de Occidente contra Rusia ya ha ido incluso más allá de los gobiernos. A las cancelaciones de eventos deportivos en Rusia, como la final de la Champions League, la competición futbolística más importante de Europa, se agregan las decisiones de compañías de darle la espalda a Moscú. La petrolera británica British Petroleum, una de las principales energéticas globales, anunció que abandonará su participación accionaria en la compañía petrolera más grande de Rusia, Rosneft, lo que podría propinarle un golpe financiero de hasta 25.000 millones de dólares. BP ha estado en Rusia durante tres décadas y hasta hace apenas unas semanas defendía su presencia con determinación.

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