Vacunación Dengue

El poder es de Cristina y el cargo de Alberto

Este es el modelo de país para el que necesitan varios períodos de gobierno como pidió la vicepresidenta

cristina kirchner riendo
Vacunación Dengue

La sociedad política entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández fue concebida para la construcción de un proyecto de poder y de garantía de impunidad, y nunca para administrar o poner en marcha un proyecto de país. Si lo tienen, no lo demostraron en estos 19 meses de gestión. El problema que comienza a tener ese acuerdo es que el poder, ganado legítimamente a través de la voluntad popular, se diluye junto a la credibilidad de quien debe administrarlo.

Cristina Kirchner lo sabe y no lo esconde. Así lo hizo saber esta semana cuando en un acto en Avellaneda llamó a ordenar ese poder y dijo: “Alberto, tranquilo. Poné orden y no te pongas nervioso, no te enojes y metele para adelante”, como una capitana tratando de alentar a un subalterno que no para de equivocarse. No hay muchos casos en el mundo donde una vicepresidenta le pide al presidente que ponga orden.

Asistencia Pública
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Después apuntan hacia afuera, pero es allí donde nace la debilidad del primer mandatario. Aunque en este caso el “poné orden” tiene sus ribetes, está muy claro que en el Instituto Patria le cuentan los días a dos funcionarios muy cercanos de Alberto Fernández, el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y al vocero Juan Pablo Biondi. Vitobello es muy cercano al Presidente, fueron legisladores porteños juntos en 2000, integrando la lista de Domingo Cavallo.

Cumplimos

Pasaron los meses, pero la jefa no dejó de pensar esa idea que supo manifestar a fin del año pasado, Alberto eligió “funcionarios que no funcionan” y justamente son sus amigos. Claro que esa bronca delató una forma de administrar el poder que caracteriza al kirchnerismo, el problema radicó en que el desorden permitió que se difundiera una foto que demostraba un delito y que no debió ser pública.

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La foto del 14 de julio. Unas 12 personas junto al Presidente, sin barbijos ni distanciamiento social.

Para el kirchnerismo, la gravedad está puesta en la difusión y no en el hecho mismo. No sorprende esta reacción, lo hacen siempre. Cada vez que Cristina Kirchner habla de la supuesta persecución judicial sufrida durante el gobierno anterior, no se refiere a los hechos sino a las consecuencias. En el mismo acto señaló, refiriéndose al macrismo: “¿De qué república nos hablan quienes establecieron una mesa judicial? ¡República de morondanga era!”.

El problema sigue siendo la acción de la Justicia y no la causas que la llevaron a rendir cuenta ante ella. Una cultura del poder distintiva en el kirchnerismo donde no se repara, por ejemplo, en las declaraciones comprometedoras de los arrepentidos, como su excontador Víctor Manzanares, sino en las consecuencias procesales que las mismas generaron. Parece que, en una república que no sea de morondanga, lo dañoso no sería delinquir.

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Sino que los delitos sean de dominio público. Es por ello que cabe preguntarse si ¿Será este el modelo de país para el que necesitan varios períodos de gobierno, como pidió antes de ayer Cristina Kirchner? Ella es responsable de poner en práctica esta sociedad desigual entre “los Fernández”, donde el poder es de ella y el cargo de Alberto. Y así la cosa parece que no va a funcionar.

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