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Desilusión: el día en que el dueño de Edenor le escribió en secreto a Cristina Kirchner

Marcelo Mindlin
Marcelo Mindlin, presidente del grupo Pampa Energía, hasta hoy dueño de Edenor
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Marcelo Mindlin es uno de los hombres de negocios más importantes de la Argentina. Pese a que había fundado un imperio inmobiliario junto a Eduardo Elsztain (IRSA), decidió a mediados de la década pasada transitar su propio camino. El catalizador de esa independencia fue Edenor.

Muchos años después el propio Mindlin se arrepentiría de la decisión y hasta tomaría envión para contarle sus sensaciones a Cristina Kirchner, una dirigente a la que casi ningún empresario se animaba a decirle las cosas que realmente pensaba.

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En la mañana del 23 de febrero de 2011 Mindlin leyó en el diario Clarín que la empresa de telefonía móvil Personal recibiría un aumento de tarifas del 15%. El diálogo interno lo condujo a la molestia, ya que Edenor tenía tarifas congeladas desde hacía tiempo. Minutos después se sentó a escribirle una carta a la Presidenta.

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“Antes de comenzar a escribir sobre el motivo de mi carta, le pido sepa aceptar la espontaneidad con la que le escribo, pero creo que hay momentos en los cuales hay que decir las cosas como salen, con total franqueza”, arrancó.

Mindlin le recordó a la Presidenta que tenía un espíritu emprendedor y mencionó que, al igual que al Gobierno, le interesaba la conformación de una burguesía nacional.

La revelación llegó en el tercer párrafo: “Tengo que confesarle, hoy me sentí desilusionado y siento una vez más que me he equivocado con la elección del sector en el que participo”, le escribió.

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Era toda una sorpresa. Mindlin es reconocido como un gurú de las finanzas y había decidido incursionar en la economía real a través de la energía eléctrica. Sus colaboradores por aquellos años relataban que se fastidiaba cuando veía las ganancias de los bancos en comparación con las cifras que manejaban las empresas de servicios públicos.

Mindlin le recordó a Cristina Kirchner que las tarifas de Edenor estaban congeladas desde 1992 para el 90% de los usuarios Fuente: Archivo – Crédito: Reuters

El motivo de la indignación compartida con Cristina Kirchner era evidente. “Cuando hoy me entero de que nuevamente una telefónica aumenta sus tarifas el 15%, como parte de una tradición de dos aumentos por año que están aplicando hace varios años, en una compañía que ganó más de $1.800 millones y que ha podido repartir dividendos de centenares de millones de dólares, me pregunto qué es lo que hemos hecho tan mal las empresas eléctricas”, sostenía.

Mindlin le recordó a Cristina Kirchner que las tarifas de Edenor estaban congeladas para el 90% de los usuarios desde 1992 -cuando estaba en manos de otras empresas-, que en ese momento un hogar tipo gastaba en un día de utilización del servicio eléctrico menos que una persona al enviar dos mensajes de texto y que las empresas de energía atraviesan una situación crítica.

“Lo único que me gustaría es entender algún día las causas para tantas y tan enormes diferencias entre un sector y el resto del país. Especialmente cuando desde el sector eléctrico hemos hecho un enorme esfuerzo para satisfacer una demanda que creció 60% en el mismo período en que las tarifas estuvieron prácticamente congeladas y los salarios subieron 500%. Le escribo esta carta con el convencimiento de que es mi deber con quien tiene la máxima responsabilidad de conducir el país, contarle nuestra realidad con total franqueza”, concluía.

Mindlin mandó la carta, pero no tuvo respuesta. Nunca lo comentó en público, aunque reprodujo en varias ocasiones el argumento de que se había equivocado de sector.

Es probable que los pensamientos que le transmitió hace nueve años en la carta a Cristina Kirchner sean algunos de los que llevaron a Pampa Energía a venderle el negocio a Daniel Vila y José Luis Manzano. Es irónico: este tándem cercano al gobierno de Alberto Fernández se moría de ganas de poner un pie en los servicios públicos. Estuvo a punto de comprar Metrogas, pero Miguel Galuccio, entonces presidente de YPF, hizo que esa empresa quedara para el Estado con la bendición de la ahora vicepresidenta.

Vila se convenció de entrar a Metrogas cuando vio su factura residencial de gas. Era ridículamente baja y esperaba que aumentara. Lo mismo que llevó a Mindlin a plantearle reclamos a Cristina Kirchner jugó de manera opuesta ahora en el desembarco de los empresarios mendocinos en Edenor.

Mindlin sigue siendo presa de su espíritu localista y la búsqueda de nuevos negocios. Sus allegados dicen que pondrá lo que recaude en producir más gas en la Argentina. El tiempo dirá si se volvió a equivocar.

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